Revista GLOBAL

Activación urbana del espacio público a través del urbanismo táctico

por Alba Mizoocky Mota López
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La ciudad de Santo Domingo posee el potencial de desarrollar intervenciones urbanas efímeras bajo la metodología de urbanismo táctico, iniciativas que buscan hacer de la ciudad un laboratorio vivo para experimentar y encontrar soluciones colectivas a corto plazo, de rápida implementación y bajo presupuesto, que permitan testear y medir el impacto de una posible solución de los retos del espacio público a largo plazo. La autora presenta los resultados de la intervención efímera y las mediciones de impacto del urbanismo táctico realizado en la calle General Luperón con la plaza María Trinidad Sánchez, en la Ciudad Colonial de Santo Domingo, por parte de profesores y estudiantes de la asignatura de Diseño 7 de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña. Esto, con el fin de divulgar el efecto positivo de las nuevas herramientas de abordaje del espacio público, la participación ciudadana y la activación cultural para consolidar la visión colectiva del derecho a la ciudad y la apropiación urbana.

El Plan de Ordenamiento Territorial del Distrito Nacional describe el área de Santo Domingo «como el núcleo urbano más importante de la República Dominicana», que aporta un 46 % del producto interno bruto (PIB) y el 32.6 % del empleo nacional según el Plan de Desarrollo Económico Local del Gran Santo Domingo. Del total recaudado por la Dirección General de Impuestos Internos en el año 2017, el 85.7 % pertenece al Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo, que tienen en conjunto más de 4 millones de habitantes, entre población residente y flotante. La firma británica Oxford Economics posiciona a Santo Domingo como la ciudad latinoamericana con mayor crecimiento en América Latina y el Caribe, con un promedio de un 4.9 % anual hasta 2035, por encima de ciudades como Lima, Panamá o La Paz.

Sin embargo, acompañando a este creciente empuje económico, la metrópolis de Santo Domingo tiene enormes retos en cuanto a su planificación territorial y las transformaciones sociales necesarias en consonancia con la visión de nuestra Estrategia Nacional de Desarrollo y la gestión estratégica y participativa para la implementación eficiente de los postulados de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en especial el Objetivo 11, y la Nueva Agenda Urbana.

Recordemos la visión de la Estrategia Nacional de Desarrollo: «República Dominicana es un país próspero, donde las personas viven dignamente, apegadas a valores éticos y en el marco de una democracia participativa que garantiza el Estado social y democrático de derecho y promueve la equidad, la igualdad de oportunidades, la justicia social, que gestiona y aprovecha sus recursos para desarrollarse de forma innovadora, sostenible y territorialmente equilibrada e integrada y se inserta competitivamente en la economía global».

El informe sobre el estado de la prosperidad del área metropolitana de Santo Domingo, realizado en el año 2018, evalúa el desarrollo urbano sostenible a través de seis dimensiones clave: diseño y planeación urbana, ecología y medio ambiente, economía urbana y finanzas, infraestructura, gobernanza y legislación, y equidad y cohesión social. Las ciudades integran dinámicas socioculturales, económicas y ambientales, además de su patrimonio construido, enfrentando desafíos interconectados. En este contexto, la implementación de la Nueva Agenda Urbana y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, junto con políticas de planificación multinivel, promueve una urbanización más inclusiva, resiliente y económicamente viable.

En cuanto al diseño y planeación urbana, particularmente en la dimensión del espacio público, se evidencia un desempeño deficiente en el área metropolitana, con un 42.94 % en la escala del Calculation Prosperity Index, mientras que el Distrito Nacional muestra un desempeño moderadamente sólido con un 61.74 %. La Ciudad Colonial de Santo Domingo, dentro del Distrito Nacional, se destaca por su accesibilidad y cobertura de espacio público. Sin embargo, la mejora de la vitalidad de sus calles y plazas fortalecería su cohesión social, identidad cívica y prosperidad urbana.

