Revista GLOBAL

Impacto de las Grandes Ligas en la República Dominicana

por John Seibel
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La tradición

La tradición de la pelota en la República Dominicana se inicia entre 1880 y 1890, cuando inmigrantes cubanos y empresarios norteamericanos, junto a dominicanos, comenzaron a practicar este deporte en el país. Equipos profesionales como Liceo, de 1907, Estrellas Orientales, de 1911, Escogido, de 1921, y las Águilas Cibaeñas, de 1937, son más viejos que muchas de los equipos de las grandes ligas. De hecho, muchos historiadores coinciden en que la mejor pelota del mundo se jugó en el torneo Campeonato Ciudad Trujillo en el país en 1937. A pesar de la infame barrera de color rota por Jackie Robinson en 1947, se desarrollaban actividades entre el país y la mlb. Desde el día 26 de septiembre de 1956, cuando Osvaldo Virgil debuta con la franela de los Gigantes después de haber firmado en 1953 por la suma de 300 dólares, 420 dominicanos han desfilado por las grandes ligas y miles por las ligas menores. Después de la primera oleada de bigleaguerers dominicanos de la década de los sesenta, encabezada por Juan Marichal, los hermanos Alou, Julián Javier y Manuel Mota, y la de la década de los setenta, liderada por César Cedeño, Cesarín Gerónimo y Pedro Borbón, es en la década de los ochenta cuando los equipos de la mlb comienzan a invertir directamente en escuelas de béisbol en el país.

Gracias a los esfuerzos pioneros de hombres visionarios como Rafael Ávila, Peter O’Malley, Eppy Guerrero, Freddy Jana y Sal Arteaga, surgen las primeras instalaciones y la Liga Dominicana de Verano. Debido al éxito extraordinario de los Dodgers y los Blue Jays, rápidamente los demás equipos comienzan a imitar los esfuerzos de estos equipos. Hoy en día, 28 de los 30 equipos tienen instalada en el país una escuela, bien sea propia o a través de una especie de arrendamiento. La oficina del Comisionado de la Major League Baseball montó en el país en el año 2000 la primera oficina de la mlb fuera de New York. Para mantener el crecimiento sostenido de la industria de las Grandes Ligas y así aumentar los beneficios para el país, es importante resolver temas que a lo largo pudieran ser barreras para un desarrollo saludable: por ejemplo, las falsificaciones, la necesidad de que la protección legal de nuestras contrataciones de peloteros se rija por el denominado contrato uniforme de las ligas menores, la posibilidad de la autoregulación responsable sin la intromisión excesiva del estado, y el poder castigar laboralmente el consumo de sustancias prohibidas.

Impacto latino 

El Clásico Mundial del Béisbol es un evento que no solamente lanza la industria hacia nuevos horizontes, sino que es el resultado de la globalización del juego en los últimos tiempos. Hace apenas cuatro décadas, se podía contar con los dedos el número de jugadores latinos en los equipos. Esta situación ha cambiado radicalmente. Veamos los datos de 2005:

