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El legado de Juan Bosch: modelo de liderazgo político latinoamericano y caribeño

por Gabriela V. Agosto
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En el contexto de los liderazgos políticos latinoamericanos y caribeños, Juan Bosch se vincula con una modalidad de conducción fundamentada en tres niveles: 1) en el desarrollo de un cuerpo teórico-ideológico que fundamentó su acción política; 2) en la búsqueda de formación continua entre sus seguidores y, 3) en la capacidad de institucionalizar su pensamiento en organizaciones político partidarias con fuerte base popular. Esta concepción de liderazgo y de poder lo llevó a fundar los dos partidos mayoritarios de la actual República Dominicana: el Partido de la Revolución Dominicana (PRD) y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD). En este sentido, lo que distingue a Bosch de la mayoría de los líderes políticos de América Latina y el Caribe contemporáneos no  es su fuerte compromiso no sólo con los valores y convicciones ideológicas sino también con las normas y reglas que rigen esos valores. Esta cuestión hace de Bosch un líder democrático que se seculariza de los métodos paternalistas y clientelares tan extendidos en la región y que merece, por este motivo, ser destacado. 

1. El cuerpo teórico, ideológico y moral.

 El liderazgo de Bosch se configuró sobre la base de un pensamiento teórico e ideológico fundamentado en afanosas concepciones morales. A diferencia de los liderazgos cimentados en figuras carismáticas y discursos populistas, Bosch supo mantener una coherencia de pensamiento intachable a lo largo del tiempo y en relación con sus acciones públicas. Describir el pensamiento teórico, ideológico y los valores morales de Bosch no resulta una tarea fácil. En primer lugar, es preciso destacar que ninguno de los aspectos de su pensamiento se puede escindir de los valores que juegan un papel fundamental: “Si hay una cualidad incuestionable en la conducta de Juan Bosch, es precisamente su actitud intransigente frente a cualquier acción que riña con sus principios morales […] Juan Bosch ha mostrado con sus acciones y sus palabras que la conciencia moral juega en él un papel decisivo como ser humano y como político. Sus convicciones morales lo han llevado siempre a actuar con un alto sentido de responsabilidad consigo mismo y con la sociedad”.1 En un intento por extractar estos valores, es preciso recordar que Bosch tiene en su haber una vida fecunda en la lucha por la conquista del bien, la verdad y la justicia: “Se podrá estar o no de acuerdo con su posición, pero no habrá discrepancia alguna para un analista objetivo en el hecho de un Juan Bosch ávido de construir sobre la base del bien bien común especialmente-, la verdad y la justicia”. 2 A estos valores también deberían sumarse la solidaridad, los valores democráticos y el desarrollo de los valores humanos.

Asimismo, el patriotismo se configura como un valor especial en la vida del líder, ya que se constituyó como un referente nacional en la defensa de la soberanía y en la lucha por la libertad de la República Dominicana: “Bosch concibe el patriotismo como uno de los valores esenciales en la configuración de las naciones democráticas y soberanas del mundo”.3 En relación a la estructura teórica de su pensamiento, se debe hacer referencia a dos grandes personalidades antillanas, José Martí y Eugenio María Hostos: “Bosch fue un gran conocedor de ambos y ellos dejaron sus huellas en él en toda su trayectoria, tanto en el orden literario y en el estilo de su oratoria, como en el pensamiento político. En un esfuerzo de simplificación, el pensamiento de Don Juan puede ser definido como martiano y hostosiano, en el sentido positivista, ético y, por supuesto, humanista «. Su ideología se plasmó en prácticas concretas en el ejercicio del poder.

La representación del Estado en su pensamiento no se constituye como un aparato de control, sino un instrumento de educación, una vía de organización y un vehículo de transformación.5 Desde esta concepción y en el corto tiempo que ejerció el gobierno antes de ser derrocado por un nuevo golpe militar,6 Bosch concretó sus ideas teóricas e ideológicas en un plan de desarrollo económico nacional que incluyó la electrificación del país y el aumento de la generación de energía; la extensión del alumbrado; el inicio de la construcción de la presa y la hidroeléctrica de Tavera; la termoeléctrica de Puerto Plata; el diseño y construcción de los canales de riego; la formación de trabajadores en escuelas técnico vocacionales; la capacitación del sector humano, la primera Ley de Desarrollo e Incentivo Industrial; la creación de la Zona Franca de Puerto Plata como Puerto Libre; la ampliación del aeropuerto; la modificación de los planes de estudio con materias destinadas al conocimiento de la producción agrícola y con fines prácticos para integrarse a la producción; los planes de becas, y la política de construcción de viviendas no centralizadas en la ciudad capital, entre otras medidas.