En este texto estudiamos un piloto temporal de activación urbana a través de urbanismo táctico en la calle General Luperón con la calle 19 de Marzo, en la Ciudad Colonial, y los resultados de las mediciones anteriores y posteriores a la implementación del diseño y la activación cultural, a fin de analizar las repercusiones espaciales y socioeconómicas de la intervención urbana efímera y su potencial en intervenciones futuras.

Aproximación al espacio público de la Ciudad Colonial de Santo Domingo

Según el instrumento de planificación territorial del Distrito Nacional, la conformación vial de la Ciudad Colonial, perteneciente a la circunscripción uno, se compone en su mayor extensión de vías locales que conectan con vías principales y arterias menores hacia el resto del territorio municipal y metropolitano. Estas vías de tránsito moderado circundadas de áreas residenciales, comerciales y entornos patrimoniales suponen una aproximación hacia la recuperación de espacios vitales para la interacción social entre residentes y visitantes.

El flujo de peatones prima sobre el flujo vehicular con relación al resto de la ciudad. En una simple observación empírica, se aprecia que posee una calle peatonal, diversas plazas públicas, unos pocos parques con arbolado y capa vegetal predominante, callejones, explanadas patrimoniales y un paseo marítimo, que conforman, junto a las demás calles y aceras, un entramado de espacio público abierto y privilegiado en el Distrito Nacional y en el país. Cabe destacar que en los últimos años se han ejecutado mejoras en las infraestructuras urbanas (espacio público como vías y aceras, alcantarillado, luminarias, etc.) y los sitios patrimoniales (museos, iglesias y monumentos), un proceso que comenzó en 2012 a través del Programa Integral de Desarrollo Turístico y Urbano de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, con fondos internacionales del Banco Interamericano de Desarrollo. Actualmente, una segunda etapa se concentra en la habitabilidad de los residentes y la dinamización de la economía local, elementos importantes para contrarrestar fenómenos como la gentrificación y el abandono de las zonas residenciales, recuperando la vitalidad de la cotidianidad de los residentes de la Ciudad Colonial, que ya en el Plan Lombardi (2006) se señalaba como una estrategia de defensa del uso habitacional.

Sobre la base de esta red peatonal ya establecida, se llevó a cabo un piloto de activación urbana en la calle General Luperón y la plaza María Trinidad Sánchez, utilizando la metodología de urbanismo táctico. Esta intervención temporal, de rápida ejecución y bajo costo, buscó generar un alto impacto en el flujo de peatones y en la dinamización de la economía local. Además, permitió evaluar, a través de mediciones comparativas, la viabilidad de una transformación permanente considerando tres aspectos clave:

1) La configuración y funcionalidad de los elementos urbanos incorporados.
2) La pertinencia de las actividades socioculturales en relación con la identidad y las dinámicas del entorno.
3) El impacto psicosocial en la percepción y el comportamiento de los usuarios en el espacio urbano.

Vitalidad urbana y participación ciudadana

La intelectual estadounidense Jane Jacobs analizó ampliamente la vitalidad y la diversificación de la vida pública haciendo énfasis en dos elementos fundamentales. Nos referimos a las calles y las aceras para garantizar la seguridad ciudadana, las zonas de contacto, las conexiones interbarriales y los usos mixtos de los edificios que la autora enuncia en su libro Muerte y vida de las grandes ciudades.

Las calles y las aceras son los elementos más democráticos de la interacción pública y social de una ciudad, donde se concentra la mayor vitalidad urbana, el espacio público más difuso y continuo, pero su función no es solo la de conectar las distintas zonas o permitir el tránsito de personas y mercancías de la ciudad; las calles y aceras representan la encarnación misma de la vida, con sus dinámicas humanas que se transfieren desde el espacio privado al espacio público. Las ciudades con una buena infraestructura pública que prioriza el espacio público no solo tienen altas probabilidades de ser más seguras, sino también más versátiles y comprometidas con su buen funcionamiento.

