Revista GLOBAL

La black theology de Marcus Garvey

by Julián Valdés
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La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 2011 como Año Internacional de los Afrodescendientes, con la finalidad de promover “un mayor conocimiento y respeto de la diversidad de su herencia y su cultura”. En tal contexto, este artículo busca recuperar una parte del pensamiento de uno de los caribeños de más renombre en la lucha por los derechos de los afrodescendientes. Sus ideas incidieron en el imaginario de los negros de todo el mundo, en movimientos como Black pride, Back to Africa y Rastafari, y motorizaron la conquista de derechos civiles y políticos. Marcus Moses Garvey no fue teólogo, pero su compromiso social y político fue fruto de su fe, y su fe a la vez fue enriquecida por su incansable lucha de liberación. Fruto de esta dialéctica entre lo que algunos llaman ortodoxia y ortopraxis, Garvey desarrolló una reflexión teológica propia, dispersa y latente en sus escritos. 

Garvey nació el 17 de agosto de 1887 en el distrito Saint Ann’s Bay, en la isla caribeña de Jamaica. Fue el último de once hermanos. Su padre, albañil, era un ferviente amante de la lectura. Su madre, fervorosa miembro de la Iglesia Metodista de Wesleyan, horneaba pasteles y preparaba dulces que vendía para aumentar los escasos ingresos familiares. 

Las dificultades económicas familiares lo empujaron a migrar a Port Maria, en 1904, y después a Kingston, en 1905. Allí se convirtió en el más joven jefe de imprenta de la ciudad. En el ambiente obrero participa en trabajos sociales y comunitarios. En noviembre de 1908, los trabajadores del Sindicato de Impresores comenzaron una huelga. Garvey se les unió y terminó siendo líder de los huelguistas. Envuelto en las luchas obreras de la época, se convirtió en figura pública y flamante orador popular. 

A sus 23 años había trabajado como periodista en dos diarios y fundado su periódico, el Garveys’ Watchman. Para entonces, ocupó el cargo de secretario asistente en la organización política pionera de Jamaica, el anticolonialista National Club. Su afán aventurero lo llevó a viajar a Costa Rica en 1910, donde trabajó como listero en una plantación de banana. En ese país comenzó la publicación del periódico La Nación, como medio para llegar y organizar a los inmigrantes caribeños que, atraídos por el trabajo en las plantaciones, se establecían en Centroamérica. 

En 1912 Garvey retornó a Jamaica, y más tarde viajó a Inglaterra. Una vez allí, trabajó en los muelles de Londres, Liverpool y Cardiff. En esa época trabajó para las publicaciones Africa Times y Orient Review. En julio de 1914, Garvey regresó a Jamaica y fundó la Asociación Universal para la Mejora del Hombre Negro (unia, por sus siglas en inglés) con la finalidad de elevar las condiciones de vida de los negros de todo el mundo y establecer una nación y un gobierno negro bajo el lema: Un Dios, un Fin, un Destino. 

Buscando una mejor plataforma para el proyecto, llegó a la ciudad de New York en 1916: “Tres años después de que un negro extranjero llegara a los Estados Unidos, su organización −aparentemente con poca o ninguna exageración− clamaba una membresía de más de un millón”. En 1918 Garvey comenzó la publicación de Negro World, un periódico semanal editado en francés, español e inglés que circuló en todo el mundo. 

El 1 de agosto de 1920 tuvo lugar la Primera Conferencia Internacional de la unia, a la que asistieron más de veinticinco mil delegados de veinticinco países. Garvey fue electo presidente general de la unia. La conferencia también aprobó una Declaración de los Derechos de los Pueblos Negros y el establecimiento de un gobierno africano en el exilio, con Marcus Garvey como presidente provisional. 

En 1922, Garvey viajó a Atlanta (Georgia). Allí se reunió con Edward Young Clarke, el magnate de la organización racista Ku Klux Klan, para buscar apoyo al movimiento Back to Africa. Los racistas norteamericanos se habían mostrado dispuestos a financiar el retorno de los afroamericanos al continente negro. Esta entrevista le ganó múltiples críticas y cuestionamientos. Convicto por supuesto fraude postal, Garvey fue condenado a cinco años de prisión en 1925. Después de más de dos años en la cárcel, el presidente de los Estados Unidos, Calvin Coolidge, le conmutó la sentencia y lo deportó a Jamaica. 

