El deporte en el siglo xxi contribuye al proceso de globalización y, a su vez, está afectado por el mismo proceso (Moragas, y otros, 2003). El deporte se ha convertido en un fenómeno omnipresente en las sociedades contemporáneas y, en este ambiente de globalidad, algunos clubes se han convertido en una marca global, con un impacto similar en la sociedad a las marcas de otros sectores como Time Warner, McDonalds o ibm. Así pues, algunas de estas marcas ya se han interesado por convertirse en partners de algunos de estos clubes. El último ejemplo lo tenemos entre Warner Bros. Consumer Products (wbcp) y el F.C. Barcelona, quienes llegaron a un acuerdo este pasado agosto para que la empresa norteamericana (propiedad de Time Warner) obtenga la licencia de productos oficiales del F.C. Barcelona en los mercados de Estados Unidos, Canadá, México, América Central y Sudamérica. De esta forma, Warner Bros. adquiere los derechos de manufacturar, distribuir, promover y comercializar los productos oficiales del club catalán por todo el continente.
Pero, en concepto de patrocinio, el F.C. Barcelona también ha sido uno de los abanderados de un nuevo tipo de patrocinio: el solidario. Este pasado septiembre de 2006, el club catalán firmó un acuerdo con Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) en donde el club dará durante cinco años 1.5 millones de euros para proyectos contra el sida en Suazilandia y lucirá el logotipo del fondo en la camiseta, hasta hoy, sin publicidad. Así pues, hoy en día y aprovechando esta coyuntura, en el mundo del deporte se han desarrollado los clubes globales. Clubes globales que pueden identificarse claramente con los clubes de fútbol más ricos –los pertenecientes al club de los 200 mil euros: Manchester United, Chelsea, A.C. Milán, Juventus, Real Madrid y F.C. Barcelona– pero que también podrían relacionarse con el impacto que las franquicias de la nba norteamericana están teniendo en todo el planeta o la notoriedad de algunos equipos de la mlb, como los Yankees de Nueva York.
Las características de un club global se pueden resumir en tres: la identificación global con el equipo, la épica e identidad, y la posesión de grandes jugadores. En relación con la primera, es evidente que para consolidarse como un club global, el mismo tiene que tener seguidores en todo el mundo que queden cautivados por sus equipos. El F.C. Barcelona, por ejemplo, tiene peñas de seguidores repartidas por todo el planeta –en el ejercicio 2004-2005 se habían registrado 1,182 peñas, de las cuales 36 estaban situadas fuera de España–. Pero, y optando por un ejemplo más próximo en el tiempo, cabe mencionar el éxito del primer equipo de fútbol del F.C. Barcelona en su gira americana del año 2006. El dos veces campeón de Europa (1992 y 2006) atrajo en su partido contra el Chivas de Guadalajara en el Coliseum de Los Ángeles a 92,650 espectadores; contra el América de México en el Reliant Stadium de Houston, el Barça congregó a 72,000 personas; cifra que se repitió en el partido de Nueva York, ante el Red Bulls. Unas cifras jamás pensadas en Estados Unidos si tenemos en cuenta que el fútbol, su soccer, no es hegemónico. En el caso del baloncesto norteamericano, los juegos olímpicos de Barcelona 92 fueron un escaparate de lujo para observar al conocido dream team, la selección nacional estadounidense.
Referente a la épica, los clubes globales siempre están asociados a episodios trascendentes de la historia del deporte, como la conquista de una Champions League en fútbol, el anillo de la nba en baloncesto o una final de la Super Bowl. Pero, muchas veces, y este es el caso del F.C. Barcelona, un club global lleva consigo unos valores asociados. El Barça siempre ha simbolizado la libertad, la lucha contra la dictadura (Vázquez Montalbán, 2005), “el club de los que perdieron la Guerra Civil Española (1936-39), de los republicanos y antifascistas”, apunta quien es vicepresidente del club Alfons Godall. Corroborando la afirmación de Godall, el periodista norteamericano Franklin Foer asiente que el F.C. Barcelona redime el fútbol de las críticas a la violencia que a veces ha comportado el fútbol, “demostrando que los aficionados pueden amar a un equipo y a un país con pasión, sin necesidad de convertirse en terroristas o hooligans” (Foer, 2004: 171).
