«Santo Domingo está llamada a convertirse en una metrópolis competitiva»
Cristóbal Valdez es uno de los mejores conocedores de la ciudad de Santo Domingo. Por décadas, ha pregonado las formas en que la capital de la República Dominicana debe planificar su desarrollo urbano y amplificar sus atractivos, mejorando su hábitat y elevando los valores de los grandes tesoros históricos que guarda desde hace más de cinco siglos. Arquitecto, de la primera promoción de graduados en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), realizó estudios de maestría en diseño urbano en la Kent State University, de Ohio (Estados Unidos) al obtener una beca Fulbright. Ocupante de puestos de máximo nivel en la empresa privada y en la Administración pública, ha forjado un espíritu crítico sobre los planes de desarrollo urbano de los distintos gobiernos centrales y municipales, a la vez que ha creado y dirigido relevantes proyectos en el desarrollo citadino que le han merecido un reconocimiento general. Sus ideas y reflexiones sobre Santo Domingo están contenidas, fundamentalmente, en los tres libros que ha publicado hasta la fecha, mientras el respeto, valoración y elevación de su trayectoria no ha hecho otra cosa que aumentar y crecer en el curso de más de 40 años de ejercicio profesional. GLOBAL ha querido acercarse a él para conversar sobre cuestiones que inquietan a la mayoría de los capitalinos y, en general, a los habitantes de esta isla caribeña que han visto expandir su desarrollo y bienestar en las últimas décadas, crecimiento de singular significación aunque con yerros y malas prácticas que Cristóbal Valdez ha venido resaltando con desvelo y sin medias tintas. El director de GLOBAL presentó al notable arquitecto un grupo de interrogantes cuyas respuestas permiten configurar un cuadro de análisis sobre el pasado, presente y, sobre todo, futuro de la ciudad de Santo Domingo, de cara a los próximos veinticinco años del siglo XXI en el que estamos inmersos. Conocer la visión de Valdez sobre nuestra Ciudad Primada de América es una auténtica fiesta del conocimiento sobre los mejores planes estratégicos para convertirla en orgullo del Caribe y de América, por encima de los logros económicos y de desarrollo social que la sitúan hoy entre las capitales latinoamericanas mejor posicionadas, por encima de Centroamérica y de los países del Caribe. A sus 78 años de edad, Cristóbal Valdez exhibe un caudal de saberes y propuestas que le confieren, sin duda alguna, el calificativo de maestro, en toda la amplia dimensión del término.
José Rafael Lantigua: Hace 20-30 años, tal vez, Santo Domingo era una ciudad plana. Y esta realidad abarcaba a la totalidad del país. Hoy es una ciudad, sobre todo en el llamado polígono central, con torres altas o muy altas, muy distinta a la que fue anteriormente. ¿Cómo se produce este proceso?
Cristóbal Valdez: El área metropolitana de Santo Domingo es la resultante, el producto, de una realidad política, social y económica, de la falta de planificación global y sectorial que ha prevalecido en el país a través de su historia y, sobre todo, de una incapacidad gerencial de las autoridades para llevar a cabo aquellos proyectos que propendan hacia un mejor bienestar de la población. Santo Domingo metropolitano ha sido el principal centro de consumo, acopio, contactos comerciales, servicios, instalaciones industriales, portuario y aeroportuario, político, cultural, financiero y generador de empleo. En consecuencia, se han originado agudos problemas de desequilibrio regional y poblacional que se expresan en una desarticulación entre Santo Domingo y el resto del país, y en una marginación que se puede resumir en los siguientes puntos: una excesiva concentración de población y actividades económicas en el área metropolitana de Santo Domingo; un estancamiento del medio rural y, como efecto, la aceleración de las migraciones; una industria poco adecuada a los factores productivos predominantes en el país, como insumos y recursos naturales; una inadecuada articulación entre las ciudades del interior que no permite conformar sistemas de asentamientos de apoyo a la producción y a los servicios en diferentes ámbitos. Esto ha generado un crecimiento desordenado de la metrópolis y ha creado graves problemas para proveer adecuadamente a la población de los servicios de energía eléctrica, agua potable, recogida de desechos sólidos, eliminación de aguas servidas y superficiales, y transporte, entre otros.
JRL: El centro de la ciudad hasta hace poco menos de un cuarto de siglo era la Zona Colonial. ¿Cómo se configura eso que hoy se denomina polígono central y que reúne no solo grandes edificaciones residenciales y empresariales, sino también los principales restaurantes, los mayores y mejores centros comerciales, la mayor cantidad de cadenas norteamericanas y los principales clubes privados?