 2. La dimensión institucional: fundador de partidos.  

Al tratarse de un líder democrático por excelencia, la importancia concreta de la institucionalización del pensamiento de Bosch reside en el legado de la fundación del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en su lucha contra la dictadura del gobierno de Rafael Leónidas Trujillo, y la posterior creación del Partido de la Liberación Dominicana (pld). Las consecuencias derivadas de su capacidad de comprometerse con las normas y las reglas tuvieron un efecto a largo plazo, capaz de atravesar las diferentes coyunturas con una influencia concreta en el sistema político del país. Tras haber rechazado un puesto de diputado en el Congreso ofrecido por la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, Bosch eligió el camino del destierro en el año 1937, y fundó dos años después, en La Habana, el Partido Revolucionario Dominicano (prd), uno de los principales vehículos de lucha antitrujillista en el exilio. Desde los comienzos, la nueva estructura partidaria “estableció una plataforma de actuación en la que se señalaban los objetivos políticos, económicos y sociales de la organización, la redacción de la misma le confirió una institucionalidad y una ideología claramente democrática que lo posicionó en un lugar de supremacía política frente a las restantes agrupaciones contrarias a la dictadura”7 . El prd se configura en la actualidad como la organización política más antigua entre los partidos políticos del país. Con la fundación del PRD, mostró su capacidad organizativa, siguiendo como método “la creación de comités seccionales en todas aquellas ciudades donde residieron dominicanos y se reclutaron cinco o más miembros del prd. La estructura así formada tendría un director y un secretario general, y, como jefatura común, una sección coordinadora de todos los núcleos”.8 Una vez ajusticiado el dictador Trujillo, en pleno proceso de movilización ciudadana, el PRD regresó al país y se convirtió en el partido de mayor referencia popular, resultando vencedor en las primeras elecciones democráticas del año 1962. A los siete meses del mandato presidencial, un golpe militar derrocó el gobierno de Bosch, quien se vio nuevamente obligado a exiliarse del país.

Es importante destacar que el prd presentó una clara orientación democrática. Los fundamentos ideológicos y los fines de la organización estuvieron orientados hacia el reconocimiento de las libertades políticas, la justicia social y el desarrollo de la riqueza nacional sobre la base del modelo de la democracia representativa.9 Hacia la década de los setenta, José Francisco Peña Gómez, integrante del partido, comenzó a abogar por un acercamiento con los “liberales de Washington”, manifestando un gran antagonismo con las líneas políticas del fundador. El apoyo del partido a la postura de Peña Gómez se concretó en su nombramiento en la Secretaría General. Para entonces, “José Francisco Peña Gómez se convirtió en el nuevo líder carismático con una influencia situacional considerable y un arraigo indiscutible en la clase más pobre del electorado […] con un discurso populista, flexibilizar la postura ideológica  heredada de Bosch y reorientó las acciones del partido al fortalecimiento electoral”.10 Los cambios instaurados en el prd motivaron la renuncia de Bosch y la creación, en el año 1973, de un nuevo partido: Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Bosch fundamentó su decisión de alejamiento en que el partido no cumplía ya con los fines sociales por los cuales se había fundado: “El PRD no era una organización política como la que necesitaba el país: era un agrupamiento de hombres y mujeres la mayoría de los cuales perseguían fines suyos y nada más”11. La nueva agrupación quedó conformada por personas de clase media que proclamaron la ideología de la “liberación nacional”: “El PLD ha sido construido para conquistar la liberación nacional, con una definición ideológica apropiada a ese fin y unos métodos de trabajo que lo hacen vulnerable al contagio del populismo (…) El PLD no puede convertirse en un prd debido a que dado su ideología y sus métodos es imposible que en él penetren las prácticas corruptoras que florecen de manera natural y constante en el sistema capitalista, sobre todo cuando éste se expande y fortalece en un país como República Dominicana, que, insistimos es de capitalismo tardío y dependiente”.12 En referencia a la creación de las dos estructuras partidarias, es fundamental resaltar la vía institucional que eligió Bosch para canalizar su pensamiento. La elección de la lucha política y el desarrollo de su práctica política en una arena institucional, participativa e inclusiva sin lugar a dudas motivaron y fortalecieron los procesos democráticos en el país.

