I.Abordar la obra escrita de Juan Bosch tiene un nombre inevitable: Guillermo Piña Contreras. Él es quien ha elaborado la bibliografía activa y pasiva más grande de Juan Bosch Gaviño (Piña, 2000). No es posible hablar de una bibliografía completa de Bosch ya que serán necesarios grandes esfuerzos para reunir y ordenar su producción intelectual fuera de la República Dominicana –especialmente de su exilio durante la dictadura trujillista–, además de los discursos que aún no han sido publicados, correspondencia y artículos de prensa. Merece especial mención los cuatro volúmenes de discursos políticos de Bosch de 1961 a 1971 publicados por el Gobierno dominicano, y el proyecto de sus obras completas.
La producción escrita de Juan Bosch tiene una gran división atendiendo a su naturaleza. Por un lado, están las obras literarias que descansan básicamente en la narración. Es la parte más conocida y estudiada de los textos de Juan Bosch, tanto en la República Dominicana como en muchas universidades de todo el mundo. La otra parte de su obra escrita es su producción como ensayista en el campo de las ciencias sociales, donde publicó una gran cantidad de libros de historia, sociología y politología. Esta parte se encuentra todavía en pañales en cuanto a investigación académica, y todavía es necesario mucho trabajo intelectual serio y sistemático. Atendiendo a su biografía, el Bosch literato surge desde los años veinte del siglo XX, madura plenamente entre los treinta y cuarenta, todavía produce grandes textos en los cincuenta y en los sesenta cierra esa dimensión. El Bosch ensayista, en cambio, tiene antecedentes significativos en los cuarenta, pero es a partir de los cincuenta cuando comienza una producción significativa que alcanza su plenitud entre los sesenta y setenta, con una importante producción en los noventa.
Muchos autores han destacado, con bastante acierto, que el Bosch literato se va extinguiendo en la medida que asume responsabilidades políticas como estadista y posteriormente como líder principal de dos partidos políticos en la República Dominicana. Debemos acotar, sin embargo, que durante los años cuarenta y cincuenta, cuando Bosch creaba intensamente en el campo de la narración, mantenía una amplia actividad política, tanto en el seno del Partido Revolucionario Cubano Auténtico de Cuba como en el del Estado de dicho país y del liderazgo del exilio dominicano antitrujillista. Es precisamente en ese periodo que Bosch produce una gran cantidad de trabajos para revistas cubanas que todavía deben ser estudiados en conjunto. Intuyo que ese periodo de los años cuarenta representará posiblemente la etapa más intensa de trabajo creativo, intelectual y político de toda su vida. Produjo mucho en el plano creador y en el análisis, trabajó intensamente en la vida política interna de Cuba y del exilio dominicano, fue el líder fundamental de la expedición más grande contra la tiranía trujillista, trabajó en diversos estamentos de alto nivel en el Estado cubano y mantuvo una agenda intensa de viajes y contactos políticos con los principales dirigentes democráticos y revolucionarios de toda América Latina. Entender ese periodo nos permitirá hilvanar su trayectoria posterior con gran coherencia. Fue su tiempo de forja.
La obra no literaria de Bosch expresada en libros, es decir, toda su producción ajena a la narración, tiene, a mí entender, tres grandes ciclos sembrados en torno a tres grandes hechos políticos del país. Estos ciclos se expresan en sus libros a partir de 1955. El primero gira indudablemente en torno a la inminencia del derrocamiento de Trujillo y la invasión estadounidense de 1965; el segundo se incuba en su exilio posterior a las elecciones de 1966 y alcanza su cenit con la fundación del pld; el tercero parte del triunfo electoral del prd en 1978 y concluye con el fraude electoral de 1990. Los temas centrales que provocan las variaciones de un ciclo a otro son la interpretación de Bosch sobre la manera en que se organizan socioe conómicamente nuestras sociedades latinoamericanas, sus relaciones con Estados Unidos y la validez de la democracia representativa como mecanismo de transformación de la sociedad. Si en estas cuestiones la concepción de Bosch va cambiando de un ciclo a otro, en cuanto a su compromiso con el desarrollo integral de la sociedad –especialmente la promoción de los sectores más empobrecidos– Bosch mantiene una postura única, que no solo reúne los diversos momentos de su producción no literaria, sino que integra además su producción narrativa. La preocupación, la inquietud y el dolor por quien sufre hambre y marginación en nuestras sociedades latinoamericanas es una constante de toda la obra escrita de Juan Bosch.