• El 42.6% de todos los jugadores bajo contrato, de ligas mayores o menores, había nacido fuera de los Estados Unidos. 
• De este total, el 38.2% (es decir, 2,919 jugadores) provenía de América Latina. 
• Del total de América Latina, el 53.3% (1,556 jugadores) era de la República Dominicana, seguida por Venezuela y Puerto Rico. El impacto latino en la industria no es solamente de jugadores. En el aspecto ejecutivo tenemos el mejor ejemplo en Omar Minaya, director general de los New York Mets. Por su parte, Ramón Peña ya tiene la posición de asistente especial del gerente general con Detroit. Los dominicanos, liderados por Felipe Alou, Luis Pujols y Tony Pena, han conquistado puestos de managers y el venezolano Ozzie Guillén llevó los Medias Blancas de Chicago a la victoria en la serie mundial del año pasado. En cuanto a premios, el impacto es sobresaliente. Pensemos en los siguientes ejemplos
• En los últimos ocho años del Premio Cy Young de la Liga Americana, los lanzadores dominicanos han ganado tres veces y un venezolano una vez. 
• En los últimos ocho años, el premio para el Jugador Más Valioso de la Liga Americana ha sido otorgado cuatro veces a dominicanos, dos veces a puertorriqueños y una vez a un japonés. • El año pasado, el dominicano Albert Pujols rompió cuatro años consecutivos de dominio absoluto de Barry Bonds y gano el mvp de la Liga Nacional. 
• Felipe Alou, Tony Peña y Ozzie Guillén han ganado premios como Manager del Año. Pero lo que acabo de mencionar es lo que más se ve. Sin embargo, lo más importante es lo que no se ve tan obviamente. Gracias a los esfuerzos originales de Epifanio Guerrero, Rafael Ávila, Freddy Jana y Sal Arteaga, y la confianza para invertir en el país de un grupo encabezado por Peter O’Malley de los Dodgers, hoy 28 de los 30 equipos tienen escuelas diseminadas por el territorio nacional. Y estimamos que entre 2005 y 2007, un total de cinco organizaciones habrán invertido en nuevas instalaciones. La Liga Dominicana de Verano es una de las ligas menores de mayor número de jugadores en el mundo, ha producido más de 300 jugadores de las grandes ligas y atrae aspirantes de todas partes del mundo. La presencia latina ha creado un nuevo enfoque multicultural en la industria que obliga a crear canales y vínculos de entendimiento y comunicación. Como industria, se ha aprendido a trabajar en otros países fuera de Estados Unidos y a tratar de ser ciudadanos corporativos con responsabilidad social. En la República Dominicana, la meta siempre ha sido proporcionar una alianza productiva con el Estado dominicano que beneficie al país.

Impacto económico 

Desde que la mlb estableció su oficina en el país, se han realizado dos estudios sobre el impacto económico de la industria en la República Dominicana. Cuando se utiliza el término “impacto”, no solamente se refiere a la cantidad de dólares que entran anualmente al país como consecuencia de las actividades corrientes de la industria, sino también al valor de las inversiones fijas en tierra y edificios que realizan los equipos (que sí producen una repercusión extraordinaria en su momento de ejecución). En 2003, el impacto económico se calculó en 76 millones de dólares y para 2005 el monto había aumentado a 84 millones. Estas cifras se calculan de la siguiente manera. 

1. Pagos de bonificación a nuevos aspirantes: US$ 17,384,000. 

2. Operación de las escuelas: US$ 14,000,000. Esto sólo incluye las operaciones de estas escuelas y no el efecto multiplicador y la inversión durante su fase de construcción. 

3. Liga Dominicana de Verano: US$ 2,749,000. Incluye sólo los salarios de tres meses de los jugadores y los costos de administración. 

4. Viajes de observación al país. Se calcula un total de US$ 360,000 anuales (con 30 equipos por 12 visitas por US$ 200 diarios). 

5. Salarios de jugadores de las grandes ligas reinvertidos en el país. Se calcula que un 20% se reinvierte directamente. Durante el inicio de la temporada en 2005, había 91 jugadores dominicanos de las grandes ligas con un salario combinado de US$ 235,079,110. El 20% de esta suma asciende a US$ 52,563,006. No se incluyen aquí jugadores nacidos fuera de la República Dominicana. 

6. Salarios de jugadores de las ligas menores directamente reinvertidos en el país: US$ 2,667,610 –cálculos basados en un 50% de un pool salarial de US$ 5,335,220– de un total de 582 jugadores dominicanos en las ligas menores durante 2005. 