CV: Los personajes que han conformado la ciudad de Santo Domingo han sido gobernadores o presidentes, ninguno ha sido alcalde de la ciudad. Esa concentración de poder les dio la oportunidad de hacer la ciudad que soñaron y que unos y otros fueron emulando. Ovando y Diego Colón, el ideal de la reconquista del sur de España; Trujillo, la modernidad; Balaguer, a Ovando y a Trujillo, y Fernández tuvo como paradigma a Balaguer y como ideal la modernidad. Al final, la ciudad de Santo Domingo es el producto de 500 años de decisiones económicas, políticas y personales que no han tenido que ver con la búsqueda de una mejor calidad de vida para sus ciudadanos.
JRL: ¿La arquitectura de la nueva zona metropolitana de desarrollo habitacional y empresarial crea un lenguaje adecuado a la identidad de Santo Domingo como centro del progreso de construcción y desarrollo?
CV: En 1997, la Oficina del Plan Director del Ayuntamiento, compuesta por un equipo de valiosos profesionales, realiza dos importantes trabajos que han tenido amplia repercusión en la ciudad de Santo Domingo, aunque luego fueron desnaturalizados. El primero, los Lineamientos del Plan Director de la Ciudad de Santo Domingo, y el segundo, las Normativas para el Polígono Central de la ciudad. Los Lineamientos del Plan Director contenían la contextualización de la ciudad dentro del país y la región, además de normativas y proyectos específicos para el desarrollo del área urbana y rural. Se definían nuevos límites para la ciudad y una política de crecimiento hacia adentro para privilegiar la densificación de la ciudad y hacer más eficiente la provisión de servicios y equipamientos. El espacio público era reconocido como un componente importante de esta estructuración. La ciudad se dividía en polígonos de actuación y gestión según las características físicas, estructura social, recursos, oportunidades, dificultades o deficiencias, y se fomentaba la participación de las comunidades. El Plan Director estableció proyectos específicos en los diferentes polígonos. Se establecieron unos proyectos viales de interconexiones, nuevas vías y puentes para hacer más fluida la ciudad; también se estableció la ubicación específica de zonas industriales, hospitales, zonas educacionales, incluyendo una extensión de la universidad del Estado en la zona este, edificios de estacionamiento, incluyendo la Ciudad Colonial, reciclaje de edificaciones, drenaje sanitario y pluvial, acueducto, terminales de transporte interurbano, reubicación de actividades y edificaciones, rescate de manzanas que tienen efecto importante en su contexto, fortalecimiento y capacitación de las estructuras institucionales del Ayuntamiento, y otras instituciones. Las Normativas para el Polígono Central fueron el segundo proyecto. En la definición de los polígonos dentro de la ciudad, se detectó que el área comprendida entre las avenidas Winston Churchill hacia el oeste, 27 de Febrero al sur, Ortega y Gasset al este y John Kennedy al norte, era la de mayores conflictos de toda la ciudad. Esta área era la de mayor dinamismo económico, donde se estaban realizando las mayores inversiones inmobiliarias, que causaban serios conflictos en cuanto al uso del suelo, densidades, altura de edificaciones, tránsito, servicios, infraestructuras y contaminación de todo tipo. Las ideas más importantes de esta normativa son: mayor densidad, uso de suelo mixto y definición del espacio público para que pudiera ser un polígono caminable, con una infraestructura capaz de brindar servicio a esta población. Por primera vez se implementó una metodología participativa que auspició la intervención de los actores privados, públicos y comunitarios más importantes en la elaboración de la normativa que se habría de aprobar y que tenía una visión de futuro. Esta metodología tuvo mucho éxito. Sin embargo, hubo acuerdos y compromisos asumidos por diversas entidades públicas que no se cumplieron. Los proyectos de abastecimiento de agua potable, alcantarillados sanitarios y pluviales, energía eléctrica, tránsito y transporte, para mencionar algunos, no fueron ejecutados. También en el tiempo se ha ido deteriorando la supervisión sobre las construcciones y sus características, y el trabajo sobre el espacio público ha ido desapareciendo. Esto ha llevado a que, por falta de autoridad del Ayuntamiento, la mayoría de las construcciones privadas no respeten las reglamentaciones sobre densidades, alturas y anchos de acera que estimulen sobremanera la posibilidad de caminar del peatón. Todo esto ha permitido un desarrollo caótico de esta zona de la ciudad, a pesar de existir una reglamentación adecuada.
JRL: Santo Domingo era, hasta hace pocos años, una ciudad dividida en dos por el río Ozama. Al surgir la ley que creó la provincia de Santo Domingo, con sus correspondientes municipios, dejó al Distrito Nacional como un ente con sus características propias y, prácticamente, con un dominio en su geografía política muy limitado. ¿Fue correcta esta decisión legal?