II. El golpe de Estado de Fulgencio Batista contra Prío Socarrás en Cuba llevará a Bosch a comenzar un nuevo periodo de su vida que paulatinamente lo llevará fuera de Cuba, a vivir en varios lugares del continente latinoamericano y regresar a su país. Ese periodo que se inició el 10 de marzo de 1952 fue la última etapa de su exilio que concluirá con su retorno a la República Dominicana el 20 de octubre de 1961. En primera instancia, Bosch no sale de Cuba debido al golpe de Estado de Batista contra Prío Socarrás, sino poco más de un año después cuando es involucrado en el asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de1953 y tiene que asilarse en la embajada de Costa Rica en La Habana. La decisión de que fuera Costa Rica estaba condicionada por el singular hecho que ese mismo día del asalto a la fortaleza militar de Santiago de Cuba por parte de Fidel Castro y sus compañeros, en Costa Rica se celebraban elecciones y José Figueres ganaba con el 65% de los votos. Es necesario señalar que desde el triunfo de la revolución costarricense de 1948, dicha nación fue un espacio abierto a los luchadores antitrujillistas debido a la colaboración de los mismos al triunfo de dicha revolución, en armas y hombres, y que Bosch y Figueres eran para ese entonces amigos y aliados políticos.
La estancia de Bosch dura menos de un año en Costa Rica y parte hacia Sudamérica, específicamente hacia Bolivia y luego Chile. Posteriormente retornaría a Cuba. Es una etapa intensa en Bosch, de activismo político antitrujillista y producción literaria. En 1955 llega a publicar en Chile tres grandes obras: Judas Iscariote, el calumniado, La muchacha de la Guaira y Cuba la isla fascinante. Además, completa su primer gran ensayo político: Poker de espanto en el Caribe. Esta obra, cuya historia como libro ameritaría un libro completo, no conoció la imprenta hasta 1988. Su análisis de las cuatro principales dictaduras del Caribe es una intensa defensa de la democracia en nuestra región. Junto a los libros Trujillo: causas de una tiranía sin ejemplo y Crisis de la democracia de América en la República Dominicana, constituyen la trilogía fundamental para entender el pensamiento del Bosch defensor de la democracia a la manera como la concebían Figueres, Betancourt o Muñoz Marín. Son estos tres textos los que forman el primer ciclo.
A menos de un año del triunfo de la revolución cubana encabezada por Fidel Castro, Bosch, que había retornado a Cuba desde finales de 1955, es apresado en La Habana y logra milagrosamente escapar y en abril de 1958 parte hacia Venezuela, donde recién había sido derrocado el gobierno de Marcos Pérez Jiménez (Bosch, 2007, 382-387). Es en Venezuela donde dicta una conferencia en la Universidad Central de Venezuela que posteriormente se convertirá en su libro Trujillo: causas de una tiranía sin ejemplo. Esta sería la única obra de carácter político publicada por Bosch antes de su regreso al país, aunque la segunda escrita por él. La tercera sería posterior al golpe de Estado de septiembre de 1963 y elaborada precisamente para explicarlo: Crisis de la democracia de América en la República Dominicana, escrita y publicada en Puerto Rico en 1964.
