Se reconoce en el folclore al baile y la danza hoy día como expresiones dancísticas, entre otras, y es muy común denominar solamente danza folclórica a ambas. En algunos países de América Latina estos conceptos mantienen significados diferentes, como es el caso de Panamá, donde la danza está definida como expresión que incluye diálogos y representaciones, en tanto el baile es mayormente libre, solo movimientos sin diálogos. El autor trata de establecer estos enfoques un poco semánticos como una base fundamental para el estudio, la descripción o análisis de cualquier baile en América Latina. Su estudio contiene rigor científico, a causa de su formación, y su valor didáctico es de imprescindible utilidad para especialistas y estudiosos del folclore, así como para lectores interesados en certificar sus conocimientos sobre el tema.
Uno de los temas más inquietantes dentro del folclore de cualquier país es, sin duda, sus bailes y sus danzas folclóricas o tradicionales, y Panamá no escapa a este contexto. Los bailes folclóricos forman parte esencial del patrimonio cultural de cualquier nación del mundo, hecho que nos motiva a ofrecer una serie de consideraciones sobre este tema, producto de experiencias en la investigación del folclore panameño durante muchos años.
En cada región del mundo, existe variedad en los bailes o expresiones dancísticas. En Panamá también es muy propia esta variedad, ya que existe en todo el territorio ístmico una importante diversidad cultural producto de su evolutiva historia como país de tránsito a través de los años, diversidad esta que se ve reflejada también en sus bailes y sus danzas tradicionales.
Al hablar sobre el patrimonio dancístico panameño, se precisa organizar una serie de aspectos que son de suma consideración en torno a su investigación y estudio, pues desde un enfoque científico, hecho que no queremos descartar, obliga a profundizar en una serie de temas que pueden confundirse debido a la poca información que se mantiene del mismo. Por esta razón, nuestro aporte con este compendio será reflejado inicialmente en base a metodologías y contenidos que logren un sentido viable, práctico, descriptivo, orientador y muy básico para nuestros lectores. En tanto, a la posteridad hemos de ofrecer enfoques basados en teorías y estudios más circunspectos sobre la danza y el baile folclórico en Panamá, tal y como cabe comparativamente dicha traza especializada a la mano de la folclorología y las ciencias conexas a esta, propiciando una verdadera perspectiva científica en nuestro trabajo investigativo e informativo, objetivo principal que nos ha motivado a presentarles estos argumentos.
Cuando se habla de bailes folclóricos o bailes tradicionales, hemos visto que se reducen al término «danza», ofreciéndole una igualdad o paridad, una doble significación, a este término. Al mencionar el término «danza» se incluye también al baile en la mayoría de los casos. Esta reflexión la podemos constatar cuando se trata de penetrar en un estudio sobre la «historia de la danza», la cual encierra claramente el baile y la danza en un solo significado para ambos. En América Latina es muy propio el uso del término «danza» para referirse a los bailes ya sean folclóricos o tradicionales, o a expresiones dancísticas en general, aunque existen casos aislados que tratan de ofrecer significados claros a sus expresiones tradicionales. Sobre esta nominación de baile y danza, en Panamá el asunto difiere de lo que se maneja en algunos países latinoamericanos hoy día. Con el correr de los años, a medida que se investigaron los bailes del folclore panameño, los cantos, los instrumentos, entre otras prácticas populares, recae sobre el profesor Manuel Fernando Zárate, especialista y recolector de muchas tradiciones panameñas, la responsabilidad de desplegar su criterio, el cual ha prevalecido en nuestro país, cuando al hablar de bailes tradicionales panameños se separa la connotación de danza tradicional versus baile propiamente dicho, dándoles significados distintos. Estos datos fueron presentados en su obra de investigación folclórica denominada Tambor y socavón (1959), donde este autor presenta un cuadro clasificatorio que ha sido el punto de partida e ideario para aquellos que se han dedicado a los quehaceres dancísticos en nuestro país, y los que han tratado de dar una significación a estas expresiones de la sabiduría popular panameña.
