Revista GLOBAL

Los cuatro nudos gordianos de la Cuba contemporánea

por Haroldo Dilla Alfonso
21 vistas

Dentro de la región del Caribe, Cuba ocupa un lugar de preeminencia, no solo por su extensión territorial, sino por su historia, su posición de principalía en diversos renglones, y por su establecimiento político. La mayor de las Antillas, empero, vive actualmente un proceso intenso de deterioro, digamos, físico: sus ciudades, comenzando por La Habana, acusan pobreza, a causa de una severa crisis alimentaria; y ruina, por el envejecimiento de sus otrora edificaciones emblemáticas que caracterizaban su riqueza urbana. A esto hay que añadir el éxodo continuo de su población hacia otras regiones del mundo, principalmente Estados Unidos. El texto de este reconocido sociólogo cubano, residente en Chile, nos permite conocer cuatro aristas indispensables que nos ayudar.n a entender la realidad cubana de hoy y su complejidad social, política y económica.

Hay cuatro nudos gordianos en la realidad cubana contemporánea. Cuatro situaciones particularmente problemáticas que la sociedad cubana tiene que resolver; y si no hay solución, posiblemente vamos a tener que pensar en una situación más crítica que la que hoy existe. Pero primero quiero hacer una aclaración. El discurso político o académico sobre Cuba es muy polarizado, porque es políticamente un tema muy atractivo que llenó en un momento las esperanzas de un continente, cambió muchas pautas de su geopolítica y ofreció una serie de propuestas que fueron, realmente, renovadoras en el plano continental. Cuba sigue siendo identificada con su briosa revolución y sigue alimentando un apego emotivo de muchos sectores intelectuales, al mismo tiempo que genera profundas aversiones en otros. Y todo hace de Cuba un tema particularmente complicado y polarizado.

Dentro del asunto que alimenta esta polarización está la hostilidad de Estados Unidos y la existencia de lo que algunos llaman bloqueo y otros, embargo. Ante todo, hago una aclaración que me parece que es vital para poder comenzar: primero, yo considero que el embargo o bloqueo ―como se le quiera llamar― es un acto ilegal, un acto contraproducente y un acto criminal que debe desaparecer para hacer del contexto político de que hablamos un lugar más sano y más constructivo. Al mismo tiempo, sin embargo, opino que esto no quiere decir que los problemas que hoy se presentan en Cuba, por ejemplo, en la economía, puedan ser remitidos a este bloqueo. Si mañana el bloqueo desapareciera, evidentemente habría mayores oportunidades para Cuba, pero no creo que esas oportunidades sean suficientes para poder sacar a Cuba de la postración económica, social y política en que se encuentra. Yo creo que hay una cuota inmensa de responsabilidad en las políticas internas cubanas que han llevado a la actual situación crítica.

Un primer nudo gordiano: la economía

Por supuesto, la economía es el primer punto que tenemos que tratar. Ustedes saben que, en realidad, eso que llamamos (impropiamente) Revolución cubana, que es el régimen cubano del 59 para acá, nunca fue halagüeño en términos económicos, o sea, no hay un éxito económico que podamos celebrar. Hubo, eso sí, éxitos sociales considerables que tenían que ver con una inserción muy favorable a un mercado protegido, en este caso el del bloque soviético, donde Cuba era una parte tremendamente subsidiada, sobre todo vía los precios de los productos que se compraban, azúcar y níquel. Esto determinó que durante un período que va del año 1975 al 1988, aproximadamente, Cuba viviera toda una época dorada en términos sociales. Era el mejor sistema público de salud que había en el continente. El sistema educacional era excelente, el sistema de seguridad social existía. Cuba era una potencia deportiva a nivel mundial. Pero todo eso estaba subsidiado y ese es el punto: desaparecidos los vínculos políticos que favorecían este estado de cosas, inmediatamente llegó la crisis de la economía cubana.