CV: Al crear la provincia de Santo Domingo, una gran cantidad de tierras agrícolas productivas están siendo convertidas en terrenos urbanos, con lo cual la región pierde la oportunidad del desarrollo agrícola, el potencial de empleos, la generación de riquezas y la posibilidad de abastecimiento que disminuya la incidencia del transporte en sus costos. El manejo inadecuado de algunos usos agropecuarios en la región es causante de grandes contaminaciones de los suelos y cursos de agua que tienen su repercusión en todo el ámbito del Gran Santo Domingo. Los desperdicios no tratados de las granjas avícolas y porcinas, y la aplicación incontrolada de agroquímicos producen la mayor contaminación existente en las aguas subterráneas, cañadas, arroyos y ríos de este territorio. En este contexto, las intervenciones del gobierno nacional, de las instituciones públicas y privadas, de los promotores privados y de los ciudadanos en general se hanrealizado sin un plan que las regule y con poca o ninguna coordinación. Permitir el crecimiento y desarrollo sin dirección ha sido la estrategia más común. Sus resultados generales han sido el desbordamiento urbano, la congestión del tránsito, la ineficiencia e inexistencia de servicios y equipamientos, la pérdida de identidad de barrios, villas y poblados, que es lo que ha pasado en este caso. Todo esto revela la incorrecta decisión de la creación, al dividir el Distrito Nacional, de la provincia de Santo Domingo.
JRL: En medio de una ciudad que revela una prosperidad tal vez impensable tres o cuatro decenios atrás, incluyendo todo el Gran Santo Domingo, uno percibe que se multiplican los focos de miseria, de pobreza, de barrios con viviendas destartaladas, sin servicios elementales. Incluso, en varios de los llamados barrios «ricos», hay callejones y bolsones de pobreza casi al lado de residencias suntuosas. ¿La causa es la migración masiva del campo a la ciudad, la ocupación de tierras por sectores de escasos recursos para tener viviendas propias, o la falta de una planificación correcta de las autoridades en lo que respecta al bienestar social?
CV: Santo Domingo es el receptáculo de hombres y mujeres desplazados de sus lugares de origen por la falta de empleos, oportunidades y servicios. La presencia de Santo Domingo como centro de poder nacional, en cierta forma, se establece desde su fundación. Pero es a principios del siglo pasado, con la conexión vial de todas las regiones durante la primera ocupación norteamericana y la dictadura de Rafael Trujillo, cuando se refuerza su predominio por la aplicación de políticas económico-financieras, administrativas y de control que reforzaban esta centralidad. Desafortunadamente, ningún gobernante, gobernador, presidente o alcalde ha producido una ciudad organizada donde la calidad de vida de los habitantes haya sido el objetivo fundamental de sus intervenciones. Por ejemplo, en el gobierno del Dr. Balaguer se desaloja a una gran cantidad de familias que son «lanzadas» en Los Alcarrizos, y comienza esta comunidad rural a crecer vertiginosamente con los nuevos moradores que hasta allí trasladan, sin servicios, calles, aceras ni equipamiento alguno. Estas familias son abandonadas a su suerte y se las localiza sin ninguna infraestructura básica ni estructuración espacial. Este fue el inicio de los grandes asentamientos precarios que aún existen en Los Alcarrizos, Pantoja y muchos otros, consecuencia de la política de construcción del Dr. Balaguer. Al final, la ciudad de Santo Domingo es el producto de 500 años de decisiones económicas, políticas y personales que no han tenido que ver con la búsqueda de una mejor calidad de vida para sus ciudadanos.
JRL: Hay evidentes progresos en la estructura urbana de algunas ciudades de la República Dominicana. Se notan cambios en la estructura física. Empero, ciudades que otrora permitían un desplazamiento vehicular más tranquilo, menos tenso, se han convertido en espacios caóticos para la circulación general. ¿Cómo puede mejorarse esa situación?
CV: Para mejorar el tránsito y el transporte urbano hay varios proyectos específicos que se pueden implementar. Se han de ubicar terminales interurbanas sobre la avenida de las Américas, cerca del puente Juan Carlos; la autopista Duarte, alrededor de la avenida de Circunvalación Norte; y en la autopista a San Cristóbal, alrededor del cruce con la avenida 27 de Febrero, que evitarían el tránsito interurbano hacia la ciudad. El metro de Santo Domingo ha funcionado bastante bien. Este año debe estar funcionando el monorriel que, en su etapa final, irá desde el aeropuerto de las Américas hasta Los Alcarrizos por la avenida 27 de Febrero. La primera etapa de este tramo recorrerá desde la avenida Charles de Gaulle hasta la avenida Luperón. Los autobuses bi y triarticulados pueden ofrecer un servicio eficiente en las líneas troncales y los otros autobuses en las líneas alimentadoras, que además pueden formar un sistema muy eficiente con el metro, el teleférico y el monorriel. Deberá establecerse la tarjeta de movilidad integrada para usar estos modos de transporte colectivo. Los carros de concho y las voladoras han de desaparecer.
JRL: Es necesario y urgente pensar en construir nuevos emplazamientos fuera del área metropolitana, del polígono central por ejemplo, al tiempo que se mejoran los espacios de circulación vehicular e, incluso, peatonal. ¿Es posible esta utopía?