Después de viajar por Inglaterra, París, Génova, Bélgica, Berlín, Hamburgo, Canadá y Bahamas haciendo contacto con las filiales de la unia, Garvey volvió a Jamaica en 1929 y fundó el People’s Political Party. Ese año pasó más de cuatro meses en una prisión de su país. Encontrándose todavía en la cárcel, fue electo para un peldaño en la Corporación de Kingston y Saint Andrew, el cuerpo de gobierno de esas dos provincias jamaiquinas. Un año después, el People’s Political Party, con Garvey como candidato al Consejo Legislativo de la provincia de Saint Andrew, perdió las elecciones generales. 

En 1935, Garvey abrió una escuela de Filosofía Africana con el fin de entrenar negros interesados en el liderazgo mundial de la unia. Cinco años después murió en Londres, a los 53 años, pobre y abandonado.

El Dios negro 

Garvey, siguiendo el Evangelio de Juan 1,18, afirma que nadie ha visto a Dios, porque es invisible. “Dios está en el universo sin ser visto”. Si es así, ¿cómo podemos llegar a un concepto como Dios? En 1929, hablando en la Sexta Convención Internacional de la unia, Garvey da su respuesta: “El ser humano es religioso por naturaleza, la existencia de Dios es una especie de idea innata, a la que puede llegar por medio de la intuición”.

Pero, más allá de la intuición, el ser humano puede llegar a la idea de Dios por medio de la naturaleza. Para Garvey, la naturaleza es un testimonio de la existencia de Dios. A través de ella el ser humano puede llegar a concebir un Dios todopoderoso, creador y gobernador de todo. Pero, siendo coherente con su afirmación anterior, el autor afirma que Dios está en el universo de manera invisible, por lo que es necesario descubrirlo. 

Una vez llegado a la idea de Dios, por intuición o por la naturaleza, el ser humano se formula diferentes concepciones de ese misterio inefable: “Algunos hacen a nuestro Dios, el Dios del fuego; algunos hacen a nuestro Dios, el Dios del agua; algunos hacen a nuestro Dios, el Dios de los elementos; y otros de nosotros aceptamos la creencia cristiana”.

Garvey reconoce como válidas las distintas religiones y ramas surgidas de las distintas concepciones de Dios: “[…] debemos creer fundamentalmente que hay un Dios; y rendirle culto en espíritu y verdad”. Lo que el autor considera inaceptable es que alguien pretenda clamar exclusivamente a Dios en términos de su propia forma y carácter. En palabras del autor, este ha sido precisamente el pecado de los blancos.

Sostiene que la humanidad, en toda su variedad racial, es la imagen de Dios. La creación de Dios (la especie humana en sus variados ambientes y con sus variados dones) refleja las muchas formas y riquezas de Dios. Por eso, cuando los blancos absolutizan a su Dios blanco, y cuando los negros se postran ante esa imagen, ambos deshonran a Dios y niegan la raza negra: “Dios nos dice que le rindamos culto en nuestra propia imagen. Nosotros somos negros, y para ser a nuestra imagen, Dios debe ser negro”.

El líder jamaicano llama a los negros a terminar su sometimiento a los blancos a través del culto a su Dios blanco. Los negros han de adoptar su propia religión, una religión que lo muestre negro, “hecho a nuestra imagen y semejanza”: “Si el hombre blanco tiene la idea de un Dios blanco, que lo adore como él quiera […] Nosotros, como negros, hemos encontrado un nuevo ideal. Realmente, Dios no tiene color, sin embargo, es humano ver las cosas desde su propio cristal […] Nosotros apenas hemos comenzado (aunque sea tarde) a ver nuestro Dios a través de nuestro propio cristal […] Nosotros, los negros, creemos en el Dios de Etiopía, el Dios eterno, el Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, el único Dios de todas las edades […] pero vamos a adorarle desde el punto de vista de Etiopía.”

Se percibe que Garvey no usa simplemente un lenguaje antropomorfo para referirse a Dios, ya que, como afirma, “Dios no tiene color”. Cuando habla de un Dios negro está haciendo referencia a la imagen, a la concepción, de igual modo que cuando –analógicamente– se habla de Dios como Padre. 