Esta crisis tiene un primer momento en los 90, lo que se llamó eufemísticamente el «período especial». En tres años, de 1990 a 1993, la economía cubana decrece un 40 %, lo cual fue brutal. El problema actual es que nunca se ha salido seriamente de ese período especial. La situación crítica ha seguido existiendo desde los 90 hasta los momentos actuales, con breves interregnos, por ejemplo, cuando entró Chávez en la escena política latinoamericana, con los precios del petróleo a US$100.00 el barril. El apoyo a Cuba fue sustancial en ese período, pero aun así insuficiente. No pudo igualar jamás el subsidio soviético, que era realmente impresionante, ya que en una década implicó la transferencia de 65,000 millones de dólares.

Desaparecida la breve bonanza del chavismo, yo diría que desde el año 2005 al año 2010, aproximadamente, otra vez regresa la situación crítica, agudizada, a la que hacía mención anteriormente. Y esto se ha ido prolongando a todo lo largo del actual siglo. Hoy yo diría que la economía en los últimos 10 años ha estado decreciendo en términos reales un 2 % anual, lo cual realmente es un dato escalofriante. Hay, por supuesto, una tasa negativa de acumulación de capital. El país se desindustrializa rápidamente. Con una novedad en este período que no existió en el período anterior de los 90, porque la economía ahora está más dolarizada y más vinculada al mercado mundial: la inflación. Y bien sabemos que la inflación es la sepulturera de todos los proyectos políticos, y que empobrece a la población de menores recursos.

Desde aquí hay un consumo popular deficitario, que se sustenta principalmente en dos pivotes: por un lado, la recepción de remesas por parte de la población que ha emigrado; y por otro, la vinculación que se puede producir de segmentos limitados de la población o esa pequeña parte de la población que logra vincularse provechosamente a la dinámica del turismo y de la economía más dolarizada: empresas de exportación, importación, lo cual es una nueva élite que está surgiendo. Estamos hablando, en total, de no más de un 40 % de la población, es decir, hay un 60 % de la población que malvive apegada a la economía formal en ruinas. Y, por supuesto, hay un incremento tremendo de la pobreza, hay una regresión de un conjunto de indicadores sociales que habían sido emblemáticos en Cuba, como la longevidad, por ejemplo, o la mortalidad infantil. Cuba ha pasado de una posición 50, algo así, en los índices de calidad de vida del PNUD a una posición 80, lo cual habla de una caída estrepitosa. Además, una cuestión que a mí me parece que es vital es que no hay un proyecto económico. No lo hay. Y posiblemente no hay un proyecto económico porque tampoco hay una claridad de la clase política acerca de cómo avanzar en tanto proyecto nacional.

La principal motivación económica de la élite cubana es garantizar su conversión burguesa, lo que resulta visible en la manera como los descendientes de ella aparecen en los primeros planos de la economía emergente. La clase o élite política cubana es una élite fragmentada. Cuando Fidel Castro estaba vivo, Fidel controlaba todo. Raúl ya no controló todo, pero pudo movilizar algunos recursos de poder propio. El actual presidente Díaz Canel controla muy poco. Y hay, por un lado, un sector que yo llamo burocrático rentista, que es el sector más conservador, el sector más ligado a las prebendas del Estado tradicional y el más reacio a cualquier tipo de reforma. Y un sector promercado, básicamente afincado en el área militar, pero con intereses corporativos muy fuertes. Aquí la compañía militar Gaesa ―que controla la mayor parte del turismo en Cuba y la mayor parte de los servicios comerciales dolarizados― es un punto clave, el espacio privilegiado de acumulación originaria de la nueva burguesía en construcción. Ambos sectores difieren acerca de cómo organizar la economía, pero coinciden absolutamente en la necesidad de un gobierno autoritario, represivo de cualquier disidencia. Porque es ese gobierno autoritario el único que puede garantizar, recordando a Marx, su baño de lodo y sangre.