Un elemento importante que describe la autora con relación a las calles y aceras animadas de las grandes ciudades es la sensación de seguridad en medio de tantos desconocidos. Para esto señala tres rasgos importantes que debe poseer una calle:

1) Debe estar delimitado claramente el espacio público respecto al espacio privado y posibles espacios de transición (semiprivado/ semipúblico).
2) El diseño de las fachadas que dan hacia la calle debe contemplar la permeabilidad visual para tener «los ojos en la calle» e involucrar a los residentes en las dinámicas que suceden en el espacio público.
3) La acera debe tener constantemente usuarios para aumentar la sensación de una calle segura y dinamizar con pequeños elementos que acompañan al peatón.

Otro aspecto relevante en la conformación de calles y aceras más humanas y presente en toda su dimensión de tránsito y permanencia, capaz de generar encuentros en la dinámica pública, es el grado de confianza en la interacción entre desconocidos y más aún entre vecinos conocidos. Rescato de la autora lo siguiente: «la suma de todos los contactos casuales y públicos en un nivel local, la mayoría de ellos fortuitos, la mayoría propiciados por recados que la gente hace para sí misma, no por encargo, es un sentimiento de identidad pública de la gente, una red de respeto público y de confianza, y un recurso en los momentos de necesidad personal o vecinal. La ausencia de esta confianza es un desastre para las calles de una ciudad. Su cultivo no puede institucionalizarse. Y, por encima de todo, no implica ningún compromiso privado».

Otro autor importante en el discurso teórico sobre la vitalidad urbana es el arquitecto Jan Gehl. En su libro La humanización del espacio urbano, explica la estrecha relación entre el espacio físico (el diseño de las ciudades y la arquitectura) y las actividades humanas de contacto. Sin embargo, la arquitectura no es suficiente para propiciar relaciones humanas más profundas, se necesitan intereses comunes que generen sentido de pertenencia ligado a problemas compartidos o afinidades socioculturales que definan un común denominador para encontrarse, conversar y permanecer en el espacio público por un tiempo prolongado, más allá de transitar hacia las actividades operativas cotidianas.

El diseño urbano y la arquitectura pueden facilitar o entorpecer las relaciones humanas prolongadas en el espacio público. El diseño de nuestras ciudades contemporáneas que prioriza al vehículo sobre los peatones es el perfecto ejemplo de la influencia física que ejerce sobre la condiciones psicosociales de las personas, creando barreras urbanas, proyectos urbanos que niegan la calle, desertificando la acera sin arbolado urbano, sectorizando y subdividiendo a los grupos sociales, generando un efecto controlador y separador de la población urbana.

Gehl introduce lo que hoy en día se denomina efecto viral: cuando un individuo o un grupo de individuos hace algo en el espacio público, hay una clara tendencia a que otros se interesen en participar, creando una red social de interacción y retroalimentación social positiva que genera la unión de nuevos individuos y, con ello, nuevas experiencias vivenciales que se prologan en el tiempo más allá del destinado habitualmente para estar en el espacio público. Al dinamizar el espacio democrático por excelencia a través de un diseño físico accesible y abierto, junto con una agenda de activación plural que fomente la elevación de la cultura común, las actividades crecen en calidad y cantidad, se recupera la vitalidad urbana y se ahuyenta el vandalismo, la apatía colectiva, la desintegración de la vida pública y la delincuencia.

La participación ciudadana en los procesos de obtener ciudades e instituciones más transparentes y equitativas ha tomado gran fuerza en toda Latinoamérica y el Caribe. El posicionamiento de la sociedad organizada y los grupos civiles está teniendo una gran incidencia en la política actual del continente americano, de España y otros países del mundo. En el ámbito urbano, la sociedad neoliberal está cada vez más desligada de los procesos complejos de hacer ciudad; sin embargo, en los últimos años se han dado pequeños pasos en la inclusión de la ciudadanía para revestir su rol de ser el catalizador y eje central de las intervenciones urbanas y de la toma de decisiones, que se materializa no en el valor de la propiedad o el control de las acciones, sino en el valor agregado del uso común y el fortalecimiento recíproco para llevar a cabo juntos los procesos de planificación, discusión, implementación y gestión del territorio que nos contiene.