De aquí, nuestro punto de partida, donde haremos señalamientos en torno al baile folclórico y a la danza folclórica de Panamá, separadamente, tal y como lo hemos asimilado desde los inicios a través de don Manuel Fernando Zárate, fundamento y esquema que plasmaremos en este sumario investigativo. También, incluiremos algunas consideraciones de actores vinculados a la danza tradicional latinoamericana y, sobre todo, al contexto actual de las proyecciones folclóricas, que han ocupado un importante lugar en la difusión de este patrimonio dancístico que, pese a la modernidad, ha sobrevivido a los tiempos y a los espacios y que se constituye día a día en un baluarte que requiere intervenciones con miras a evitar su extinción. Los avances tecnológicos y sociales de la humanidad ofrecen cambios radicales en la conducta del ser humano, desechando, sobre todo, modelos ultrapasados que, por preceptos de su uso, pueden reinventarse, dando paso a nuevas formas de socialización donde el baile y la danza reciben día a día variaciones de acuerdo a la interpretación que los tiempos requieran. Veamos las denominaciones concretas de baile y de danza, basadas en los significados conceptuales.
Concepto. Definición de baile
Si tratamos de buscar una definición de la palabra «baile», podemos encontrar significados diversos, hecho que nos permite presentar una particular variedad en los conceptos y una total interrelación de la palabra «baile» con la palabra «danza». Ejemplificamos con estas definiciones: «Baile: m. Acción de bailar. Danza, acción de bailar. Sucesión de movimientos ejecutados según un orden y ritmo determinados que recibe un nombre particular como vals, polca, etc.». Encontramos definiciones más abiertas o explícitas, como, por ejemplo, la siguiente: «Se denomina baile al acto de realizar una danza, en la cual una persona utiliza su cuerpo para realizar movimientos al compás o al ritmo de una música o melodía, con el fin de expresar un mensaje, por tradición o con el objetivo de entretenerse». Más adelante, nos refiere lo siguiente esta fuente: «el baile es utilizado como parte de una tradición inherente a una tradición».
Concepto. Definición de danza
De la misma fuente anterior deseamos comparar lo que señala el diccionario sobre el término «Danza: s.f. Movimiento rítmico del cuerpo, generalmente acompañado de música. Acción y efecto de danzar (bailar)».
Explorando entonces definiciones un poco más amplias del término, podemos encontrar nociones tales como: «Término que se refiere a la sucesión de movimientos del cuerpo ejecutada según un ritmo; generalmente va acompañada de música rítmica o melódica, o de textos y vocalizaciones entonadas». Otra de estas definiciones se refiere ya a esa dualidad entre los términos «baile» y «danza», como por ejemplo: «La danza o el baile es la ejecución de movimientos que se realizan con el cuerpo, principalmente con los brazos y las piernas y que van acorde a la música que se desee bailar». También pudimos encontrar esta definición que señala: «La danza o el baile es una forma de arte en donde se utiliza el movimiento del cuerpo, usualmente con música, como una forma de expresión, de interacción social, con fines de entretenimiento, artísticos o religiosos. La danza también es una forma de comunicación, ya que se usa el lenguaje no verbal entre los seres humanos, donde el bailarín o bailarina expresa sentimientos y emociones a través de sus movimientos y gestos. Se realiza mayormente con música, ya sea una canción, pieza musical o sonidos». Estas últimas concepciones nos señalan claramente que la danza y el baile pueden simbolizar lo mismo, aunque de principio no podemos negar ni afirmar que mantienen el mismo significado, por lo que este asunto exige un exhaustivo análisis conceptual, ya que existen puntos de vista y enfoques diversos.