CV: Para el área metropolitana de Santo Domingo se debe ordenar el territorio en polígonos de gestión, entendiendo como tales aquellas áreas que tienen similitudes en cuanto a su conformación física, estructura social, recursos, oportunidades, dificultades y deficiencias. La potencialidad de desarrollo de estos polígonos de gestión debe estar en función de la capacidad de la administración municipal de integrar a las comunidades que los habitan en la gestión de su territorio. Los mecanismos de participación permitirían hacer debates abiertos sobre la percepción de la realidad del territorio, el planteamiento de soluciones y la identificación de recursos para su implementación; así se establecería la capacidad, el derecho y la posibilidad de incidir en la toma de decisiones que se relacionan con la gestión de los intereses comunes. Se deben establecer las siguientes categorías de polígonos de gestión.
Polígono de conservación y revitalización: son las áreas que tienen un patrimonio arquitectónico y ambiental que constituyen una imagen simbólica para todos los ciudadanos. Se deben establecer políticas de intervención y revitalización que propicien la modificación y reciclaje de aquellos entes arquitectónicos que lo ameriten, la Ciudad Colonial, Ciudad Nueva, ensanche Lugo, Gascue, Ciudad Universitaria y La Julia.
Polígono pericentral: aunque el espacio del barrio funciona, su estructura evidencia una visión limitada del conjunto y, en la mayoría de los casos, un deterioro avanzado de las viviendas y las infraestructuras físicas y sociales. En casos como estos, se deben establecer algunos manejos, tales como los siguientes. Respeto, mantenimiento y reforzamiento de la identidad del barrio, tomando en cuenta todas aquellas características urbanas, arquitectónicas, sociales y económicas que particularizan el lugar, especialmente las manifestaciones culturales tradicionales y hábitos cotidianos de sus habitantes. Mejoramiento del nivel de ingresos de la población a través de la creación de ofertas de empleos. Solución de los problemas de educación y salud al nivel del barrio. Reubicación, preferiblemente en el mismo lugar, de aquellas familias que por efecto de la intervención deberían movilizarse. Mejoramiento del equipamiento urbano, sobre todo el parque existente de la vivienda, la red vial, las redes técnicas y servicios de infraestructura (agua potable, energía eléctrica, aguas servidas, teléfonos), localización y acondicionamiento de los espacios urbanos de uso colectivo, completando la secuencia de las edificaciones públicas del barrio, definiendo nuevos puntos de referencia. Demolición de establecimientos, cuarterías, edificaciones o viviendas en estado de deterioro, ubicados en los centros de las manzanas, para reordenar el uso del espacio y mejorar el déficit de viviendas y la calidad de vida. Mantenimiento de las densidades medias y altas, características de la zona. Uso de suelo mixto predominantemente habitacional, que permita comercios de pequeña escala como colmados, salones de belleza, tiendas, oficinas, talleres artesanales no contaminantes, escuelas, locales para instituciones de servicios como correos, policía, bomberos, etc. No se permitirán industrias o comercios de escala mayor. Son las áreas como Villa Francisca, Villa Consuelo, Villas Agrícolas, La Fe y Los Tres Brazos.
Polígono de rehabilitación integral: se refiere a aquellas áreas que tienen una baja calidad ambiental y requieren intervenciones inmediatas para rehabilitar integralmente las condiciones de vida de la población allí localizada o para reubicarla en zonas fuera de peligro. Son áreas como La Ciénaga, Los Guandules, Las Cañitas, Simón Bolívar, Katanga, Vietnam, Los Tres Brazos, La Zurza, El Manguito y El Abanico. La rehabilitación integral entendida como un proceso de intervención consciente y planificado a través del cual la población organizada, partiendo de sus condiciones de existencia y con la participación del Estado y otras instituciones, debe realizar de manera permanente una transformación progresiva de los factores físicos, ambientales, políticos y económicos. Este proceso mantiene una clara articulación al plan de desarrollo global del área metropolitana.
Polígono consolidado I: son aquellas áreas que tienen una población de clase media, con infraestructuras y servicios adecuados que en algunos casos habría que completar, tales como el ensanche Luperón, Los Prados, San Gerónimo, Los Jardines del Norte y del Sur, La Castellana, Los Maestros, Mirador del Norte y del Sur, El Millón, El Milloncito, El Cacique, Atala, ensanche Ozama, Los Mina Sur, Alma Rosa y Cancino. Polígono consolidado II: son aquellas áreas que tienen una población de clase alta y media alta, con servicios e infraestructuras buenas. Las Praderas, Los Cacicazgos, Fernández, Julieta, Evaristo Morales, Bella Vista, La Julia, Arroyo Hondo I, II y III, Cuesta Hermosa, Los Ríos, Alameda, Paraíso, Piantini, Naco y Serrallés. Polígono de expansión: son aquellas partes del territorio que se encuentran dentro de los límites urbanos establecidos y que están destinadas a la localización de nuevos asentamientos. Polígono de conservación ambiental y desarrollo rural: es el área que por sus características ecológicas requiere una intervención activa para la protección de la flora y la fauna, y para la descontaminación del agua y el suelo. Se refiere a las áreas del cinturón verde y las colindantes con el límite urbano cuyas características ambientales y la fertilidad de sus tierras permiten incentivar actividades relacionadas con el agro. Son zonas donde se debe restringir el establecimiento de urbanizaciones que expandan la ciudad más allá de sus posibilidades de servicios.