Finalmente, un club global está asociado a grandes jugadores. Ronaldinho pasará a la historia como uno de los más grandes jugadores que ha tenido el F.C. Barcelona o como quien ha sido embajador de las Naciones Unidas para el deporte; Ronaldo, como quien sumó más goles que el mítico Pelé en una fase final de un Mundial con la Selección Nacional del Brasil (Alemania 2006), o Michael Jordan como el máximo exponente de los mejores años de los Chicago Bulls.
Pero el F.C. Barcelona posee una característica que puede contribuir decisivamente a la expansión de su marca. De momento, ha sido el fútbol –deporte emblemático de la entidad– la punta de lanza para globalizar la entidad. Mientras la gira americana de 2003 del primer equipo de fútbol tuvo una asistencia media en los partidos de 30,000 espectadores, en esta última gira ha habido una media de 70,000. No obstante, el club catalán tiene en su estructura deportiva otras disciplinas que, en un futuro, pueden ser claves para penetrar en algunos mercados, entre ellas, el béisbol. Más aún si tenemos en cuenta que una gran multinacional del sector del entretenimiento, como es Time Warner, posee los derechos de producción y comercialización en todo el continente americano de los productos oficiales del club. Un continente, a su vez, en el que se presentan unos países tan diversos culturalmente que incluso no comparten ni la afición por el mismo deporte: mientras que en el norte dominan el baloncesto, el fútbol americano y el béisbol; en el centro y el caribe predomina el béisbol y en el sur el fútbol. Así pues, mercados tan diversos necesitan productos culturales diferentes. Un elemento que el F.C. Barcelona puede explotar con facilidad. Y con un valor añadido: la marca Barça siempre irá asociada con unos valores cívicos y democráticos muy en auge en este momento. Más aún cuando el F.C. Barcelona y Unicef han firmado el contrato de patrocinio solidario.
El F.C. Barcelona dispone de secciones profesionales (fútbol, baloncesto, balonmano y hockey patines), secciones no profesionales (béisbol, fútbol femenino, patinaje artístico, ciclismo, hockey sobre hierba, hockey sobre hielo, voleibol, atletismo, rugby y fútbol sala) y secciones asociadas (U.B. Barça, en baloncesto femenino; C.E. Instituto Guttmann, en baloncesto en silla de ruedas, y C.V.B. Barça, en voleibol femenino). Obsérvese, pues, que la institución no sólo se presenta como el paraguas para albergar a un club dedicado única y exclusivamente al deporte rey, sino que asume la potenciación de otros deportes, en los cuales en algunos casos se paga a sus jugadores (secciones profesionales) o sólo se les remunera si entran en los cuerpos técnicos del club (secciones no profesionales).
F.C. Barcelona y el béisbol
En un país como España, donde el béisbol nunca ha tenido la importancia que tiene en Estados Unidos, Japón, Cuba, Venezuela o la República Dominicana, el Barça ha creado en los últimos años uno de los equipos más competitivos de la liga estatal española. En la liga 2005-2006 participaron 12 equipos, divididos para la fase regular en dos grupos de seis: Arga C.D. (Navarra), F.C. Barcelona (Cataluña), Hércules l’Hospitalet (Cataluña), Marlins Puerto Cruz (Canarias), Rivas Ciudad del Deporte (Madrid), Sant Boi C.B.S. (Cataluña), Amaya C.D. (Navarra), Irabia C.A.D. (Navarra), el Llano (Astúrias), Rojos de Candelaria (Canarias), U.P.V. San Inazio (País Vasco) y Viladecans C.B. (Cataluña). Al final, el F.C. Barcelona tuvo que jugarse el título de liga contra el Marlins Puerto Cruz, equipo que resultó campeón apeando a los catalanes del título. Este hubiera sido el cuarto título de liga que el F.C. Barcelona habría conseguido en béisbol desde que nació la sección en 1941. De todos modos, este último subcampeonato significa la mejor clasificación de la entidad en liga desde 1956, año en que el equipo se proclamó por última vez campeón estatal.