Se necesitan nuevos abordajes para incluir la participación ciudadana en una red articulada de coordinación multiescalar y multinivel. Cada vez más la población representa un papel determinante en la construcción de resiliencia urbana, un agente de cambio e innovación donde es vital promover procesos y plataformas participativas que respondan a realidades locales, pero que vinculen a su vez las problemáticas globales, enfocando las transformaciones urbanas desde una perspectiva socioecológica. También hay que fortalecer los grupos sociales instalados que puedan servir de motor para nuevas iniciativas; crear redes de intercambios a distintas escalas; fortalecer la coordinación intersectorial y el diálogo entre la ciudadanía y las administraciones locales; y, en general, privilegiar la multidisciplinariedad, la diversidad y la creatividad de las iniciativas. En esta dinámica enérgica de interacción horizontal y vertical en la toma de decisiones, estamos ante una nueva forma de pensar y concebir el proyecto de ciudad. Sin duda, la participación ciudadana en la construcción de resiliencia urbana representa la oportunidad de visualizar un proyecto de ciudad consciente, deliberado y público.

Piloto de activación urbana

La plaza María Trinidad Sánchez se ubica en el contexto patrimonial de la Ciudad Colonial de Santo Domingo; limita al este con la calle 19 de Marzo, al norte con la calle Las Mercedes, al sur con la calle General Luperón y al oeste con la calle José Reyes, con un área total de 414 m2.

Sus elementos estructuradores están compuestos por la plaza dura triangular, una escultura con el busto de la heroína nacional María Trinidad Sánchez, un asta con la bandera nacional, dos árboles: un roble y un flamboyán emplazados en una porción de tierra hacia el oeste de la plaza, y el mobiliario urbano presente se compone de ocho bancos de metal dispuestos entorno a la escultura.

De acuerdo a su escala y usos frecuentes, se considera una plaza pública de connotación vecinal, de bajo flujo vehicular en la calle General Luperón y flujo alto y medio en las calles Las Mercedes y 19 de Marzo, respectivamente. Según el conteo de personas realizado antes de la implementación del urbanismo táctico, circulaban unas 95 personas a pie en horarios de 9:45 a. m. a 6:05 p. m. y un tránsito vehicular mayor, de 319 vehículos, 55 autobuses, 80 motores y 19 bicicletas en el mismo horario. Otro elemento presente en el estado situacional de la plaza es la condición particular de la calle General Luperón, considerada de bajo flujo vehicular. Se presenta como una calle de parqueo, con sombra proyectada de más de un 40 % de la superficie asfáltica que genera un microclima propicio para la permanencia. Con una extensión de 54 m de largo por 8.5 m de ancho, el diseño triangular de la plaza privilegia la calle de jerarquización local para ser tomada como área de intervención del proyecto efímero de urbanismo táctico y activación urbana cultural.

Proyecto de diseño

Para la concepción de la propuesta se agotó un proceso de levantamiento y análisis de información física y sensorial del área de intervención y del entorno inmediato, cuyos resultados construyeron las bases para un diseño que genere un impacto positivo, enriqueciendo las áreas de descanso, creando polivalencia urbana, mayor permanencia en el espacio, desplazamientos multidireccionales, nuevos recorridos, mejores imaginarios y experiencias vivenciales en el espacio público vecinal. Tomando la información del análisis, se da paso a un proceso conceptual en el que se toma en cuenta la atracción del peatón como el objetivo principal.