Con estos polígonos identificados, el Ayuntamiento del Distrito Nacional y la Oficina de la Mancomunidad del Gran Santo Domingo determinarán una serie de proyectos que se realizarían y causarían un gran impacto en la ciudad. La gran diferencia con los proyectos urbanos realizados hasta ahora es que todas estas intervenciones se enmarcarían coherentemente dentro de un plan global de manejo del territorio. Se establecerían los límites del área metropolitana y los controles para su adecuada aplicación. Desde ese momento se iniciaría un proceso de organización del crecimiento de la ciudad, el cual se consolidaría cada día. Dentro de este proceso se promovería una mayor densificación de la ciudad según los ejes de transporte, incentivando el crecimiento hacia dentro, densificando zonas centrales de baja densidad, ocupando las áreas baldías que existan, redimensionando la imagen de la ciudad e induciendo cambios de usos como las áreas industriales de Metaldom, donde habría un complejo cultural y habitacional de gran calidad urbana.
JRL: Observo que lejos de la ciudad, por ejemplo, en Costa Verde, cerca de Haina, se ha producido un cambio interesante en sus espacios. Próximo al mar, aquel espacio anteriormente de pequeñas casitas se ha ido ampliando con edificaciones altas, con mejores estructuras residenciales y muy buenas vías de acceso que permiten a sus habitantes residir fuera de la contaminación, el bullicio y el caos vehicular reinante en la metrópolis que es Santo Domingo. ¿Me equivoco? ¿Acaso puede reeditarse esa conquista habitacional en otros espacios de la ciudad?
CV: Se han de hacer los reglamentos para la conservación de áreas establecidas de la ciudad que tienen una conformación propia y eran parte de su imagen, como Gascue, Villa Juana, San Carlos y la Ciudad Colonial. Gascue ha de ser rehabilitada y se convertiría en uno de los lugares más hermosos de toda la ciudad. Al principio no será fácil, ya que hay demasiados intereses, pero el trabajo con la comunidad y los capitales que allí se mueven, más la decisión firme de las autoridades del Ayuntamiento y Patrimonio Cultural, podrían lograr lo que mañana podríamos disfrutar. Todas las casas que han sido ocupadas por instituciones del Estado para colocar oficinas gubernamentales deben ser desocupadas y de nuevo Gascue volvería a ser un barrio principalmente residencial. En este mismo sentido, el Ayuntamiento del Distrito Nacional deberá retomar el Proyecto de Mejoramiento de Villa Juana, que el equipo EQUIS-INTEC ha propuesto, y extenderlo a los barrios de La Fe, Villa Consuelo y Villa Francisca. Esta propuesta consistiría en la readecuación de las manzanas que permitirá la sustitución de unidades en mal estado por nuevas viviendas y comercios, manteniendo en el exterior la escala del barrio, y hacia adentro de las manzanas soluciones creativas de espacios públicos con viviendas de mayor densidad. Las inserciones de nuevas estructuras se iniciarían en solares vacíos de modo tal que no se produzcan movilizaciones de familias fuera del barrio. Se desvanecería el concepto de parte atrás que poseen estas manzanas. Al igual que en otros proyectos de la ciudad, la coordinación de las autoridades gubernamentales, edilicias, clubes sociales, juntas de vecinos y sector privado es fundamental.
JRL: Me preocupa que el polígono central, que es el «acusado» principal de esta «trama» desarrollista, lo tiene todo. Ya lo hemos dicho: viviendas, torres, restaurantes de primera y de segunda, cadenas gastronómicas, amplias avenidas, los principales centros comerciales y las cadenas de supermercados. Sí, hay de todo, incluyendo el caos vehicular, obviamente. Lo que observo, empero, es la falta de centros culturales. Espacios para las artes escénicas, para conciertos, bibliotecas y lugares de reunión para eventos culturales. Eso como si la cultura no formara parte del plan de desarrollo de esa zona. ¿Usted qué puede decirnos al respecto?
