El mercado de libros sigue en auge, muy a pesar de que Líber, la importante feria de editores que se celebra anualmente en España –de forma alterna en Madrid y Barcelona–, sirvió de receptáculo este año de divergencias en torno al tema, que siguen siendo habituales en este certamen bibliográfico. Los libreros españoles declaran las dificultades que padecen para desarrollar el negocio que padecen y anuncian el inminente cierre de sus tiendas. Empero, hay voces que niegan esa visión y afirman que, por el contrario, la salud de la edición española es buena. Cerca de 70,000 nuevos títulos se publicaron en España en 2005, de modo que estamos muy lejos quizá de comprender cómo puede pasar por dificultades una industria editorial que se da el lujo de colocar en 12 meses una cantidad tan apreciable de nuevas ediciones.
Por otro lado, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que se celebra cada año a fines de noviembre, sigue demostrando la solidez de la industria editorial latinoamericana, muy a pesar de los contratiempos tradicionales: lectoría insuficiente, falta de mercados pujantes y necesidad de mejor proyección de valores emergentes de la literatura. Empero, desde la fugacidad de los bestsellers de autoayuda, que producen millones de dólares de beneficios mientras dura el vendaval de aceptación de un autor, hasta la riqueza novelística y ensayística de los escritores latinoamericanos fundamentalmente, el negocio editorial sigue incrementando su oferta con buenas perspectivas.
Frankfurt, donde se celebra la denominada “madre de todas las ferias del libros del mundo”, siempre a fines de año, agiganta esta proyección con nuevas licencias editoriales y ventas jugosas de contratos de nuevos títulos para 2006, y la Feria del Libro de Buenos Aires, pasada ya la crisis económica que afectó a Argentina y que obligó a la paralización de su importante industria editorial, atestigua la nueva pujanza de su enclave bibliográfico con ofertas de incontrastable viabilidad.
Una visita, por ejemplo, a la siempre obligada cita cuando se visita la capital española, la Casa del Libro, la conocida tienda de Espasa, obliga a pensar que la industria editorial de España sigue su curso con buenos tiempos. Asombra conocer la cantidad de títulos nuevos que aparecen de autores consagrados o nóveles, muchos de los cuales sin embargo no entran, o lo hacen en cantidad tal vez insuficiente, a nuestros mercados caribeños y latinoamericanos. Libro pero también por editoras emergentes y por instituciones de provincias que mantienen un ritmo de publicaciones de envidiable fortaleza.
En la República Dominicana
La República Dominicana no escapa al fenómeno, dentro de unas limitaciones estructurales padecidas por largos decenios: falta de una auténtica sociedad de lectores y ausencia de una verdadera industria editorial. Es, como si dijésemos, dos variaciones sobre un mismo tema. Siguen produciéndose en Santo Domingo nuevos libros. De manera asombrosa, una media de entre cinco y seis títulos por mes, lo que es bastante dentro de la situación ya planteada. Aunque la edición de autor sigue siendo la más fuerte, algunas pequeñas editoras hacen su trajín con buen pie. Y, a pesar de las bajas ventas en las librerías –la queja española se repite aquí casi en los mismos términos, aunque las diferencias de volumen editorial y de ventas es del cielo a la tierra–, la oferta bibliográfica sigue su curso en espera de mejores días. La siguiente es una muestra breve, como hacemos en cada número de Global, de libros dominicanos y extranjeros que llaman la atención a los lectores dominicanos por estas fechas, aparecidos entre septiembre y octubre.
Diccionario de cultura y folklore dominicano, de Alejandro Paulino y Aquiles Castro. Un gran aporte al conocimiento de nuestra cultura. Un libro necesario, que al tiempo que contribuye a la apreciación del fenómeno cultural en la República Dominicana, es una herramienta fundamental para descifrar los códigos de nuestra identidad. Valioso trabajo de investigación y de codificación de términos que debe convertirse en material de consulta obligado para todo especialista cultural, pero igualmente para estudiantes, profesores y lectores en general. Incluso, es un buen obsequio cultural para amigos extranjeros que deseen conocer las explicaciones correspondientes de términos de nuestro quehacer cotidiano, elementos esenciales de nuestra cultura. Es muy completo, está excelentemente estructurado y es, por tanto, un material de consulta invaluable que no puede faltar en ninguna buena biblioteca. Paulino es historiador y Castro es antropólogo. Esta combinación de autores, ha sido, sin duda, clave para desarrollar este valioso proyecto bibliográfico.