7. Donaciones y apoyo a instituciones estatales: US$ 250,000. Son muchos los equipos y jugadores que realizan donaciones al país. Las Grandes Ligas también suministran anualmente al Comisionado Nacional del Béisbol en el país la suma de US$ 120,000. Ahora bien, es importante poner estos números en perspectiva y agregar algunos datos adicionales. Primero, son cifras bien conservadoras, para no pecar en exceso. Segundo, este impacto se siente directamente en algunas de las comunidades más pobres del país donde se encuentran las escuelas: Guerra, Nigua, La Victoria, Villa Mella, Boca Chica, etcétera. Por lo tanto, el impacto económico es más profundo. Tercero, no se incluye el valor agregado que se extiende al sector informal, donde se desarrollan múltiples actividades. Cuarto, se generan 1,175 empleos directos y otros 881 empleos indirectos. Y, finalmente, se crea un name recognition para la República Dominicana cuyo valor es difícil de cuantificar.

Impacto social 

La meta como industria no es solamente producir buenos peloteros, sino también excelentes ciudadanos. El béisbol es quizá el deporte profesional que más une a las diferentes generaciones. Todos podemos recordar la primera vez que vimos un juego acompañados por nuestro padre o abuelo. Y ningún otro deporte resalta históricamente los valores como la pelota. Quién no recuerda el acto heroico de Roberto Clemente, el discurso de Lou Gehrig frente a la muerte, la perseverancia de Carl Ripken o la capacidad de Jackie Robinson para superar las dificultades en la sociedad americana en medio de insultos raciales. Si se quieren cultivar buenos valores en nuestros peloteros, primero es necesario testimoniar buenos valores como industria y ser socialmente responsables. Y esta es la misión que se ha propuesto la industria en la República Dominicana a través de donaciones, educación e iniciativas especiales. Es imposible cuantificar el monto combinado de donaciones que han generado jugadores, equipos y la mlb al país.

Son muchos los jugadores que realizan aportes: algunos a través de sus propias fundaciones (Manny Mota, Sammy Sosa, Albert Pujols y José Mesa, por ejemplo); otros directamente en instalaciones en sus propias comunidades (Miguel Tejada en Baní, Pedro Martínez en Manoguayabo, Bartolo Colón en Altamira); y otros, como Juan Marichal, apoyando eventos especiales, como el torneo de golf para beneficiar varias instituciones, y David Ortiz, quien promovió desde Boston ayuda para los damnificados de Jimaní. Otros, como es el caso de Salomón Torres, en Santa Fe, George Bell, en Hato Mayor, y Mélido Pérez invierten en instalaciones para ser arrendadas por equipos. Y algunos como Vladimir Guerrero promueven pequeñas empresas familiares en sus pueblos (esta actividad de Guerrero fue resaltada por el Wall Street Journal en su primera página). También casi todos los equipos han realizado aportes sustanciales. Por ejemplo, el apoyo continuo de los Dodgers, de Peter O’Malley y de Rafael Ávila a la escuela Futuro Vivo en la comunidad de Guerra; la donación de los Atléticos de Oakland de 4,200 sillas de ruedas al país, y el apoyo de las Medias Rojas de Boston a la comunidad de El Mamón. Pocas personas saben que una de las donaciones más grandes que recibió el país del sector privado después del huracán Georges de 1998 la realizó la mlb, con medio millón de dólares.

Educación 

La educación también es un tema crucial para esta industria en la República Dominicana. No es ningún secreto que muchos de nuestros jugadores provienen de algunas de las zonas de mayor pobreza y dejan la escuela años atrás. Todos sabemos que el béisbol requiere no sólo destreza, sino también capacidad mental. En la medida que el joven aspirante dominicano desarrolla una disciplina mental, capacidad para adaptarse y fortaleza emotiva y psicológica, mejora notablemente sus posibilidades de llegar a las grandes ligas y sobresalir. Como industria, este desafío se enfrenta desde tres vertientes: 

1. Las escuelas desarrollan diversos programas de inglés, adaptación cultural, formación personal y apoyo psicológico. Algunas, como Cleveland, van mucho más lejos y utilizan los servicios de colegios locales para ayudar a que sus jóvenes jugadores avancen y terminen su bachillerato. 