Estas tres obras, Poker de espanto en el Caribe, Trujillo: causas de una tiranía sin ejemplo y Crisis de la democracia de América en la República Dominicana, forman una trilogía en cuanto al análisis de la realidad dominicana y la explicación de la misma, en el contexto latinoamericano y mundial, en base a un esquema de nuestra historia que con algunas modificaciones mantendrá Bosch el resto de su vida, pero con profundas variantes en cuanto a la tipificación de las clases sociales y su papel en el proceso histórico dominicano. Las tres obras son producto del exilio y la última tiene la riqueza de contener el encuentro de Bosch con la sociedad dominicana entre 1961 y 1963. Es precisamente en esos tres libros donde Bosch argumenta con mayor vigor a favor de la democracia representativa. Se complementan perfectamente sus tesis sobre la democracia en dichas obras con los discursos publicado del mismo periodo (1998a y 1998b) y con el conjunto de sus intervenciones públicas en funciones de presidente de la República, especialmente su carta al pueblo dominicano del 26 de septiembre de 1963.
Esta trilogía y los discursos del momento forman una unidad en torno al tema de la democracia que contrasta claramente con las cuatro grandes obras que publicará Bosch al finalizar la década de los sesenta. Esas obras fueron El pentagonismo, sustituto del imperialismo, El próximo paso: dictadura con respaldo popular, Composición social dominicana: historia e interpretación y De Cristóbal Colón a Fidel Castro: el Caribe, frontera imperial. En este conjunto de textos, Bosch avanza en categorías matizadas con mayor vigor por lecturas marxistas y, sobre todo, por la experiencia política personal del golpe de Estado y la Revolución de Abril. Es a partir de estos textos que Bosch toma distancia crítica de la democracia representativa y llega a postular una tesis como la de dictadura con respaldo popular.
El mismo Bosch explica su cambio de postura intelectual y política en un prólogo que escribió a una edición especial de La Mañosa (1988a). Afirmó Bosch en dicho prólogo que “el 12 de agosto de 1966 escribí unas palabras que iban a figurar al frente de la tercera edición de La Mañosa, y el 31 de agosto de 1968 le daba fin en Benidorm, España, a la primera versión de Composición social dominicana. Entre las dos fechas había sólo dos años, pero en esos dos años todo el conjunto de mis ideas había tomado un rumbo nuevo” (1988a, 13). El impacto de la interpretación marxista no sólo lo lleva a modificar sus tesis previas en los textos políticos que mencionamos como su primera trilogía, sino que le permite entender parte de su escritura literaria inicial. “Yo no sabía lo que acabo de decir cuando escribí la novela en el año 1935 –se refiere a La Mañosa– ni cuando escribí en 1966 las palabras para su tercera edición; vine a saberlo cuando el conocimiento de lo que es la lucha de clases iluminó para mí la historia del país y me llevó a escribir Composición social dominicana” (1988a, 15). A partir de la interpretación de la historia como lucha de clases Bosch reconstruye su autopercepción de su producción precedente.
Existe un tercer grupo de obras políticas de Bosch, publicadas en los años ochenta en su gran mayoría, aunque algunas compuestas por series de artículos que había publicado previamente en Vanguardia del Pueblo, periódico del pld. Me refiero a Las clases sociales en la República Dominicana, Capitalismo, democracia y liberación nacional, El partido: concepción, organización y desarrollo, La pequeña burguesía en la historia de la República Dominicana, Capitalismo tardío en la República Dominicana, El Es tado, sus orígenes y desarrollo y El pld: un partido nuevo en América. Estas obras responden a la experiencia de creación y desarrollo del pld y la evolución política del país a partir de 1978. Con el final de los doce años de Balaguer y el ascenso del prd al gobierno, el pld comienza a participar con éxito en los diversos procesos electorales, pero conservando grandes reservas frente a la democracia representativa como mecanismo para acceder al poder. Indudablemente, las experiencias electorales y la crisis de los socialismos reales al final de su vida lúcida van afectando el pensamiento de Bosch y, por supuesto, también el comportamiento del pld como partido, más allá de la guía directa de su fundador.