Aunque hay una clara identificación del Dios de Garvey con el negroide, esta identificación no significa parcialidad ciega. El autor no puede concebir un Dios que haga diferencias entre ninguno de sus hijos. 

El Cristo negro 

El punto de partida de la cristología de Garvey puede ser resumido en la famosa frase de Gregorio Nazianceno contra el monofisismo: “Lo que no fue asumido, no fue redimido”. En sus palabras, el Black Moses jamaicano traduce la idea diciendo que si Cristo vino al mundo para salvar no una parte sino a toda la humanidad, en su encarnación tuvo que haber asumido todas las razas, para poder redimirlas: 

“Cristo realmente no era un judío, sino la encarnación de toda la humanidad […] Había tanto de negro en Él como de anglosajón, tanto de europeo como de etíope, para ser el Hijo de Dios, el Padre de todos los seres humanos y el Redentor de la humanidad”. Si “todos hemos pecado” –como dice San Pablo en su Carta a los Romanos–, todos necesitamos redención. Por lo tanto –agrega Garvey–, para que Cristo sea el redentor de todos, es necesario que haya asumido todas las razas. 

Más allá de la afirmación de la universalidad de la salvación en Cristo, Garvey sostiene la preferencia de Cristo por la raza negra. Aún más, el líder jamaicano afirma que el Jesús histórico fue negro. Para sustentar estas afirmaciones utiliza tres argumentos. Su primer argumento es que, históricamente corre sangre negra por el cuerpo de Jesús. Si se traza la historia de la raza judía hasta Moisés y Abraham, se encuentra sangre negra por todas partes.

La segunda argumentación es que Jesús se identifica con los oprimidos. Los negros son oprimidos por el color de su piel; para identificarse realmente con los negros, asume la negritud: “Sugerir que Cristo ha asumido una piel negra no es emocionalismo teológico, y si la Iglesia es la continuación de la encarnación, y si la Iglesia y Cristo están donde están los oprimidos, entonces, Cristo y su Iglesia deben identificarse totalmente con los oprimidos en la medida en que ellos también sufren por las mismas razones que son esclavizados. En Estados Unidos los negros son oprimidos a causa de su negritud. Parecería, entonces, que la emancipación solo puede ser alcanzada por Cristo y la Iglesia convertidos en negros. Concebir a Cristo como no negro en el siglo xx es teológicamente tan imposible como pensar en él como no judío en el siglo i”.

Entre todas las razas, y este es el tercer argumento, Jesús tiene preferencia por los negros porque cuando fue rechazado por todos, hasta por sus discípulos, solo un negro africano, en la persona de Simón de Cirene, lo ayudó a cargar su pesada cruz. Este acto es una garantía de la preferencia de Jesús por los negros y de su resurrección de la esclavitud: “Y ahora que el negro está cargando su propia cruz, mirando su crucifixión, clamamos al mismo Salvador, al Poder Divino, para que nos preste la ayuda que nosotros le prestamos cuando se encontraba en gran necesidad. Creemos que Él nos ayudará…”.

La resurrección de los negros 

La antropología teológica de Garvey se fundamentará en la imago Dei (el ser humano como imagen de Dios). De esta extraerá, como consecuencias, la igualdad fundamental entre los hombres y mujeres, pero también los atributos, la misión y el ideal de vida de los seres humanos sobre la Tierra. 

“Hombres y mujeres de Liberty Hall, hombres y mujeres de mi raza, ¿saben que el Dios que amamos […] nunca creó un hombre inferior? Ese Dios que amamos […] creó al hombre a su propia imagen, igual en todos los sentidos, donde quiera que esté; sea blanco, sea amarillo, sea rojo, sea negro; Dios lo creó en igualdad con sus hermanos. Es un Dios tan amoroso […] que en su gran amor no crearía una raza superior y una inferior”.