2. Desde 2003, la oficina de la mlb en Santo Domingo ha montado la versión latina del Rookie Career Development Program (Programa Especial para Novatos Sobresalientes) donde se concentran durante dos días los mejores aspirantes de cada equipo en un taller que ofrece orientación sobre temas cruciales tales como adaptación cultural, manejo financiero, consumo de sustancias prohibidas, protección legal, presiones familiares y normas de relación con el sexo opuesto. Este taller permite que los jóvenes peloteros puedan arrancar con buen pie en Estados Unidos. 

3. Como sabemos, son muchos los jóvenes firmados (contratados) que no llegan a cumplir sus sueños. Esta industria pretende desarrollar un sistema de becas con instituciones nacionales para que los jóvenes puedan recibir capacitación especializada en inglés e informática, y una carrera técnica para que cuando dejen la pelota, tengan mejores posibilidades en el mercado laboral. Finalmente, esta industria promueve dos iniciativas especiales que benefician directamente al pueblo dominicano. La primera es la construcción de campos modelo de pelota en comunidades pobres. A través de la Baseball Tomorrow Foundation, una entidad directamente financiada por los dueños de los equipos y el sindicato de jugadores, y bajo la excelente coordinación de la Fundación Esperanza en el país, se han construido tres plays ejemplares en Quisqueya, los Hatillos de Hato Mayor y Consuelo. Estas obras, que benefician a miles de jóvenes y familias, están integradas con los programas de educación comunitaria y la micro-empresa que desarrolla esta fundación. La segunda es el programa de ligas juveniles, llamado rbi (Reviving Baseball in Inner Cities). Basado en los valores de Jackie Robinson, el rbi lleva cuatro años funcionando en el país y actualmente cuenta con 28 equipos, compuestos de 504 jóvenes de ambos sexos, de entre 12 y 18 años. Lo bonito del rbi es que combina la educación, el servicio comunitario y la formación personal con la pelota, convirtiéndose en un ejemplo excelente a imitar. También es un programa ampliamente respaldado por más de 20 empresas del sector privado dominicano.

Desafíos 

La República Dominicana cuenta con la primera oficina de Grandes Ligas establecida fuera de los Estados Unidos. Su instalación se debió a la necesidad de monitorear y regular el gran aumento de actividades que los equipos dominicanos habían desarrollado durante los últimos 15 años. Hoy se puede destacar que los equipos cumplen cabalmente con los requisitos legales y fiscales del país. Sin embargo, para poder mantener un crecimiento sostenido de la industria y seguir produciendo beneficios, es importante enfrentar varios retos. Se necesita un marco laboral que permita utilizar lo que se denomina el “contrato uniforme de las ligas menores”, sin que esto entre en conflicto con el código de trabajo vigente. El contrato uniforme es el instrumento que la mlb utiliza en todo el mundo para la contratación de jugadores. Con la finalidad de cerrar cualquier brecha y ofrecer mayor protección legal a los equipos, se ha preparado un anteproyecto de ley laboral que actualmente se encuentra en la consultoría jurídica del Senado. Este anteproyecto ha sido preparado por especialistas legales reconocidos en el país y ampliamente consultado con diferentes sectores nacionales de todas las tendencias políticas. Por otro lado, aunque se ha logrado una gran mejoría, el tema de las falsificaciones sigue siendo un reto importante. Después del 11-S, ningún equipo puede darse el lujo de contratar jóvenes aspirantes con edades e identidades falsas. Se ha trabajado muy de cerca con la Junta Central Electoral y con el Consulado Norteamericano para disminuir su incidencia. De hecho, se han realizado un promedio de 350 investigaciones anualmente durante los últimos dos años, que han generado ahorros sustanciales para los equipos y han salvado las carreras de muchos jóvenes. En este sentido, es imprescindible que las autoridades competentes persigan judicialmente a las personas que engañan a nuestros jóvenes diciéndoles que tienen que falsificar sus identidades o edades para poder ser contratados. Por otro lado, es sabido que el consumo de sustancias prohibidas y esteroides ha sido un lado oscura de esta industria en los últimos tiempos. Y la República Dominicana no ha resultado una excepción.