No es correcto indicar que el péndulo teórico de Bosch retornó a las posiciones de la primera trilogía, pero indudablemente retrocedió en gran medida de su texto El próximo paso: dictadura con respaldo popular. La tesis de que la democracia representativa le corresponde al capitalismo como sistema político se mantuvo firme en su última década de producción intelectual.
III.La cuestión de la democracia encuentra en Poker de espanto en el Caribe una primera defensa de grandes vuelos. La pregunta central del libro es explicar las causas de la existencia de tiranías en el Caribe. Dicho con el reverso de la pregunta: ¿qué impide el desarrollo de la democracia en nuestra área? Partiendo del hecho histórico de que ni todos los países del área –ni en todos los tiempos– han tenido dictaduras ni democracias de manera constante. El libro analiza cuatro casos de dictaduras en el Caribe del 55, organizadas de manera cronológica a su inicio. Primero Rafael Leónidas Trujillo Molina desde 1930; segundo Anastasio Somoza de Nicaragua desde 1937; tercero Marcos Pérez Jiménez de Venezuela desde diciembre de 1952, y en cuarto lugar Fulgencio Batista de Cuba desde marzo de 1952.
Algo que Bosch no podía saber al escribir la obra es que estas dictaduras seguirían un ciclo diferente de finalización. La primera en caer fue la de Marcos Pérez Jiménez en enero de 1958, dando paso al gobierno democrático de Rómulo Betancourt. El segundo dictador en desaparecer fue Fulgencio Batista, en enero de 1959, dando paso al régimen de Fidel Castro. El tercero en sucumbir fue Rafael Leonidas Trujillo en 1961, dando paso en pocos meses al gobierno democrático del autor del libro: Juan Bosch. Somoza, el cuarto, pudo ser considerado el primero de los 4 en perder el poder –justo al año siguiente de la redacción de Poker de espanto en el Caribe, en 1956, por las certeras balas justicieras de Rigoberto López Pérez–, pero la dictadura somocista se mantuvo con otros miembros de la familia hasta su derrocamiento definitivo por la Revolución sandinista en 1979.
El libro Poker de espanto en el Caribe en su primera edición de 1988 está dividido en siete partes. El primer capítulo es una historia del libro mismo, escrito por Juan Bosch, donde narra el contexto en que dicha obra fue escrita y los vericuetos que impidieron su publicación hasta 33 años más tarde. De manera sumamente ingeniosa, propia de su talante literario y su formidable creatividad, arma con la narración de la historia del libro casi un cuento de misterio, uniéndolo a un escrito que recibió de Nicaragua: un informe oficial de la Guardia Nacional del tiempo de la dictadura somocista donde se narra la muerte del héroe latinoamericano, nacido en nuestro suelo, José Amado Soler. Soler había sido asesinado un año antes de que Bosch escribiera Poker de espanto en el Caribe, en abril de 1954, luchando contra la dictadura somocista.
Un segundo capítulo, que vendría a ser el primero de la obra original, es la “Introducción”. Un capítulo teórico donde Bosch aborda sus principales tesis sobre la formación de las tiranías en el Caribe. Luego siguen de manera ordenada cuatro capítulos, cada uno dedicado a cada dictador. Un último capítulo, titulado “La otra faz”, es un diagnóstico de las luchas por la democracia y la justicia contra las dictaduras recién analizadas. Mejor ofrezco las palabras exactas de Bosch en el primer párrafo de ese capítulo conclusivo: “Hemos visto la faz torva del Caribe, el aspecto sombrío de los pueblos donde gobiernan los tiranos.