3. Formación continua de sus seguidores: la incansable búsqueda pedagógica.

Otra de las características sobresalientes del liderazgo de Bosch fue la formación continua de sus seguidores a partir de variadas estrategias, que incluyeron desde escuelas de gobierno y seminarios permanentes de actualización doctrinaria, hasta su propio discurso político. Por este motivo, ha sido catalogado como el “pedagogo de la democracia”. Al respecto, Melanio A. Paredes aseguró: “Juan Bosch es maestro de la política, Juan Bosch es pedagogo de la democracia». La inclinación pedagógica en el ámbito político fue un rasgo esencial del liderazgo de Bosch, debido a su propia trayectoria personal. Bosch es un referente de la vida cultural que incursionó en la vida política con un fuerte compromiso educativo. En este sentido, se puede afirmar que asumir la carrera política como oficio fue el resultado de convicciones socioeducativas y culturales. Bosch se destacó, sobre todo y en primer lugar, por sus dotes literarias y es el autor de una obra fructífera. Se dedicó a la literatura desde muy joven, publicando poemas y romances. Su primer libro de cuentos, Camino real, surgió como toda una revelación en 1933. Tres años después, publicó La mañosa, una novela crítica a las malas costumbres que arrastraba el pueblo dominicano desde sus inicios, fruto de la irresponsabilidad de los líderes que lo habían guiado. Entre sus numerosos cuentos, novelas, ensayos e historias se pueden mencionar: El oro y la paz; De Cristóbal Colón a Fidel Castro; el Caribe, frontera imperial; David: biografía de un rey”; Composición social dominicana: Historia e interpretación; Cuba, la isla fascinante; Hostos, el sembrador; Trujillo: causa de una tiranía sin ejemplo; Simón Bolívar: biografía para escolares, y Dictadura con respaldo popular, entre otros.

El conocimiento, la educación y la literatura fueron componentes fundamentales en la formación de Juan Bosch en tanto ser social, y a partir de ello buscó educar al pueblo dominicano para pensar y actuar en términos de presente, pasado y futuro; desde una visión participativa en la que involucró a las capas sociales pobres y más pobres del país 14. Para llevar este proceso a cabo, Bosch se inspiró “en la pedagogía y la ética hostosianas, que no concebían el ejercicio de la política sino como una vocación de servicio a los demás, prefirió crear escuela para que la búsqueda y el ejercicio del poder no contamina e ilegítima el usufructo de ese mismo poder”. Desde la fundación del PRD, Juan Bosch motivó la creación de lo que denominó “Grupo teórico”, primer círculo de estudio creado en el propio partido. Según uno de sus miembros, “aquel Círculo de Estudio se integró emulando un poco la forma como Cristo compartía con sus discípulos y al método del fundador de la República, Juan Pablo Duarte, al constituir la organización secreta denominada La Trinitaria. Correspondió a ese Grupo Teórico propiciar los debates en torno al nuevo partido que pasamos a fundar, inmediatamente se produjo nuestra renuncia al PRD, el 18 de noviembre de 1973. Condujo todo el proceso inicial de formación del PLD, bajo la dirección del Profesor Juan Bosch”.16 Hay que tener en cuenta que la permanente preocupación de Bosch por hacer del ejercicio de la política una acción pedagógica no se limita a sus esfuerzos formadores en el PRD, en el PLD, o en las escuelas de gobierno, sino que se manifiesta también en otras latitudes: “La pedagogía de Bosch está presente siempre: en la campaña política, con sus edificantes charlas radiales que lo llevan al poder; desde el solio presidencial, rindiendo cuentas de cada uno de los actos de su Gobierno; en sus reflexiones post golpe cuando escribe Crisis de la democracia de América en la República Dominicana, explicando las raíces de ese infausto acontecimiento”.17 Por su esfuerzo continuo en la formación de sus seguidores y su vocación educadora, Juan Bosch se ha instituido como el “gran maestro de la política”. Parafraseando a Luis de León, no podemos dejar de mencionar que “el ex presidente Juan Bosch es el sociólogo y pedagogo moderno que más ha revolucionado la mente del pueblo y la sociedad postrujullista”.