A través de las necesidades de diseño, y sobre todo considerando la importancia que tiene nuestra Ciudad Colonial para el mundo, transformar este tramo de calle con un flujo vehicular de moderado a bajo y por sus condiciones morfológicas es una oportunidad para proyectarlo como lugar potencial de la apropiación de un espacio público de alta calidad, transformándolo en una calle peatonal para medir el impacto y las decisiones de diseño más idóneas que ayuden a tomar decisiones para su posterior transformación futura. La disposición flexible y modular del mobiliario urbano hace que el usuario rediseñe el espacio según la actividad a desarrollar, permitiendo así la apropiación ciudadana y reconfigurando los recorridos planteados y las zonas dispuestas en el diseño original. El espacio público adquiere la connotación de laboratorio vivo y multiplicador de diversas maneras de componer y recomponer el espacio. La fase de implementación se llevó a cabo en dos semanas junto con los estudiantes de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), la Junta de Vecinos y niños de la comunidad de la zona comprendida entre las calles El Conde y Las Mercedes.

Activación cultural

Junto con la habilitación del espacio peatonal se realizó una propuesta de activación cultural para dinamizar el nuevo espacio público de la calle General Luperón. La idea central consistió en ofrecer una agenda dedicada al arte, el bienestar humano y la sostenibilidad urbana, con talleres de pintura para niños, galería de arte al aire libre con piezas a gran escala de artistas icónicos, intercambio de libros usados, performance de peatones ópticos, meditación, charlas sobre sostenibilidad urbana, emprendimiento y economía naranja, así como música en vivo.

La calle, como sistema urbano público, retoma su significado de servir de plataforma cívica donde se promueve la vida pública en su expresión más humana y abierta, donde todos puedan sentirse parte de una colectividad y donde se multipliquen espacios de permanencia e interacciones sociales más profundas.

Instrumentos de mediciones

Los instrumentos de mediciones implementados se distribuyeron en dos momentos específicos, previo a la implementación del piloto temporal y durante la activación cultural, en el lapso de dos semanas aproximadamente. Los aspectos a medir convergen en dos grandes aspectos: la fisionomía urbana (morfología urbana, conectividad, clima, usos de suelo, altimetría, elementos del espacio público) y lo psicosocial (movilidad peatonal, movilidad vehicular, actividades, tiempos de permanencia, número de personas, rango etario, género, seguridad ciudadana, campo social, recorrido, modalidad de desplazamientos). Las herramientas utilizadas van desde encuestas, conteo de personas, fotografías, levantamientos planimétricos, descripción de personas y actividades realizadas en el espacio público, observación simple, hasta entrevistas y documentación técnica existente.

Resultados de impacto

Género y rango etario: Durante el levantamiento de información a través de encuestas se verificó la presencia del género masculino en el espacio público en un 64.2 % como predominante, frente a un 35.7 % de la presencia femenina. El mayor rango etario representado fueron los individuos entre 15 y 25 años en el caso de las mujeres y de más de 60 años en el caso de los hombres, con un 44 % en horario comprendido de 9:45 a. m. a 12:10 p. m.

Actividades frecuentes: A través de observación y encuestas, se levantaron las actividades frecuentes en el área de intervención; en mayor proporción se registró el uso del espacio para descansar, transitar y conversar, y en menor proporción para las actividades de lectura y fotografía. No se observaron niños jugando. Concluimos que las zonas de mayor sombra son atractivas para actividades dirigidas al descanso y la socialización. Las aceras aledañas sirven de conectoras para el tránsito de peatones hacia sus puestos de trabajo y de lugar informal de espera para el transporte público.

Cada ocho minutos se realizaban las encuestas en un tiempo aproximado de 4 horas de 9:45 a.m. a 12:05 meridiano, con un total de 30 encuestados. En la tanda vespertina, la población observada y encuestada aumentó considerablemente, a un total de 67 personas. Gracias a las zonas de mayor sombra, la permanencia y el flujo de personas aumentó, se realizó la medición en el mismo rango de tiempo (4 horas) de 2:16 p.m. a 6:20 p.m., donde se observaron nuevas actividades en el espacio público, como las actividades de juego y paseo de animales, y la integración a la vida pública de los niños y jóvenes de la zona aledaña. Las actividades de descanso y socialización se mantienen como prioritarias y las actividades de juego, comida y paseo de animales siguen en rango de prioridad.