CV: En cuanto a la cultura se pudieran desarrollar proyectos interesantes. Por ejemplo, en el 50 aniversario de la fundación de Casa de Teatro, esta institución cultural ha de retomar, con los ayuntamientos del Gran Santo Domingo y el Ministerio de Cultura, el proyecto que en el año 1995 había propuesto. Con el lema «La cultura somos todos» se ha de realizar un programa cultural en toda la geografía de la ciudad que movilizaría a todos sus habitantes. Se llevaría la cultura a las ruinas y a los parques, a los clubes culturales, a las canchas, a las esquinas, las rotondas y las calles, allí donde vive la cultura de todos. Todas estas actividades estarían dirigidas por Casa de Teatro, colocando la cultura a nivel popular con unas expresiones nunca pensadas. A estas actividades se ha de unir el proyecto Ciudad Creativa de la Música. Una innovación que ha de realizarse es un proyecto público-privado llamado el Distrito del Diseño, entre las calles Lope de Vega, Abraham Lincoln, Gustavo Mejía Ricart y Roberto Pastoriza. Se inició en el año 2019 gracias a un pequeño grupo de arquitectos que sumaron las voluntades de comerciantes, instituciones gubernamentales y población residente, y el éxito fue magistral. De continuarse ahora podría ser una de las zonas más visitadas de la ciudad de Santo Domingo y donde se epitomizarían algunas calles, ampliando aceras, con una arborización exuberante y una ciclovía.
JRL: Uno observa, con cierto pesar, que viejas estructuras que seguramente podrían renovarse o realizarse mejoras, como el Mercado Modelo de la avenida Mella, o barrios de antaño que siguen siendo icónicos, como San Lázaro o San Miguel, que tal vez ameriten cierta rehabilitación, son dejados a su suerte y constituyen emblemas de una ciudad que parece ya haberse perdido para dar paso a otra. ¿ Qué pueden hacer los planificadores y los arquitectos para devolver su brillo anterior a esas zonas y a esas estructuras? ¿O ya no hay nada que hacer?
CV: Realmente, puede haber un cambio notable en la calidad de vida de todos los ciudadanos, al igual que en la calidad espacial de la ciudad, si estructuramos un plan estratégico que el ayuntamiento organice. Si el Ayuntamiento del Distrito Nacional asumiera su responsabilidad de hacer un verdadero gobierno local, convirtiéndose en el líder de todas las actividades sociales, políticas y económicas del Distrito Nacional y encarnando y liderando las aspiraciones de todos los grupos que comparten la demarcación territorial que le compete, desde los grupos populares hasta los empresariales, la ciudad podría ser un ejemplo como lo es Curitiba en Brasil. Para estos fines, y por primera vez, el Ayuntamiento del Distrito Nacional y la Oficina de la Mancomunidad del Gran Santo Domingo, que agrupa a todos los ayuntamientos de la provincia Santo Domingo, han de preparar conjuntamente un plan estratégico en el que se establezca claramente la visión sobre el futuro del área metropolitana de Santo Domingo, incluyendo su entorno rural y la gestión a realizar.
JRL: Estamos cumpliendo el primer cuarto de siglo. Santo Domingo es otra ciudad distinta a la que conocimos a finales del siglo XX. ¿Cómo ve usted, desde la realidad actual que ya ha sido descrita por usted, el Santo Domingo de los próximos 25 años, cuando ya estemos en el medio del siglo XXI?
CV: Necesitamos un gran plan estratégico cuyas líneas generales deben establecer lo siguiente. Para el área metropolitana, que la ciudad debería estar hecha y pensada para la gente y por la gente: una ciudad de oportunidades para todos. Que sea una ciudad fluida, transitable, en la que se multipliquen los centros de servicios, de disfrute y de empleo en los que la gente encuentre la satisfacción de sus necesidades cerca del lugar donde vivan. Que sea una ciudad en la que los flujos de gente no confluyan todos en un mismo punto, sino que estén orientados por un mejor uso del suelo que hiciera la ciudad accesible para todos. Que sea una ciudad con espacios públicos diseñados y construidos para que la gente se encuentre con instalaciones y condiciones para el disfrute individual y colectivo. Que sea una ciudad cuyo centro forme parte de una herencia recuperada y en la que todos puedan disfrutar de los aportes a la identidad que cada generación ha hecho y en la que las zonas construidas y naturales valiosas para la convivencia sean enaltecidas. Que sea una ciudad limpia y tropical: con la belleza, los colores, la luz y la sombra de nuestra condición de país caribeño. Que sea una ciudad con una comunidad identificada, responsable, solidaria, en la que la gente sienta que pertenece a su barrio, a su vecindad, pero teniendo sentido de pertenencia a algo mayor, a un patrimonio común: la ciudad. Que sea una ciudad que invierta en la gente, en la que sus habitantes reciban los bienes y servicios para una mejor calidad de vida. Que sea una ciudad con una infraestructura y servicios que habiliten el espacio para que la gente viva mejor, y que la hagan atractiva para las inversiones en una economía global y de alta competitividad.