El segundo nudo gordiano: la demografía

Esto lleva a un punto: la cuestión demográfica. Particularmente grave, terriblemente grave, y voy a explicar por qué. Cuba ya tuvo un crecimiento demográfico muy discreto desde el principio de la propia Revolución cubana en los 60. Y eso tenía que ver mucho con la modernización que experimentaba la sociedad cubana; una mayor incorporación de la mujer, por ejemplo, a la esfera pública y al trabajo, etcétera, hizo decrecer la natalidad. Creo que eso es muy común en todos los países del Caribe. El problema está en que desde los noventa esto se convierte en una merma demográfica absoluta. O sea, la población disminuye. Ya en el presente se ha producido un déficit demográfico consecutivo, o sea, crónico, y salen, aproximadamente, unas 40,000 personas anualmente. Cuando en el año 2013 se dicta la nueva ley migratoria que liberalizaba la salida de las personas de Cuba (antes para salir de Cuba se requería de un permiso oficial, no sé cuántos trámites, había que pagar una cantidad de dinero para salir de Cuba), el goteo se convirtió en derrame.

Me remito a un estudio que hace un demógrafo ―Pedro Albizu Campos―, nieto del prócer boricua y vinculado a un grupo de acción cristiana progresista. Albizu Campos demuestra, trabajando con la estadística oficial, que hay una salida realmente abrumadora en los últimos tres años, estamos hablando de 1.8 millones de personas que salen del país. 1.8 millones. De manera que, de los 11 millones, quedan en la isla algo menos de 9 millones. A lo que habría que agregar que las personas que salen pertenecen a una población joven. En términos biológicos, está en edad reproductiva y en términos laborales tiene la mayor capacidad de aportar a la sociedad. Sale esa población muy educada, también, que ha completado sus estudios universitarios y carreras técnicas específicas, y sale a probar suerte fuera del territorio nacional y esto, por supuesto, es una hecatombe desde el punto de vista del desarrollo. Esto puede pasar en muchos lugares. Por ejemplo, los europeos tienen forma de resolver esto o bien incrementando la productividad y con innovaciones técnicas ―Cuba no tiene esa posibilidad―, o bien importando mano de obra de otros lugares, por ejemplo, de África.

Entonces, estamos hablando de un conjunto de mecanismos que compensan a nivel global, pero Cuba está fuera de esos mecanismos de compensación; por tanto, el país se está despoblando del área más sensible de su población, con graves implicaciones tanto para su reproducción física como para pensar su desarrollo.

Tercer nudo gordiano: la comunidad nacional

El tercer nudo gordiano al cual quiero referirme es la cuestión nacional. Cuando se produjo la Revolución cubana en el año 59, también se produjo una migración de clases altas y medias, lo que continuó a partir de los 80, pero ya con una composición social popular. Esto fue creando una situación en la cual hay dos naciones cubanas. Hay una nación territorialista en la isla y hay una nación emigrada que se encuentra ubicada en una treintena de países, aunque la abrumadora mayoría está en el sur de la Florida. Un rasgo de esta emigración es su fuerte carácter político, lo que ha generado numerosos encontronazos. Dada la naturaleza de las políticas gubernamentales cubanas, la comunidad emigrada ha sido despojada de todos sus derechos ciudadanos: no puede votar, no puede residir en Cuba libremente, y en ocasiones se le impide visitar la isla, lo que genera situaciones humanitarias lamentables. Y este problema es grave, este problema tiene que resolverse mediante acciones como el reconocimiento de la doble ciudadanía, el derecho pleno de los emigrados a actuar en el territorio nacional, con la libre salida y entrada de los nacionales a su país. Tiene que resolverse como lo ha resuelto la mayoría abrumadora de los países a nivel mundial y, en particular, América Latina; como lo ha resuelto, por ejemplo, República Dominicana con una política auspiciosa con respecto a los dominicanos emigrados, a quienes se ve como un activo del desarrollo y como parte de la nación.