En los últimos dos años se han creado programas de pruebas anti-doping, educación, y servicios de consejería especializada para nuestros jugadores. La colaboración de las autoridades nacionales, mayor educación y un marco legal que permite castigar el consumo contribuirán a detener esta práctica y crear una juventud saludable. Finalmente, hay que destacar que el crecimiento extraordinario de esta industria en la República Dominicana se debe en una parte a la capacidad de la mlb de trabajar junto a las autoridades correspondientes del Estado dominicano. Esta industria ha demostrado capacidad de autorregulación de una manera responsable y cumplidora. La regulación excesiva de parte de cualquier instancia estatal no es saludable y la aplicación de la Ley Nacional del Deporte en lo que se refiere al deporte profesional no debería constituir un obstáculo. La República Dominicana puede obtener mayores beneficios de la industria de la mlb, sobre todo creando nichos especializados a través de un resource linkage (unión de recursos) con otros sectores. Por ejemplo, quienes presenciaron el Clásico Mundial del Béisbol testimoniaron una emoción indescriptible al ver cómo los jugadores se entregaban en un 100% jugando para sus respectivas patrias.

La cobertura internacional que recibió el país no tiene precio. Para que la República Dominicana pueda ser anfitrión del clásico o de juegos regulares de las Grandes Ligas en el futuro, faltan dos aspectos vitales: un estadio que reúna los requisitos de la mlb y un promotor capaz de montar con éxito el evento. Esto sería una inversión para el futuro. Las cifras económicas para Puerto Rico en el Clásico demuestran un impacto económico de 18 millones de dólares en 10 días. Por otro lado, una buena parte del turismo puede incentivarse a través de nuestros peloteros. Los que han pagado entradas para visitar los estadios y museos de organizaciones deportivas como el Fútbol Club Barcelona en España o el Boca Junior en Argentina saben lo que un minisalón de la fama dentro del estadio Quisqueya o en el ingenio Consuelo podría producir. De hecho, ya hay grupos que promueven el turismo norteamericano para ver los juegos de la Liga Dominicana en los meses de diciembre y enero, y su experiencia ha sido resaltada en periódicos como el USA Today y el Christain Science Monitor. También la Liga Dominicana de Verano puede despertar el interés de operadores turísticos, así como las escuelas para excursiones de tierra de los cruceros y de los llamados fantasy baseball camps. La Fundación Esperanza ha demostrado que es posible dirigir los recursos de la pelota para promover el desarrollo en las comunidades marginadas. En este sentido, desde que se creó la oficina de la mlb en Santo Domingo, se han acercado instituciones de renombre internacional como Plan Internacional, Visión Mundial, el Nature Conservancy, el Cuerpo de Paz y Save the Children. Alrededor de nuestros peloteros se pueden aglutinar comunidades dominicanas y norteamericanas para que juntas apoyen iniciativas educativas y de desarrollo.

En el mundo de hoy, muchas instituciones buscan incentivar iniciativas que integren recursos de las comunidades, del sector privado y del Estado como una manera de garantizar la sostenibilidad. De hecho, hay una financiadora internacional interesada en la posibilidad de que jugadores dominicanos de renombre apoyen la exportación del café orgánico dominicano a los mercados norteamericanos y japoneses, donde nuestros peloteros son bien conocidos. Dicha iniciativa no solamente estimularía la exportación, sino que también ayudaría a la protección de nuestras cuencas frágiles y a consolidar la familia rural y sus pequeñas empresas. Finalmente, el crecimiento rápido del mercado latino de Estados Unidos y específicamente de la diáspora dominicana constituye una oportunidad excelente en la que el país puede desarrollar mercados a través de su industria del béisbol. De hecho, fue la fanaticada latina la que impulsó el Clásico y los Mets de Nueva York están desarrollando iniciativas creativas para este mercado. Tiene que haber una manera en la que el país pueda beneficiarse de esta enorme posibilidad.


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