JRL: Al margen de la ciudad, ¿qué propone usted para el área rural, que parece olvidada siempre en los planes de desarrollo?
CV: Para el área rural, que los poblados de la provincia de Santo Domingo sean centros autónomos de desarrollo con la calidad y servicios necesarios para que su gente viva mejor aprovechando las condiciones del desarrollo urbano y la cercanía del espacio natural. Que el territorio entre los poblados de la provincia Santo Domingo y el área metropolitana sean utilizados para el desarrollo de actividades productivas aprovechando la cercanía a Santo Domingo, de modo que enriquezcan esta zona para que los poblados sean más atractivos para la población. Que este territorio sea una reserva de recursos naturales: forestales, hídricos, de biodiversidad, de suelos armónicamente interrelacionados con los poblados y el área metropolitana de Santo Domingo. Que estas comunidades estén interconectadas, comunicadas entre sí y con el área metropolitana de Santo Domingo, por un sistema de vías y transporte adecuado a las necesidades de la gente y a la producción y comercialización de bienes y servicios.
JRL: No creo mucho en las estadísticas de los censos nacionales, que o tardan mucho en darse a conocer los resultados, o me parece que esconden las estadísticas auténticas. Pero un exdirector de Estadísticas me confió hace varios años, cuando no se hablaba de esa cantidad, que Santo Domingo, agrupando el Distrito Nacional, la provincia y sus municipios, tenía 4 millones de habitantes. Pongo solo algunos ejemplos comparativos, con estadísticas oficiales de 2023: La Habana tiene 2,137,847; Ciudad de Panamá, 1,150,189, y si nos vamos más lejos, Jerusalén tiene apenas 985,000; Berlín tiene 3.9; Roma posee 2,770,000. No menciono a los más próximos, como San Juan de Puerto Rico y Haití, porque no se acercan siquiera a la población del Gran Santo Domingo. Y hay otras ciudades europeas muy por debajo de nosotros. Y toda Centroamérica por igual. Con una densidad poblacional tan grande como la que tiene Santo Domingo, ¿hacia dónde caminamos y qué es necesario hacer para evitar ser una ciudad no habitable en poco tiempo?
CV: Insisto en un plan estratégico que esté basado en cinco líneas que se derivan de esta visión que te he venido exponiendo. Estas estrategias serán el fundamento de políticas, programas y proyectos que al ejecutarse darían como resultado un área metropolitana más organizada. Las líneas estratégicas serían las siguientes. Constituir al Ayuntamiento del Distrito Nacional y a la Oficina de la Mancomunidad del Gran Santo Domingo en los entes líderes de los esfuerzos de la comunidad de la provincia de Santo Domingo hacia el desarrollo. Fortalecer la capacidad de gestión, previsión y planificación de los ayuntamientos estructurando un sólido cuerpo de políticas, normas e instrumentos que les permitan cumplir efectivamente con sus responsabilidades de gobierno local y de agentes del desarrollo del área metropolitana, tomando en cuenta las necesidades de la comunidad y la armonía con el medio natural. Propiciar el ejercicio pleno de la condición de ciudadanía, promoviendo la identificación de la comunidad con su municipio y el ejercicio compartido de la responsabilidad por la gestión municipal mediante la participación de todos los sectores de la comunidad y la búsqueda de consenso en torno al futuro y presente. Otros proyectos, además de los antes mencionados, que se pudieran ejecutar para tener un mejor Santo Domingo en los próximos 25 años, como tú bien señalas, serían: un proyecto que identifique los recursos naturales, determinando sus potencialidades y estructurando un plan de manejo para que haya un desarrollo sostenible. El manejo y uso racional de los sistemas del río Ozama y sus afluentes, el río Isabela y los arroyos Yaguasa, Higüero, Yabacao, Tosa y Yuca; el sistema del río Haina con sus unidades de arroyos Buey, Isa, Mana y Blanco; el sistema del Brujuelas con sus unidades de humedales de agua dulce, pantanos, ciénagas y lagunas; los sistemas de Sabana Guabatico, Los Haitises y el medio marino, que le permitan al área metropolitana conservar uno de los recursos más preciados que hoy podríamos disfrutar. La efectiva coordinación que deben realizar los ayuntamientos para detener las acciones de contaminación de los cuerpos de agua. Habría que intervenir con especial atención fuentes importantes de contaminación como son las granjas avícolas y porcinas, así como la aplicación de agroquímicos en el cultivo de la caña. Se han de cerrar todos los efluentes de las industrias que desaguan en los ríos. Hay que hacer un programa intenso de reforestación de las cuencas hidrográficas y de aquellas áreas degradadas. Esto haría que pasear por los ríos de esta ciudad fuera un evento que se convertiría en parte de la rutina de las familias de Santo Domingo y una de las principales atracciones turísticas. La pesca recreativa, los veleros entrando en las marinas, las prácticas de deportes náuticos y el paso de las aguas serían escenas del diario vivir del área metropolitana de Santo Domingo. Se debe mejorar la accesibilidad y el transporte de productos y personas a través de la reestructuración y ampliación de la red vial del área rural, al igual que el sistema de transporte interurbano. Se deben relocalizar las paradas y terminales de autobuses que ofrecen servicio a las áreas rurales y poblaciones periféricas. Los ayuntamientos, en coordinación con el gobierno central y la población, deben dar respuesta a las deficiencias en la oferta y demanda de equipamientos para los servicios de salud, educación, abastecimiento y recreación de las áreas rurales y poblaciones periféricas. Para impactar la imagen de la ciudad, en toda su extensión, se necesitaría el soterramiento del tendido eléctrico y telefónico. Los ayuntamientos contratarían alguna firma internacional que, con un equipo y maquinarias de última generación, realizarían túneles en los que se han de colocar todas estas redes, incluyendo los bancos de transformadores. En algunas zonas se ha de implementar una idea de larga data: que los constructores de edificaciones excavaran las aceras y las dejaran preparadas para abaratar los costos del soterramiento. Los temores de la ciudadanía y las instituciones gubernamentales de que cualquier fenómeno atmosférico derribara los cables quedarían en el pasado.