Ciertamente, no es una tarea sencilla. Hay que vencer resquemores y desconfianzas. Incluso, enfrentar el hecho de que la comunidad cubana emigrada se alinea fundamentalmente con la derecha política en Estados Unidos, y le aporta a esta un caudal de votos decisivos en un estado de altísima importancia electoral. El tema cubano ha devenido, lamentablemente, en un tema de política interna en Estados Unidos.

Todo esto crea un panorama particularmente difícil, pero inevitable. No olvidemos que cuando los chinos iniciaron su apertura económica y la búsqueda de una solución a la situación económica ―estemos de acuerdo o no con el modelo chino―, se apeló a los chinos de ultramar. Los primeros interlocutores que tuvieron ellos, antes que los capitales americanos o europeos, fueron los chinos de ultramar, los cuales, efectivamente, ingresaron con un conjunto de ventajas comparativas para poder invertir y por eso fueron un factor clave a la hora de aportar capital, tanto social como monetario, para el levantamiento de la economía china. Mantener la separación de estas comunidades para resguardar el sistema autoritario es un escollo de primer orden en el desarrollo nacional.

Cuarto nudo gordiano: la política

Por último, quiero referirme al nudo político, y con él, no importa cuáles sean nuestras preferencias políticas, al asunto ineludible de la democracia, que no es un tema instrumental, sino un pivote clave en el desarrollo de cualquier sociedad y de cualquier nación.

En el período previo a los 90, Cuba era un país totalitario, o sea que el régimen pedía a sus ciudadanos/súbditos no solo obediencia, sino la entrega ideológica y emotiva. Y, por supuesto, para conseguirlo el régimen intervenía hasta en los resquicios más íntimos de la vida de las personas. Esto era posible cuando había un Estado todopoderoso, apoyado en unos vínculos políticos internacionales que garantizaban la reproducción económica, cuando no había actores independientes de la sociedad civil que le hicieran el contrapeso, cuando el otro factor que tenían delante era Estados Unidos, que era representado como una negación y un enemigo histórico de la misma nación cubana. A partir de los 90, y sobre todo desde la desaparición política de Fidel Castro, el régimen evoluciona hacia posiciones más flexibles y renuncia a la impronta totalitaria: comienza un régimen autoritario que será capaz de permitir opiniones diversas siempre que se mantengan en un ámbito privado o corporativo, sin intención de volcarse a las calles y generar opinión pública.

Esta transición iría acompañada de cambios políticos positivos. La mencionada nueva ley migratoria es un ejemplo. Otro, la última Constitución, que establece un diseño orgánico, más avanzado que el que existía previamente. Pero ninguno de los cambios políticos que se han producido dan respuesta a las cardinales antes mencionadas, así como tampoco a otra crucial: la democracia y el pluralismo.

Cuba tiene hoy una pluralidad social, de opiniones, de ideas, que solamente puede encontrar espacio en un sistema político que sea pluralista con mecanismos de representación, transparencia y participación superiores a los existentes. Esta incapacidad política para asumir la diversidad ha estado brotando en múltiples y frecuentes protestas públicas, siempre reprimidas, y donde el punto clave era el control de la calle. La explosión popular del 11 de julio de 2021 fue precedida por una etapa de efervescencia, en la cual había grupos de artistas atrincherados, literalmente, en determinados barrios populares de La Habana con un mensaje, vamos a llamarle así, pluralista; había grupos intelectuales bloqueando las calles aledañas al Ministerio de Cultura, y la población escenificaba otras protestas por temas sociales.