No obstante, el equipo de béisbol del F.C. Barcelona ha protagonizado un verdadero progreso en su calidad en los últimos cinco años, incluso dominando claramente las categorías inferiores del béisbol regional: los equipos infantil, alevín y juvenil quedaron campeones de Cataluña, mientras que sólo el cadete quedó fuera de los tres primeros puestos de la clasificación. Estos datos son muy dignos, sobre todo si tenemos en cuenta que el béisbol en España ha tenido, desde siempre, dos dominadores claros: el equipo de Viladecans (localidad cercana a Barcelona) y los equipos canarios. Por un lado, el Viladecans C.B. es el equipo con más palmarés en España, siendo 19 años consecutivos campeón de liga y copa (1983-2002); por el otro, los equipos canarios (Marlins y Rojos) son los actuales dueños del béisbol español, con tres ligas consecutivas desde el año 2004: una para Rojos (2004) y dos para Marlins (2005 y 2006). Y es que en las Islas Canarias hay facilidad para conseguir buenos jugadores, sobre todo gracias a la gran comunidad venezolana que vive en el territorio insular. Además, el gobierno regional también se ha volcado en subvencionar un deporte hegemónico en esta región de España.
Es en este sentido, el norteamericano Jake Molina, seleccionador español de béisbol, se muestra muy satisfecho del trabajo realizado por los clubes y el propio combinado estatal en relación con el incremento del nivel del béisbol en España. “Ahora hay mucha más gente jugando, pero, sobre todo, hemos mejorado mucho el pitcheo, clave del juego”, argumenta Molina. De estas declaraciones se puede deducir que, cuando Molina se hizo cargo por primera vez de la selección en 1989 –el americano ha pasado dos veces por el banquillo español, de 1989 a 1993 y a partir de 2004–, el nivel del béisbol en la península era muy bajo. Sensación similar a la del pelotero Fidel Torres Mañé cuando llegó a España para jugar en los Halcones de Zaragoza, equipo que había ascendido a la primera división española de béisbol en 1992. Después de jugar en Zaragoza, jugó con Rivas, de Madrid; Rojos, Viladecans y, finalmente, recayó en el F.C. Barcelona.
Mañé es un ejemplo más de un deportista que nunca ha renunciado a lo que quería, jugar al béisbol, a pesar de las dificultades. Y, a lo mejor, su experiencia es, junto a muchas otras, una ventana abierta a la esperanza de muchos chicos y chicas que ven frustrado el salto a las grandes ligas en un momento de su vida, hecho que les permitiría aspirar a una vida con menos problemas económicos. Mañé es un enamorado del deporte que valora por encima de todo poder disfrutar de éste y respetar los valores cívicos implícitos que de éste se desatan: solidaridad, compañerismo, igualdad o integración. Valores muy acordes con la filosofía actual de la institución donde pertenece, el F.C. Barcelona, y valores que esta misma institución quiere proyectar aprovechando su globalización. Por ejemplo, el sociólogo catalán Salvador Cardús busca una imagen para sintetizar el concepto de integración vinculado al F.C. Barcelona. Integración, dice, “en última instancia es tener temas de conversación, tener cosas para compartir, para poner en común. Y el Barça es muy potente en este ámbito”. El mismo Mañé supone que, aunque su equipo de béisbol no tiene la resonancia mediática que un homólogo dominicano o norteamericano en su país, su club “es el más grande del mundo”.
Fidel Torres Mañé nació hace 36 años a 500 metros del estadio Quisqueya de Santo Domingo y, aunque su pasión por el béisbol ya nació con él, Mañé recuerda que empezó a jugar este deporte a los 13 años. “Fue Bienvenido Camilo quien me incentivó a jugar al béisbol, porque él creía que yo tenía condiciones”, apunta Mañé al recordar sus inicios. Sus primeros clubes fueron la Agrupación Deportiva Ensanche La Fe y la Liga Manuel Mota. Fue mientras jugaba en la Liga Manuel Mota cuando los Yankees de Nueva York lo descubrieron y Mañé pudo entrar a la escuela que los neoyorquinos tienen en San Cristóbal. En 1987, Mañé firmaba su primer contrato profesional con los Yankees para jugar en la rookie league de Santo Domingo, liga en la que posteriormente jugó también con la filial de los Marineros de Seattle. Pero no hubo suerte. “No llegué a dar el salto a los Estados Unidos por un problema de visado; siempre me decían que con 19 años ya era mayor para dar el salto o que no había suficientes visados”, reflexiona el jugador del F.C. Barcelona.