En el mapeo de actividades se concentran las personas en el centro de la plaza María Trinidad Sánchez, donde los cambios en la proyección de la sombra favorecen la permanencia en la plaza dura. Las condicionantes de tránsito rodado de la calle General Luperón generan una separación en el uso de la calle para juego y esparcimiento; sin embargo, se observan actividades de paseo en la acera sur de la calle.

Área peatonal y vehicular: Este espacio es de poca circulación peatonal debido a que no se realizan frecuentemente actividades planificadas ni espontáneas que mantengan la vitalidad urbana de la plaza. Además, no es accesible para usuarios de movilidad reducida debido a la altura de la acera (30 cm) y la ausencia de rampas de acceso. Actualmente, la zona de intervención cuenta con una pequeña cantidad de área peatonal que se desarrolla en la plaza y las aceras aledañas a esta, y se suma una gran área vehicular en la cual se identifican tres calles: General Luperón, Mercedes y 19 de Marzo, las cuales suelen ser de un tráfico elevado, principalmente los fines de semana. Comparando el área peatonal de un 34 % con la vehicular de un 66 %, se puede apreciar la desproporcionalidad que hay entre dichos elementos, lo cual nos hace perder oportunidades para el espacio de relación social y recreación.

Usuarios activos: A través de las encuestas se diferenciaron los usuarios activos en cuatro categorías: residentes, visitantes locales turistas y empleados no residentes. Durante los tiempos de observación y levantamiento se verifica un mayor flujo de visitantes locales y empleados no residentes transitando por el área de intervención, en menor proporción de residentes y un escaso o nulo flujo de turistas. Es importante correlacionar el uso de suelo del entorno de la plaza María Trinidad Sánchez con estos datos; el uso predominante es comercial (39 %), inmuebles en desuso (33 %) y habitacional (17 %), valores que justifican la menor proporción de residentes transitando por el entorno inmediato de la plaza.

Flujos peatonales: La mayor movilidad peatonal se realiza en dirección suroeste a noreste debido a que la zona más atractiva y vital de la Ciudad Colonial se encuentra en esta dirección, como el Panteón de la Patria, el Museo de las Casas Reales, la plaza de España, entre otros. Verificamos un flujo peatonal alto en la acera de la calle Las Mercedes que posee una ruta de autobús y es la vía de salida de la Ciudad Colonial hacia el este del resto de la ciudad. La calle 19 de Marzo posee una baja movilidad peatonal, nos llama la atención por ser la vía conectora con la calle peatonal El Conde y otros sitios de carácter patrimonial como la catedral de Santo Domingo, el Palacio Consistorial y otros parques y plazas que conforman el circuito de espacio público al sur de la Ciudad Colonial. La calle General Luperón presenta un flujo medio por su condición de vía íntima y resguardada de la alta movilidad vehicular de la calle Las Mercedes. Entre la plaza, las calles y aceras aledañas se genera un flujo que converge en el centro de la plaza dura del espacio público delimitado.

Flujo vehicular: La circulación vehicular en el área donde se encuentra la zona a intervenir mantiene un flujo constante y elevado de vehículos principalmente automóviles. Esas calles solo cuentan con una ruta de transporte público en la calle Las Mercedes. Por otro lado, el uso de bicicletas en el área es reducido. Otro aspecto es el uso de motores en la zona, que tienen el segundo número más alto en el conteo, pero aun así el número de motores no alcanza el 50 % de las cifras de los automóviles. Es importante resaltar que la calle Gral. Luperón es mayormente utilizada como estacionamiento para los residentes del entorno y visitantes ocasionales.

Tiempo de permanencia: A través de la observación de los usuarios frecuentes, con la herramienta del conteo de personas se cuantifica el tiempo de permanencia en el espacio público, que arroja un promedio de 15 a 21 minutos en un tiempo de levantamiento de 4 horas en la tanda matutina y 4 horas en la tanda vespertina.