Baile folclórico y danza folclórica
Estos análisis conceptuales, que van desde las definiciones más simples de baile y danza como formas de expresión humana o arte, ampliando los criterios para determinar diferencias o similitudes en el ámbito del folclore de estas expresiones, nos llevan a considerar términos como el de baile folclórico versus danza folclórica, adoptando enfoques que señalan diferencias claras, tales como el razonamiento de que la danza folclórica es una expresión cultural y tiene sus raíces justamente en la sabiduría ancestral de un pueblo, en una circunspección que puede ser ritual, pues también ha de considerarse que una danza folclórica puede simbolizar costumbres cotidianas vinculadas a la siembra o a la cosecha, expresiones que señalan la historia de un pueblo, sus creencias o tradiciones culturales. El baile folclórico es estimado como una expresión un tanto de carácter más social en la cual el ser humano determina momentos de diversión o entretenimiento, que no tiene una temática determinada, mientras que la danza folclórica encierra la comunicación de temas e historias representativas de un grupo humano específico.
La danza folclórica puede conceptualizarse como una forma especial que tiene cada pueblo y su gente para expresar sentimientos, idearios, rituales ancestrales, según su forma de ser y de sentir, a través de memorias dancísticas. El baile folclórico es una manifestación de la cultura social que contiene elementos abstractos y significativos para un grupo humano en sus ejecuciones.
Conceptualización del baile y la danza folclórica
Ya hemos precisado que en todo el entorno dancístico latinoamericano existen tendencias muy claras y directas a incorporar el mismo significado al baile y a la danza, sobre todo en lo que a folclore se refiere. Esta connotación viene siendo una corriente que mantiene parte de su base en las proyecciones del folclore y que funciona hoy día para aquellos que hacen, sobre todo, trabajos de difusión de los esquemas e idearios dancísticos de sus países, no solo a nivel regional, sino también a nivel mundial. Pero queremos detenernos a explorar aportes muy significativos en el campo del estudio e investigación de estas expresiones y que conllevan una serie de observaciones que podemos repasar en nuestro examen sobre este inquietante tema: el baile y la danza folclórica. ¿Es lo mismo o existen diferencias entre ellos? Corresponde ahora considerar los enfoques de la doctora Isabel Aretz, especialista en Ciencias del Folclore, quien se destacó por sus estudios para América Latina desde el Instituto Interamericano de Etnomusicología y Folklore (INIDEF), cuando nos ofrece su Guía clasificatoria para el estudio de las culturas orales tradicionales, sobre todo en lo que se conoce dentro de los estudios de folclorología como el Esquema Tripartito, publicado en la década de los años setenta (Cultura material, cultura social y cultura espiritual-mental). La doctora Aretz, dentro de lo que clasificó como cultura social, señala a la música y a la danza en función social, y menciona aspectos tales como la conducta verbal y social de los participantes y de los espectadores, las relaciones con el ciclo vital, lo ritual, lo devocional y lo que respecta al esparcimiento. Cabe señalar que, en esta evocación, Isabel Aretz hace referencia solo a la palabra «danza», tal y como ejemplificamos (danza en función social), sin incluir la nominación de «baile». Es por ello que nos preguntamos: ¿Será que era ya explícito en ese momento que baile y danza podían agruparse en una sola palabra que sería danza? El panorama de la inclusión de estos aspectos del baile y la danza en una sola nominación empieza a definirse, aunque hay aspectos posteriores que contradicen esta moción.
En esta misma Guía clasificatoria, Aretz enfatiza sobre el baile y la danza ya en otro rubro de su ordenamiento, y los ubica dentro de la cultura espiritual-mental, donde vemos que detalla y segrega claramente todo lo concerniente a estas expresiones de la cultura del ser humano, pero nos sorprende la nominación que utiliza esta especialista, en esta sección de su sistematización, cuando se refiere a coreografía: baile y danza.