Hay sin embargo otra faz, la de la esperanza, entrevista por aquellos que luchan contra el despotismo; el rostro del porvenir, cuya presencia agita la sangre en las venas de los que padecen cárcel y de valor al corazón de los perseguidos” (1988b, 193). De la introducción y de ese último capitulo extraemos las ideas sobre la democracia que a continuación presentamos.
Bosch realiza en la introducción del texto una crítica de las distintas explicaciones que justifican las tiranías en el Caribe. La primera es la justificación racial. Una tesis que se ha extinguido del trabajo académico serio pero que sigue presente en muchas apelaciones hacia el autoritarismo en el argot popular. Afirma Bosch que “no es posible argüir que la mezcolanza racial del Caribe origina las enfermedades políticas que culminan en tiranías. Hay quien haya pensado así alegando que si Costa Rica se ha salvado de esos males se ha debido a que su población es preponderantemente blanca, sobre todo en la Meseta Central, asiento de los poderes públicos y región que hasta hace pocos estaba cerrada al acceso de los negros. Alemania es un país de raza tan blanca, por lo menos, como Costa Rica, y ya se sabe qué clase de dictadura produjo entre 1933 y 1945” (1988b, 1314). Que esta apelación a la diferenciación racial no tenga prestigio académico en el presente no niega que se encuentre presente de ma nera subterránea con bastante fuerza en argumentaciones políticas. El caos político de Haití y su larga historia de dictaduras siguen siendo explicados en muchos casos desde el supuesto racial, alimentado en gran medida por el total desconocimiento de su historia marcada por el aislamiento y la explotación intensa de las potencias occidentales durante el siglo XIX y XX.
El segundo factor que cuestiona Bosch es el tema de la relación entre pobreza/riqueza y su supuesta relación con tiranía/democracia. Señala Bosch que “tampoco puede afirmarse que la pobreza de los pueblos caribes ha sido causa fundamental en esa proliferación de tiranías; y ningún ejemplo sirve mejor para el caso que el mismo de Costa Rica, país más pobre que muchos de sus vecinos del Caribe, mientras que en el polo opuesto podemos escoger como países ricos a Cuba y Venezuela, ambos aquejados del mal” (1988b, 14). Esta interpretación de Bosch sobre la relación entre economía y democracia cambiará totalmente de dirección a partir de su segundo ciclo. Basta con citar un texto del tercer periodo para comprobar el distanciamiento teórico del texto anterior.
“La llamada democracia representativa sólo funciona a cabalidad en los países donde el sistema capitalista ha avanzado hasta un punto de desarrollo relativo. Ningún pueblo ha conocido la democracia representativa antes de que en su territorio se estableciera el capitalismo, ni antes de que este se desarrollara hasta producir una clase gobernante” (2007, 227). Ese texto que encabeza su obra Capitalismo, democracia y liberación nacional es fiel reflejo del importante papel que jugó su variación teórica a finales de los sesenta para reconceptualizar sus ideas anteriores como figura en el texto de Poker de espanto en el Caribe.
El tercer factor que critica Bosch es la relación entre cultura/educación y el desarrollo de la tiranía o la democracia. “El argumento que mayor apariencia de bondad tendría sería el de que los pueblos del Caribe padecen de malestar político debido a su escasa cultural general; y en ese caso valdría el ejemplo de la propia Costa Rica, el único de toda la zona –y seguramente de todo el Continente, incluyendo Estados Unidos– que tiene más escuelas que soldados. (Adviértase que decimos ‘más escuelas’, no más maestros, pues el número de maestros es varias veces mayor que el de escuelas en esa pequeña y admirable tierra, y por tanto varias veces mayor, también, que el de soldados. [Nota del mismo Bosch en el texto]). Pero es que si acudimos a casos alejados de la región hallamos que en Inglaterra no había hace un siglo más alfabetos que en la Cuba actual o que en la República Dominicana, en términos relativos, claro; sin embargo, en Inglaterra había entonces democracia política.” (1988b, 14). Esta desconexión entre desarrollo político –en cuanto a democracia– y nivel educativo y cultural refleja una gran ingenuidad de parte de Bosch al escribirlo, que se incrementa al verlo desde el presente.