JRL: ¿Y nuestra Ciudad Colonial, patrimonio de la humanidad?
CV: Para hacer que la Ciudad Colonial sea comercialmente competitiva y apoyar los proyectos de revitalización, habría que ampliar los estacionamientos ubicados en las esquinas de las calles Polvorín y José Joaquín Pérez, José Reyes y Padre Billini, Conde y José Reyes. Construir una segunda planta en el estacionamiento de la esquina de las calles Padre Billini y arzobispo Meriño. Entre los proyectos destinados a atraer población a la Ciudad Colonial se están realizando reciclajes de edificios para convertirlos en apartamentos para personas de clase media y media baja, como la Metralla, Gómez, Zaglul, el solar donde está la conservaduría de hipotecas del Ayuntamiento del Distrito Nacional en la calle Palo Hincado y el conjunto de edificios republicanos de la avenida España en Santa Bárbara. Se remodelaría la manzana situada entre la avenida Mella y el inicio de la calle Benito González. Se retiraría la verja del parque Independencia, con lo que se integraría nuevamente este espacio público a toda la ciudad, remodelando todo su entorno. Esto convertiría a la Ciudad Colonial, además de todos los trabajos que allí se realizan, en un hormiguero humano las 24 horas del día. Este programa comprendería el rescate del Mercado Modelo y sus alrededores, donde están ubicados mayormente almacenes de provisiones y el Pequeño Haití. Este rescate uniría toda esta zona a la Ciudad Colonial y sería una de las áreas urbanas de mayor desarrollo y dinamismo. Allí se mezclarían las viviendas con los bares y comercios ligados al entorno turístico del mercado. El Timbeque habría que convertirlo en un parque a orillas del río Ozama y dándoles otra dimensión a los barrios de Santa Bárbara y Villa Francisca.
JRL: Y de nuevo, ¿y el debatido polígono central?
CV: En el polígono central, en algunas épocas del año se cerraría al tránsito vehicular y solo algunas calles perpendiculares quedarían abiertas. Los edificios de estacionamientos, colocados estratégicamente en el área, permitirían que funcione adecuadamente una línea de autobuses que haría el circuito desde los estacionamientos hasta los diferentes sectores de tiendas o recreación. Para lograr todos estos cambios ha de producirse un proceso continuo de comunicación, información y motivación, por varios años continuos, entre el ayuntamiento, la sociedad y el Estado. Es decir, privilegiar la participación de todos los sectores que construyen la ciudad en la identificación, planificación, ejecución, seguimiento y evolución de las iniciativas y respuestas a las necesidades y demandas de sus habitantes, desbordando los límites de la emergencia y lo inmediato, y la sociedad ha de hacer suya la ciudad.
JRL: Finalmente, me parece que usted ha demostrado que Santo Domingo puede convertirse en una ciudad modélica frente al caos que reina hoy en sus calles y avenidas, sobre todo por el tema vial. ¿El Santo Domingo con el que usted sueña sería posible si hay determinación y voluntad política?
CV: Desde luego que sí. Santo Domingo está llamada a transformarse en una metrópolis competitiva en los mercados mundiales, basada en la calidad de sus recursos humanos y en la eficiencia de su transporte y servicios públicos. Convertirla en la ciudad más agradable y visitada del Caribe no sería la tarea de un hombre o de un pequeño grupo. Sería por el esfuerzo de hombres y mujeres que, teniendo una visión clara de futuro, se comprometieran a ejercer un liderazgo que incluyera a todos los estamentos de la sociedad del Distrito Nacional y de la provincia Santo Domingo en la búsqueda de un futuro con mejores oportunidades para todos.