En estas condiciones, Mañé explica que hizo un cambio radical: pasé de jugar de pitcher a jugar de catcher”. Tiempo también en el que Mañé entró a la academia japonesa Hiroshima Toyokar donde estuvo seis meses, sin demasiada fortuna. Pero, casualidades de la vida, una vez finalizado su paso por la institución japonesa, Mañé se encontró con la oportunidad que había soñado. Según él, “un día fui a ver un entrenamiento de un equipo de la liga de invierno, Las Estrellas Orientales. Ellos necesitaban un catcher y yo me ofrecí voluntario”. Así pues, en un santiamén, el actual pelotero del Barcelona se convirtió en un catcher de prácticas improvisado del equipo, con el que posteriormente jugó un primer partido e hizo un home run al picher Armando Benítez bateando una bola que se acercaba a 90 millas. Desde aquel partido Mañé se quedó como catcher de prácticas de Las Estrellas Orientales hasta que llegó el contrato con el equipo español. “Tenia 22 años y veía que me estaba pasando la oportunidad y vi que era el momento de marcharme; aunque el hecho de no llegar a las grandes ligas es frustrante, la vida te hace ver que el objetivo es triunfar en cualquier liga”, afirma Mañé. Y así ha sido, en España el dominicano ha conseguido ser un referente para los diversos equipos donde ha pasado.
No obstante, antes de poder llegar a estar orgulloso de su paso por el país, Mañé tuvo que ver hace 15 años como tendría que jugar en una liga donde “había pocos jugadores de nivel con quienes poder entrenar”. De todos modos, “el béisbol en España ha dado un cambio radical: han llegado grandes jugadores e, incluso, España se ha clasificado para un mundial”, concluye Mañé. Por ejemplo, el actual manager del F.C. Barcelona es el venezolano Elías Lugo, o el último grand slam del equipo lo anotó el también venezolano William Domero hace un año contra Rojos de Tenerife. En esta coyuntura, se puede afirmar que el béisbol en España es un deporte que está aumentando su importancia en la sociedad. Aunque aún le falta mucho recorrido para llegar a los niveles de admiración del fútbol o el baloncesto, la liga española de béisbol ya empieza a ser atractiva para los jugadores de países donde este deporte es hegemónico. Frente a este hecho, y teniendo en cuenta que el F.C. Barcelona es una marca global con la voluntad de penetrar en todos los mercados, el béisbol puede constituir un apoyo interesante para que el club aumente su notoriedad en países como los centroamericanos. Ha quedado claro que un estadio de fútbol americano puede llenarse para ver en directo un partido del equipo de Rijkaard y Ronaldinho; pero, si en verdad el club aspira a potenciar sus secciones y a no despreciarlas frente al equipo profesional de fútbol, es evidente que la sección de béisbol y sus integrantes tienen mucho que decir.
Bibliografía
F.C. Barcelona, Memòria 2004/2005. Barcelona, Departamento de prensa F.C. Barcelona, 2005. Foer, Franklin, El mundo en un balón. Cómo entender la globalización a través del fútbol, Barcelona, Debate, 2004. Moragas, Miquel de, y otros, El impacto de Internet en los medios de comunicación y la industria del deporte, Cerdanyola del Vallès, ceo-uab, 2003. Murillo, Enrique, y Carles Murillo, El nou Barça, Barcelona, edición 62, 2005. Pujol, Eduard, “Un club, un país, espais compartits”, en Revista Barça, 2006, 19, p. 12-17. Salvador, Jordi Josep. Futbol, metàfora d’una guerra freda. Un estudi antropològic del Barça. Tarragona, Departament d’Antropologia, Filosofia i Treball Social de la Universitat Rovira i Virgili, 2004. Vázquez Montalbán, Manuel, Fútbol, una religión en busca de un Dios, Barcelona, Debate, 2005.
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