Amplitud del campo visual: El ser humano, por sus condiciones naturales, ejecuta un desplazamiento sensorial horizontal a unos 5 kilómetros por hora, orientado por su visión binocular de aproximadamente 60° hacia el frente, la apertura hacia arriba y hacia abajo quedan mucho más estrechas, alrededor de 55°. En la calle General Luperón y sus aceras aledañas se estableció la caminata del usuario como predominantemente lineal y unidireccional, desde un punto A a un punto B, sin elementos que articulen el desplazamiento. Empero, dentro de la plaza se articula el espacio con el mobiliario urbano para descansar y el monumento con el busto de la heroína nacional, estableciendo un desplazamiento horizontal lineal y céntrico, con apertura visual más estimulada a la rotación y el encuentro, de aproximadamente 91.5°.

Mediciones y evaluaciones ex post

Género y rango etario: Luego de la intervención del proyecto temporal de urbanismo táctico, durante la activación cultural, la población del género masculino fue del 39.3 % y la del género femenino del 60.7 %, y se verificó un incremento del género femenino en ambas tandas (matutina de un 21.4 % y vespertina de un 25.8 %).

Flujos peatonales: Se generaron nuevos puntos de atractivo con la implementación del diseño, mural de piso, estructurador de la orientación del mobiliario flexible y modular, actividades culturales que generaron nuevos flujos, accesos y zonas de concentración.

Nuevas actividades: A partir de la agenda cultural vinculada al arte, la lectura y el bienestar físico emocional, se generaron nuevas actividades ausentes en el levantamiento previo; la meditación, la pintura y los juegos de mesa aumentan su presencia entre los usuarios de la calle General Luperón y la plaza María Trinidad Sánchez.

Área peatonal y vehicular: La nueva calle peatonal desarrollada en el piloto produjo un aumento del 21 % de área peatonal para el disfrute de los usuarios, la plaza gana nuevo territorio público, mejor aislamiento acústico al retirar la interacción social hacia el interior de la calle, más seguridad urbana para niños y ancianos que frecuentan la plaza, se disfruta de la sombra generada hacia la calle durante todo el día, y el peatón gana espacio de permanencia al vehículo rodado.

Usuarios activos: De la población encuestada durante la activación urbana, un 25 % es residente de la zona aledaña, un 38 % es visitante de otras zonas de la ciudad, un 16 % es trabajador no residente y un 21 % turistas.

Permanencia en el espacio público: A partir de la experiencia de las actividades planteadas en la activación urbana y la peatonalización, el usuario activo adquiere confianza y participa en la dinámica de compartir su tiempo con otros usuarios generando la vitalidad necesaria para la vida pública. En el horario matutino, el tiempo de permanencia es aproximadamente de 1.5 horas y en el horario vespertino es de 3 horas.

Conclusiones

Esta activación urbana en Santo Domingo se consolida como un caso de éxito, que demuestra que las intervenciones efímeras pueden transformar el espacio público, fortalecer la cohesión social y dinamizar la economía local.

El aumento del 70 % en la participación femenina refleja una mayor percepción de seguridad y apropiación del espacio. El incremento de visitantes locales y turistas (+7.5 % y +23 %) evidencia el potencial de estas estrategias para atraer nuevos usuarios, mientras que la ampliación del espacio peatonal en un 21 % genera ambientesmás inclusivos y seguros. Además, la permanencia de los usuarios pasa de 20 minutos a 2 horas y 40 minutos, validando el impacto positivo de la programación cultural y la oferta de actividades colectivas. Este caso sienta las bases para futuras intervenciones efímeras, resaltando su capacidad de revitalizar el entorno urbano y consolidar una cultura de apropiación ciudadana del espacio público.

Detalle del análisis comparativo

Género: Se evidencia un considerable aumento del 70 % de la población del género femenino que disfruta de la activación urbana propuesta.