Si alguna defensa es posible de este argumento dentro del esquema intelectual de Bosch es su decidida apuesta por la “inteligencia natural” del campesino de la región, a pesar de su baja instrucción escolar y su rechazo al desprecio que por ellos sentían los habitantes de las zonas urbanas y los “letrados”. Esta tesis se encuentra claramente en su prólogo al libro de Juan Isidro Jimenes Grullón titulado La República Dominicana: análisis de su pasado y su porvenir, que se publicó en el año 1940 y desde un punto de vista práctico que, fue el motor de su exitosa campaña electoral de 1962. A pesar de que Bosch nunca dejó de considerar como algo valioso en sí mismo la inteligencia de los sectores populares –y eso marcó su manera de hablar políticamente, con gran talante pedagógico, sin palabras rebuscadas ni argumentos sofisticados–, es indudable que defendió la educación como mecanismo de formación política.
Un cuarto y último argumento fue considerar si el imperialismo era la causa de las dictaduras. “En los últimos tiempos se ha propagado mucho la tesis de que el imperialismo es el responsable de que el Caribe se encuentre apestado de tiranías. Mas he aquí que las agresiones políticas y armadas de los Estados Unidos en esa zona no toman cuerpo sino a partir de 1898, y ya a esa época los pueblos caribes conocían despotismos
tan prolongados y tan crueles como los regímenes de Indio Carrera en Guatemala o de Ulises Heureaux en Santo Domingo, o como el de Henri Christopher en Haití y el de Guzmán Blanco en Venezuela” (1988b, 14). Frente a ese argumento, el mismo Bosch escribió su obra monumental De Cristóbal Colón a Fidel Castro: el Caribe, frontera imperial que explica toda la historia del Caribe en función de la permanente presencia del imperialismo de las diversas potencia moldeando toda la historia económica, social y política de sus pueblos y Estados.
Existe un quinto factor en la argumentación de Bosch acerca de las dictaduras del Caribe y es su carácter cíclico. Propiamente, Bosch ejemplifica dos ciclos de 15 años, uno en torno a 1930 y otro en torno a 1945. Es una propuesta muy débil para establecer la periodicidad debido a que únicamente tiene dos casos y el segundo no había completado su tiempo cuando lo argumenta en Poker de espanto en el Caribe. Dice Bosch que “lo que sí aparece claro a los ojos del estudioso es que las tiranías del Caribe se producen por ciclos, y cada ciclo corresponde al momento en que debe producirse un cambio en la estructura social. […] A menudo ese cambio está determinado por fenómenos estrictamente nacionales y agravado por otros de origen internacional; a menudo lo internacional predomina sobre lo nacional y produce el desequilibrio que se resuelve en una tiranía” (1988b, 15).
Bosch identifica un ciclo alrededor de 1930, impulsado por la crisis económica que se generó a partir de la caída de la bolsa de valores de Wall Street en Nueva York el jueves 24 de octubre de 1929. Ese ciclo hizo que hubiera dictaduras en la República Dominicana, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y el fortalecimiento de la dictadura venezolana de Juan Vicente Gómez en su último lustro. En cambio, el proceso de participación de “las masas del Caribe” que “comenzaron a hacer acto de presencia en el escenario político”, reclamando “más libertades y mejor vida” (1988b, 15), frente a la misma crisis del 29, obtuvo éxitos democráticos en Colombia y Cuba, en el primer caso con el gobierno progresista de Carlos Eugenio Restrepo (1988b, 20) y el caso cubano, con la derrota de la dictadura de Gerardo Machado. Esta crisis tuvo por tanto dos signos opuestos, en varios casos generó dictaduras, en otros –debido a la participación de las masas– la construcción de regímenes democráticos.