¿De dónde vienen pues las diferencias entre los humanos? Según Garvey, Dios ha conferido iguales atributos a todos, pero también los ha hecho libres para escoger. La capacidad de libre elección está en la base de las distinciones entre los hombres, que de ninguna manera son de derecho divino ni natural: “Las distinciones de clase o de inteligencia no son distinciones indelebles, conferidas por Dios, sino manifestaciones del fracaso en explotar el potencial para el cual el hombre ha sido destinado”. La causa de las distinciones entre los seres humanos, asegura Garvey, es la negligencia y el fracaso en desarrollar los dones que Dios ha dado a cada uno. Dios creó a todos iguales, las diferencias que vemos no son esenciales, sino accidentales. ¿Por qué entonces −se pregunta Garvey− la raza negra es tratada como inferior y se encuentra esclavizada?, ¿quién es culpable, si Dios no lo es? Su respuesta es tajante: los negros no han asumido el papel que Dios les ha asignado como hombres, como imagen de Dios; la raza negra es la única culpable de su debilidad. Como la raza negra ha sido tan negligente en su responsabilidad ante la naturaleza dada por Dios a todos los hombres, las otras razas han tomado sus derechos, como describe el Evangelio en la parábola de los talentos.

Como salida a la situación, Garvey proclama la resurrección de los negros por imperativo divino: “El trabajo de la unia durante los últimos cuatro años y medio ha sido el de ayudarnos a dar cuenta de que debe haber una resurrección en nosotros […] hay una gran necesidad de una resurrección −una resurrección del letargo del pasado, el sueño del pasado− de ese sentimiento que nos hizo aceptar la idea y la opinión de que la intención de Dios es que ocupáramos un lugar inferior en el mundo”.

Escatología: redención de África 

Garvey identifica la parusía cristiana con la redención de África: el mundo no será redimido a menos que África sea redimida. La redención de África es la meta escatológica hacia la cual se dirige toda la historia; hacia esta deben dirigirse los esfuerzos de todos. 

Cuando habla de redención de África, se refiere no solo a una salvación de corte espiritual, sino a la liberación social y política del continente y de los negros. 

¿Por qué supeditar la redención final del mundo a la liberación de los negros?, ¿cómo se explica que el acontecimiento culmen que esperan los cristianos se identifique con un hecho intramundano? La respuesta a estas preguntas y los fundamentos de su escatología los extrae Garvey de las Sagradas Escrituras. En el Salmo 68 Garvey interpreta que el plan divino es que Etiopía, representando a los africanos, tanto en su tierra como en la diáspora, tenga un lugar especial delante de Dios, mientras presenta sus ricos dones, como el rey negro Baltazar llevó oro al Niño Jesús.

De la lectura de los Hechos de los Apóstoles 8,26-40 concluye que el primer no judío en ser evangelizado fue un alto oficial etíope. Por él, el Evangelio llegó al África negra antes que a Europa o cualquier otro continente fuera de la diáspora judía de Medio Oriente. En el texto del Apocalipsis 7,9-10 contacta Garvey que en el cielo no habrá segregación racial. 

Finalmente, el autor cita con frecuencia el capítulo 21 del libro del Apocalipsis, en el que aparecen todos los pueblos llevando sus riquezas a la Ciudad de Dios, la Nueva Jerusalén. Nadie es excluido, excepto los que se excluyen a sí mismos. Garvey concluye que África está claramente presente en el propósito divino de redimir el mundo; la redención de África asegurará el bien general de la familia humana: “Nadie sabe cuándo llegará la hora de la redención de África. Está a la vuelta. Se acerca. Un día, como una tormenta, estará aquí. Cuando ese día llegue, toda África estará unida”.

 Black pride 

Tanto el contexto de prejuicios raciales, como su fe y su compromiso a favor de los derechos de los negros, impulsaron a Marcus Garvey a delinear una visión teológica que acentúa la dignidad de los negros, presentando la cara negra de la fe cristiana. Garvey pensó un Dios negro, un Cristo negro, una Iglesia negra, un hombre negro conviviendo en condiciones de igualdad con los demás hombres. 

A pesar de haber salido de un diminuto punto del Caribe, sus ideas y su lucha influyeron en todo el mundo. Logró afiliar en la unia a más de tres millones de negros en todo el mundo. Llegó a presidir un gobierno negro en el exilio con millones de ciudadanos de todo el mundo, voluntariamente naturalizados. Promovió el regreso al África, para congregar a los negros (dispersos en la diáspora, a causa de la trata de esclavos) y formar un continente fuerte, que fuera contrapeso a los demás.

En el Año Internacional de los Afrodescendientes, Garvey invita a renovar las ideas, las esperanzas y las luchas a favor del goce pleno de los derechos económicos, culturales, sociales, civiles y políticos de los afrodescendientes de todo el mundo.