4. Aproximaciones finales.

Los liderazgos políticos latinoamericanos y caribeños y los distintos estadistas que surgieron en la región en el último siglo, más allá de su inclinación política y sus modalidades de acceso al poder, han desarrollado en su mayoría un modelo de conducción personalista fomentando una vinculación directa con las masas. El carisma  político, pieza clave en la construcción de cualquier liderazgo, ha sido devaluado frecuentemente fomentando vinculaciones paternalistas entre el líder y el pueblo o sustentando mensajes engañosos y falsas promesas. La figura del caudillo o líder carismático se desprende del concepto clásico de carisma formulado por Max Weber,19 quien analiza “la existencia de líderes cuya autoridad se basa no en el carácter sacro de una tradición ni en la legalidad o racionalidad de una función, sino en un don, es decir en una capacidad que poseen de manera extraordinaria”20.

Se trata de  dotes particulares a partir de los cuales se cree que la única persona que los posee tiene la capacidad de “salvar” al pueblo. La lógica del caudillo no radica en conducir a sus pueblos hacia la construcción de una visión común, sino de convencerlos de que su propia visión es la que deben adoptar y seguir. En la mayor parte de los casos, las consecuencias políticas han sido una institucionalización endeble de los sistemas políticos o una ruptura de los regímenes políticos implantados por ellos, al darse la desaparición física o la remoción política de los mismos. El liderazgo paternalista en su sentido político corriente consiste en “una política social tendiente al bienestar de los ciudadanos y del pueblo, que excluye, sin embargo, la directa participación de los mismos: es una política autoritaria y al mismo tiempo benévola, una actividad asistencial para el pueblo, ejercida desde arriba, con métodos puramente administrativos. Para expresar esa política, se hace referencia, con una analogía, a la actividad (benevolente) del padre hacia sus hijos menores”. En este contexto, el líder paternalista tiene la convicción de que hay que darle a la gente todo lo que necesite. Como consecuencia, se crea una dependencia extrema de los seguidores o grupos en relación con el líder, limitando la capacidad de aprendizaje individual y colectivo de sus seguidores, y eliminando así la principal fuente de poder de las organizaciones y sociedades. A partir de la modalidad de liderazgo de Bosch aquí expuesta en sus tres niveles, se puede concluir que las características de su  liderazgo se diferenciaron notablemente de los dos tipos arriba mencionados. Entre ellas se pueden destacar: el rol formador y docente de la militancia en escuelas de gobierno; sus acciones basadas en el diálogo y convencimiento y no en la imposición; su liderazgo sustentado en el desarrollo de una organización política y en la coherencia sobre la misión; la articulación de la diversidad, y el reconocimiento de que los demás son importantes para la consecución de los objetivos. Y, fundamentalmente, la expresión de valores concretos: no sólo fue democrático por lo que dijo sino porque basa sus relaciones humanas y su comportamiento en valores profundamente democráticos, adoptándonos como forma de vida. Para evitar las consecuencias derivadas de los liderazgos autoritarios, carismáticos y paternalistas, es de suma importancia para la región

revalorizar los liderazgos políticos que buscaron consolidar prácticas democráticas que fortalecieron la institucionalización del sistema de partidos. Las instituciones permiten, entre otras cosas, que el líder político pueda gobernar –favoreciendo la eficacia del liderazgo– al otorgarle legitimidad en el uso del poder y la autoridad. También permiten, en caso de que ese líder no represente de manera efectiva los intereses de la sociedad, contar con mecanismos que habiliten su relevo por vías pacíficas y también legítimas. En el caso específico de Juan Bosch, la institucionalización de su pensamiento implicó un acontecimiento histórico crucial para la historia política de la República Dominicana: la posibilidad de participación e involucramiento político de vastos sectores populares, antes excluidos del sistema político. Este legado superó las fronteras locales y hace que Juan Bosch se constituya como un modelo de liderazgo político para la región.

Bibliografía

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3 comentarios

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