Un segundo ciclo se articula 15 años después en torno a las consecuencias económicas y políticas del final de la Segunda Guerra Mundial. “Esta vez los pueblos barrieron con casi todos los dictadores o con los residuos de tiranías, con la excepción de Trujillo y de Somoza y con la perdida lamentable de la democracia colombiana, único lugar donde el pueblo francamente perdió la batalla” (1988b, 21). En el caso de Somoza, Bosch destaca las libertades en la edición de periódicos opositores al Gobierno y en el caso de Trujillo recordemos la breve primavera que vivieron algunas fuerzas políticas opositoras a Trujillo y la vitalidad del movimiento obrero, especialmente en la zona este del país. Pero ni en Nicaragua ni en la República Dominicana las dictaduras fueron debilitadas en ese periodo.
Pero Bosch sí propone causas y rasgos comunes de las tiranías, especialmente de las cuatro que analiza en el libro. “En cuanto a la tiranía en sí misma, sus caracteres están determinados por el perfil moral del tirano y por el genio nacional del pueblo que la sufre. Pero hay en los últimos tiempos una tendencia a igualarlas en ciertos aspectos, por ejemplo en el uso del terror y la corrupción como medios de prolongarlas, y en el uso de ficciones legales para justificarlas”. Todos celebraban farsas electorales, enfatizaban en sus discursos su fidelidad a la democracia y la voluntad popular, y procuraban tener una constitución.
En ese último aspecto señala Bosch: “[…] en este afán de legalización de las tiranías caribes. Nótese que ninguna de ellas se atreve a dictar una Constitución en que se establezca como sistema de gobierno el que en verdad ellos ejecutan. Esas Constituciones de las tiranías abundan en reconocimiento de derechos populares, en garantías de libertades y de dignidad humana. La ficción legal no tiene nada que ver con la realidad. Hay una vida en el papel y otra en los hechos. Las tiranías del Caribe son regímenes que temen a la verdad y viven en un ambiente de perpetuo engaño. Eso denuncia la naturaleza de quienes las encabezan” (1988b, 19).
Bosch considera que la razón por la cual algunos movimientos sociales en contra de las tiranías tuvieron éxito estriba en que “[…] en unos hubo lo que podríamos llamar salud política y social suficiente para sobreponerse a la crisis y vencer, y en otros no. En uno eran más débiles las fuerzas de la reacción, y en otros más fuertes. En unos no había dictaduras que debilitaran el organismo nacional o ingerencias extrañas tan abiertas como en otros. Unos tuvieron la energía necesaria para dar de su seno líderes capaces y honestos, otros no. En unos, aquellos que debían defender las libertades públicas se replegaron; en otros, atacaron” (1988b, 2122). La lucha contra las tiranías del Caribe, de la cual el mismo Bosch fue un líder de primera fila, encuentra en este texto –que lamentablemente no se publicó hasta 33 años después– una compresión profunda de sus causas y rasgos.
Bibliografía
Bosch, Juan (1998a), Discursos políticos, 1961-1966, tomo I, Santo Domingo, Presidencia de la República Dominicana.
— (1998b), Discursos políticos, 1961-1966, tomo ii, Santo Domingo, Presidencia de la República Dominicana. — (2007), Obras completas, tomo x, Santo Domingo, Fundación Juan Bosch.
— (1988a), La Mañosa, decimosexta edición, Santo Domingo, Editora Alfa y Omega.
— (1988b), Poker de espanto en el Caribe, segunda edición, Santo Domingo, Editora Alfa y Omega.
Piña contreras, Guillermo (2000), Juan Bosch: imagen, trayectoria y escritura, vol. 2, Santo Domingo, Comisión Permanente de la Feria del Libro.
Rosario candelier, Bruno (1979), Juan Bosch: un texto, un análisis y una entrevista, Santo Domingo: Editora: Alfa y Omega.
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