Notas

1- Hollis R. Lynch (1977): Introduction a la Atheneum Edition. En Amy Jacques Garvey. (1977). Philosophy and Opinions of Marcus Garvey, Volume I. New York: Atheneum. 
2- Amy Jacques y Udom Garvey-Essien (1977): vol. 1. More Philosophy and Opinions of Marcus Garvey. London-New Jersey: Frank Cass and Company Limited, p. 16.
3- Ibid., p. 142. 
4- Marcus Garvey (1938): The Black-Man, vol. III, no. 11, nov. 1938. Citado en Rupert Lewis y Patrick Bryan. (1988). Garvey: His Work and Impact. Kingston: University of the West Indies, p. 147. 
5- Amy Jacques y Udom Garvey-Essien. Op. cit., p. 144. 
6- Cf. Ernle Gordon (1988): Garvey and Black Liberation Theology en Rupert Lewis y Patrick Bryan. Op. cit., p. 149. |
7- Marcus Garvey (sin fecha): Preámbulo a la constitución que escribió antes de partir para Inglaterra. Citado por Amy Jacques Garvey (1974): Garvey and Garveyism. New York and London: Collier Books and Collier Maxmillan Publishers, p. 141. 
8– Amy Jacques y Udom Garvey-Essien. Op. cit., p. 44. 
9- Cf. David E. Cronon (1974): Black Moses: The Story of Marcus Garvey and the Universal Negro Improvement Association. Wisconsin: The University of Wisconsin Press, p. 180. 
10- Amy Jacques y Udom Garvey-Essien. Op. cit., p. 138. 11 Marcus Garvey. Lesson 1, “Intelligence”, p. |
11-. En Randall K. Burkett (1978): Garveyism as a Religious Movement. New Jersey and London: The Scarecrow Press Inc. and The American Theological Librery Association Metuchen, p. 53-54. 
12- Marcus Garvey. Citado por James Cone (1969): Black Theology and Power. New York: The Seabury Press, p. 138. 
13- Amy Jacques y Udom Garvey-Essien. Op. cit., p. 138- 139. 
14- Cf. Ibid., p 139. 
15- Amy Jacques Garvey (1977): Philosophy and Opinions of Marcus Garvey, Vol. I, Op. cit., p. 38. 
16– Randall K. Burkett. Op. cit., p. 37. 
17- Cfr. Mt 25,14-30 y Lc 19,12-26. 
18- Amy Jacques Garvey: Philosophy and Opinions of Marcus Garvey, vol. I, Op. cit., p. 89. 19– Cfr. Randall Burkett. Op. cit., p. 63. 20 Ibid., p. 65. 

Bibliografía

–Burkett, Randall K. (1978): Garveyism as a Religious Movement. New Jersey and London: The Scarecrow Press, Inc. and The American Theological Librery Association Metuchen. –Cone, James (1969): Black Theology and Power. New York: The Seabury Press. — (1987): A Black Theology of Liberation. New York: Orbis Books and Maryknoll. 

–Cronon, David E. (1974): Black Moses: The Story of Marcus Garvey and the Universal Negro Improvement Association. Wisconsin: The University of Wisconsin Press. 

–Garvey, Amy Jacques (1974): Garvey and Garveyism. New York and London: Collier Books and Collier Maxmillan Publishers. 

— (1977): Philosophy and Opinions of Marcus Garvey, vol. I y II. New York: Atheneum. 

–Garvey-Essien, Amy Jacques y Udom (1977): More Philosophy and Opinions of Marcus Garvey.London-New Jersey: Frank Cass and Company Limited. 

–Lewis, Rupert (1987): Marcus Garvey: Anti-colonial Champion. London: Karina Press. –Lewis-Bryan, Rupert y Patrick (1988): Garvey: His Work and Impact. Kingston: University of the West Indies. onu, Resolución A/RES/64/169 (que proclama 2011 Año Internacional de los Afrodescendientes). Obtenido el 16 de junio de 2011 desde .

–Sewell, Tony (1987): Garvey’s Children: The Legacy of Marcus Garvey. London: Voice Communications. Unesco, 2011, Año Internacional de los Afrodescendientes. Obtenido el 16 de junio de 2011 en . 

—vvaa (1986): Cultura negra y teología. San José: Editorial dei.


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