Editorial abc, Santo Domingo, 2005, 438 pp.
Los 68. París, Praga, México, de Carlos Fuentes. El estudio de los movimientos sociales de las últimas décadas pasa sin duda por el mayo francés de 1968. La sociedad se merecía este estrujón, de cara a las nuevas realidades y a las perspectivas de cambio que, para entonces, se fraguaban en los corrillos revolucionarios, tan vitales para la época. Algunos escritores latinoamericanos estaban en París para entonces, todavía sin ser las grandes figuras que años más tarde serían. Entre ellos estaba el mexicano Carlos Fuentes. Cuando se formaron las barricadas de París y se estremecieron los cimientos de la capital francesa, Fuentes andaba por las callejuelas de Saint-German-desPres con libros bajo el brazo y una conciencia revolucionaria en franca efervescencia. Se fraguaba por esos días la Primavera de Praga, el primer gran acto contestatario contra realidades ideológicas que tardarían dos decenios en iniciar su declive. Y Vietnam estaba sobre el tapete, levantando protestas de grupos sociales en todo el mundo. Mientras, en México se originaba la tragedia de Tlatelolco, que todavía abre heridas en aquellas acciones del gobierno de Díaz Ordaz. El escritor mexicano estaba en todos esos vientos de utopía de manera activa. Este libro recoge las memorias de aquellas andanzas revolucionarias, de aquellos recorridos de protesta y de aquel periodo convulso, de agitación colectiva y de huellas que el tiempo hará olvidar. Random House Mondadori, 2005, Colección Debate, 174 pp.
Hablando con el Diablo. Entrevistas con dictadores, de Riccardo Orizio. Este libro es un verdadero manjar. Este notable periodista entrevistó en sus mejores momentos a siete dictadores: Amín, Bocaza, Mengistu, Hoxha, Jaruzelski, Milosevic, el panameño Noriega y el haitiano JeanClaude Duvalier. Orizio describe cada uno de los instantes en que logró hacer contacto con estas temibles figuras, fotografiando sus respectivas personalidades y sus vivencias. Orizio, que vive en Kenia, es un periodista veterano de guerras y acontecimientos internacionales diversos. Este libro ha sido publicado en Italia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón, Holanda, México y España. Se lee de un tirón y deja un sorprendente sabor amargo. Prepárese a tener contacto con este singular grupo de truhanes: desde el antiguo tirano de Uganda hasta el hijo de François Duvalier, desde el dictador albanés Hoxha hasta el general Jaruzelski. Sus trayectorias personales, sus pensamientos, sus impresiones sobre la realidad que manejaban, esbozadas luego de momentos laberínticos del entrevistador para llegar hasta sus respectivos territorios. El lector se encarga de sacar sus propias conclusiones. Turner / Fondo de Cultura Económica, México, 2005. Traducción: Bernardo Moreno Carrillo, 254 pp.
La educación del estoico, de Fernando Pessoa. Siempre es interesante volver a Pessoa, el genial y original poeta portugués, autor igualmente de una trascendente y vital bibliografía prosística llena de anotaciones y memorias sobre el ejercicio literario y sobre sucesos vitales. Entre sus papeles que se han publicado de forma póstuma figuran los que dan forma a este libro. Originalmente, este manuscrito fue encontrado en un viejo baúl cubierto con tapas negras y firmado por un tal Barón de Teive (Pessoa se hizo famoso por sus heterónimos) y con un encabezamiento sospechoso: “La imposibilidad de hacer arte superior”. Así nació La educación del estoico, que los editores, con toda razón, describen como una crónica personal que se mueve entre el ejercicio de la razón y sus armas para erradicar el dolor. El suicidio, desde luego, es la principal opción y para abdicar de la vida el autor afirma sus claves: con lucidez, con implacable dominio, con ironía. Esta guía cronificada es un nuevo eslabón para conocer los demonios que dominaron la vida de este gran escritor.
Acantilado, Barcelona, 2005. Traducción: R. Vilagrassa, 98 pp.
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