La introducción de la palabra «coreografía» mantiene otro significado expreso a los movimientos. No precisamente se trata de la determinación o diferenciación de tipos de expresiones dancísticas, por lo cual lo que Isabel Aretz viene a definir a través del estudio de esas diferencias es que el baile mantiene un significado y la danza sostiene otro. Vemos entonces que abre ese compás de diferencia entre el baile y la danza, y hacemos referencia textual de su señalamiento en la obra Teorías del folklore en América Latina, donde se congrega el pensamiento latinoamericano de la época sobre estos temas. En torno a la diferenciación entre baile y danza, Aretz expresa: «Existe un consenso entre los profesionales de la danza de reservar el nombre de baile a las formas libres y de danza a las formas coreográficas establecidas, organizadas, que son dirigidas por uno de sus integrantes de los conjuntos, en el caso del folk». Si queremos ser examinadores de este señalamiento de Aretz, la autora nos habla primero de profesionales de la danza, de lo cual desciframos que ya allí ha aglutinado cualquier significado independiente de baile y danza, pues no hace referencia a dichos profesionales. Este epítome también fue utilizado por la autora referida en su descripción dentro de la cultura social. Esta observación es muy simple y crítica, pero nos lleva al establecimiento de una premisa donde prevalece el aunar las nominaciones de baile y de danza, pero también nos señala el nacimiento de una terminología que acuña en esta Guía clasificatoria y que descifra simplemente como coreografía.
Es necesario partir, pues, de esta nominación de Aretz, donde se agrupa el baile y la danza como un importante hallazgo para el ámbito latinoamericano, particularmente dentro del contexto de los estudiosos de la materia. Por tanto, este esquema clasificatorio incluye, en coreografía de baile y danza, los siguientes aspectos: conceptualización, diferenciación entre baile y danza, el baile como parte del mito, el baile puro, elementos básicos como el sitio (salón, plaza, atrio, calle), personajes que integran el baile, espectadores, gestos, palmoteos, gritos, coro, música y texto, argumento, clasificación, baile individual, solista, bailarines sucesivos, baile colectivo, hombres, mujeres, niños, mixto. Sueltos, tomados de la mano, enlazados por hombros y cintura, baile de parejas independientes, sueltas, enlazadas, abrazadas, bailes con figuras, danza de bailadores o de parejas interdependientes, sueltas, tomadas de la mano, corales, en conjunto, sucesivas, danzas de tres, danzas mixtas, conjuntos y solistas, modos de los bailes, bailes en desarmonía con el cuerpo, convulsivos, bailes en armonía con el cuerpo, bailes de expansión o abiertos, bailes cerrados, bailes de asiento, bailes de giro, bailes de torsión, pasos, movimientos y gestos, posición inicial y desplazamientos, ubicación del paso del cuerpo en relación con los movimientos, posición inicial de los brazos, movimiento de los brazos en el espacio, posición de las manos y los dedos, movimientos de la cabeza, movimientos del cuerpo, pelvis…, elementos accesorios integrados a los bailes y a las danzas (zancos, pañuelos, arcos y otros), desplazamientos, principio y fin, entre otros muchos elementos, entre los que no debemos dejar de mencionar los estudios geográficos-sincrónicos, históricos, culturales, etnomusicales y semióticos.
Definitivamente, en lo que respecta al estudio de las expresiones dancísticas, Isabel Aretz nos ofrece este amplio esquema básico, muy significativo, y que representó un gran hito en términos descriptivos a nivel científico no solo para la folclorología latinoamericana. Su sistema de codificación contiene influencias muy específicas de autores variados que van desde Curt Sachs (Historia universal de la danza), Carlos Vega, eminente folclorólogo argentino, el panameño Manuel Fernando Zárate, los escritos de la boliviana Julia Elena Fortún y de la chilena Margot Loyola. Uno de los países que ha contribuido de manera importante al estudio desde el enfoque antropológico de sus bailes y danzas en América Latina es México y, especialmente, Néstor García Canclini.
Este planteamiento de los aspectos conceptuales entre baile y danza constituye la base fundamental para su estudio y comprensión, esclareciendo de este modo la tendencia prevaleciente en algunas regiones de llamar danza a todo lo referido a baile, mientras en otras partes se manifiestan diferencias entre ambos conceptos y prácticas.
4 comments
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