La población cubana estaba aprendiendo, y lo hizo con gran valentía, que la calle era un escenario de acción política. Por supuesto, esto también implicó una confluencia de sectores, que es lo que mencionaba anteriormente, Hay, por un lado, grupos intelectuales, artistas, creadores; por otro lado, personas de barrio, el sector popular; está toda la población de las ciudades mayores del país manifestándose en este contexto. Y hay una cuestión que a mí me parece muy importante y aquí voy a recurrir ahora a un aparato conceptual de Laclau, cuando hablaba de las lógicas políticas y decía que había dos lógicas políticas, la diferencial y la de equivalencias. Con la diferencial resultaba más fácil manejarse; era cuando existían, efectivamente, problemas, pero operaba una especie de diferenciación de las causas de esos problemas que no coincide en un solo cuerpo y producía múltiples interlocutores. Entonces tú puedes tener problema con el suministro del agua, era un problema del acueducto, problemas ―hablo de Cuba ahora― porque el hospital no funcionaba, era un problema de salud pública, y entonces se producía una especie de dispersión de la demanda y eso era administrable. La clase política podía administrarlo. A uno le decía que sí, a otro le decía que no, y a otro no le decía nada, se callaba la boca.

Yo creo que lo que pone sobre el tapete el 11 de julio fue la otra lógica, la lógica de las equivalencias, en la cual la gente comienza a asumir que hay un culpable, hay una concentración de las razones de sus malestares en un solo cuerpo y ese cuerpo, por supuesto, era el Gobierno cubano y el presidente de Cuba. No voy a mencionar nada, por tratarse de groserías, pero la cantidad de consignas que en ese periodo la gente cantaba por la calle eran alusiones tremendamente groseras respecto al presidente cubano Díaz Canel. Hay una especie de lógica de las equivalencias y esto cambia también la dinámica política cubana.

Esto habla de una situación crítica. Hay elementos remanentes de fortaleza del régimen cubano, uno de ellos es la unidad de clase de la élite política cubana, o sea, la élite política cubana no se ha dividido. Los militares son su columna vertebral y no se han dividido. Siempre que ha existido una ruptura de estos regímenes autoritarios o totalitarios ha habido una ruptura de la élite política. Aquí no se ha producido. No obstante, la contrapartida de esta realidad es que el precio que hay que pagar para que esa élite política sea fragmentada, que es dispar, que es retrasada desde el punto de vista político, es altamente costoso. En segundo lugar, está el problema del rejuego. La represión de los manifestantes del 11 de julio ha sido brutal. Esa gente que salió a la calle sencillamente a protestar ha recibido penas de cárcel de 10 y 20 años frecuentemente, lo cual es aparatoso, es una cosa terrible. Cada vez, por supuesto, es menor el elemento de consenso. No obstante, no olvidemos una cuestión, un régimen político que logra desarticular la sociedad civil, que logra reprimir, que logra fragmentar a la sociedad y que, por tanto, dificulta el surgimiento de una oposición organizada, puede ―sin embargo― subsistir con un apoyo militante mínimo. Y creo que es lo que pasa, hay un sector mínimo que hoy apoya ese tema, pero se moviliza con el sistema; son sectores, posiblemente, de más edad, por ejemplo, las personas que ya han echado una vida con eso que vamos a llamar Revolución y que piensan que es demasiado tarde como para cambiar las reglas de juego.

Ese es, en resumen, el diagnóstico que quería compartir con los lectores de GLOBAL. Cuba se encuentra en el peor momento de su historia. No como resultado de una revolución briosa que en los 60 encendió la imaginación de todo un continente y generó un intenso proceso de movilidad social, sino a causa de la bancarrota de una élite autoritaria y ambiciosa en proceso de conversión burguesa, que ha conformado la dictadura más añeja y onerosa de la historia continental.


Deja un comentario

* Al utilizar este formulario usted acepta el almacenamiento y manejo de sus datos por parte de este sitio web.

Global es una publicación de la Fundación Global Democracia y Desarrollo y su Editorial Funglode. Es una revista bimestral de naturaleza multidisciplinaria, que canaliza las reflexiones sociales y culturales, acorde con el pensamiento y la realidad actual, elevando de este modo la calidad del debate.

© Revista GLOBAL. Todos los derechos reservados. FUNGLODE.

Are you sure want to unlock this post?
Unlock left : 0
Are you sure want to cancel subscription?
-
00:00
00:00
Update Required Flash plugin
-
00:00
00:00