Usuarios activos: Se incrementan los usuarios potenciales, como visitantes locales y turistas, en un 7.5 % y 23 % respectivamente; el trabajador no residente disminuye en un 25 % y el residente disminuye en un 8 % con respecto a las mediciones realizadas previo a la activación urbana. Entendemos esta disminución como natural por realizarse la activación en fin de semana, donde una proporción de empleados están libres o, por el contrario, están más ocupados; en cuanto a la leve disminución de los residentes, la asociamos a una difusión poco efectiva entre los residentes del entorno cercano no inmediato.

Conteo de personas aproximado: Durante la implementación de la activación urbana con una agenda cultural y peatonalización de la calle, a las actividades de la tanda vespertina asistieron 152 personas y a la tanda vespertina 337 personas aproximadamente, para un total de 489 personas. El rango etario más difuso fue de jóvenes entre 15 y 24 años, con un 30 % en horarios de la mañana y un 39 % en horarios de la tarde; seguidos por adultos mayores entre 24 y 60 años, con un 31 % en horarios de la mañana y 24 % en horarios de la tarde; los niños entre 0 y 15 años tuvieron presencia en un 27 % en horarios de la mañana y un 14 % en horarios de la tarde.

Área peatonal y vehicular: La ganancia de un 21 % de nuevo espacio público exclusivamente peatonal es uno de los valores más importantes de la intervención en la calle destinada a parqueo y tránsito vehicular que generó mayor confianza entre los usuarios de distintas procedencias, edades y niveles sociales. Esta es la prueba contundente de que en la medida que los espacios se vuelven vitales generan mayor cohesión social, fortalecimiento de la economía local y mejores ambientes urbanos.

Permanencia en el espacio público: A partir de la experiencia de las actividades planteadas en la activación urbana y la peatonalización, el usuario activo adquiere confianza y participa en la dinámica de compartir su tiempo con otros usuarios, generando la vitalidad necesaria para la vida pública; se aumentó la permanencia promedio de 20 minutos a 2 horas y 40 minutos

Aumento de actividades colectivas: A partir de la activación cultural, aumenta la oferta de actividades colectivas en el espacio público, como meditación, taller de pintura para niños y charlas abiertas, y disminuyen las actividades individuales como fumar y uso del celular.

Desafíos para mediciones e intervenciones efímeras futuras en Santo Domingo:
– Priorizar la atención especial a la correcta recolección de los datos a medir, estableciendo un rigor científico que nos acerque a la veracidad de las dinámicas urbanas existentes y los impactos generados con las intervenciones efímeras.
– Encontrar el valor inherente que existe en tener la oportunidad de implementar proyectos efímeros en la ciudad, para fines más transcendentes que la implementación misma, como la constante observación del fenómeno de habitar, el estudio de la vida pública, las interacciones sociales ser humano-ciudad, la participación ciudadana en los procesos urbanos, la puesta en valor del espacio público a través del diseño y sus repercusiones en los procesos sensoriales del ser humano.
– Integrar nuevas metodologías de abordaje del espacio construido, mediciones más profundas que se acercan a conocer estados anímicos y sensoriales de quienes viven las experiencias que proponemos, diseñamos e implementamos.
– Reconocer y debatir los desafíos de la gobernanza local y los procesos administrativos y normativos desfasados de cara a las nuevas aproximaciones al espacio público, el más democrático de todos.
– Preservar la continuidad en el tiempo a través de líneas de investigación, semilleros de investigación y vinculación con colectivos urbanos y redes de pensamiento urbano que transciendan lo académico y se multipliquen hacia una ciudadanía crítica.
– Superar la falta de regulación específica. La burocracia institucional y la limitada articulación entre actores públicos y privados obstaculizan la transición de proyectos temporales a soluciones permanentes. Asegurar financiamiento, normativas claras y participación ciudadana es clave para consolidar intervenciones exitosas en estrategias a largo plazo.


1 comment

Hosting Venezuela mayo 8, 2025 - 10:19 pm

¡Wow! Justo lo que necesitaba escuchar. ¿Alguien más lo ha probado? Me encantaría saber sus experiencias.

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