Revista GLOBAL

Tres tiempos en la salsa: Johnny Pacheco, Cuco Valoy y José Alberto, el Canario

by Eugenio Pérez
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Precisa revisión de las trayectorias de estos tres íconos del movimiento que ha tenido la música tropical denominada «salsa». Tres músicos dominicanos que contribuyeron al nacimiento, auge y desarrollo de la música tropical a nivel mundial, cada uno de ellos con una extraordinaria hoja de servicios, de forma independiente uno del otro. Un desglose de sus principales virtudes y aportes al movimiento de la salsa en el ámbito hispanoamericano y, especialmente, en el Caribe, escrito por uno de los autores más reconocidos en el estudio de este fenómeno musical en toda nuestra región.

Johnny Pacheco
Inicio afirmando, sin temor a equivocarme, que Juan Pablo Pacheco Knipping ( Johnny Pacheco), a quien he denominado «la figura salsera del siglo XX», fue el músico, productor y director más grande de todos los tiempos a nivel mundial.

Pacheco fue el principal propulsor del movimiento musical denominado «El Sonido de Nueva York», aparte de ser el fundador de la compañía disquera Fania Records (1964), que agruparía a las principales figuras artísticas que interpretaban la música tropical en sentido general firmando desde ese entonces con la mayoría de los cantantes y músicos neoyorquinos. De paso, formó su agrupación personal, que llamó El Tumbao de Johnny Pacheco, una especie de réplica de La Sonora Matancera por donde pasaron figuras de diferentes nacionalidades como Pete Conde Rodríguez y Daniel Santos (Puerto Rico), Héctor Casanova, Celia Cruz y Celio González (Cuba), Ángel Melón Silva (México), entre otros. Estas firmas serían el preludio de lo que Pacheco tenía en la mente: formar algo grande para la historia con la reunión de la crema y nata de los hispanoamericanos radicados en Nueva York.

Johnny no esperó mucho y, a principios de la década de los 70, conformó la más representativa orquesta de salsa con los principales miembros del sello disquero para dar cabida al movimiento musical ya mencionado. Con la colaboración de su socio, el abogado judío-italiano Jerry Masucci, y de músicos como Bobby Valentín, Larry Harlow y Ray Barreto, entre otros, no escatimó recursos ni esfuerzos para iniciar este ambicioso proyecto, que posteriormente daría paso a un nombre comercial y mercadológico que todos conocemos como «salsa».

Este primer paso lo dieron al filmar la primera película, titulada Our Latin Thing (Nuestra cosa latina), el jueves 26 de agosto de 1971 en el Club Cheetah (solamente con músicos y cantantes que habían firmado con el sello disquero), como plataforma para presentar las famosas «Estrellas de Fania». El viernes 24 de agosto de 1973 filmaron la segunda película en el legendario Yankee Stadium y dejaron ya como un aporte significativo la denominación de «salsa», que reunía en un solo ritmo el son, la guaracha, el guaguancó, el mambo, la charanga, el bugalú y otros más.

Posteriormente, Johnny siguió expandiendo por el mundo este nuevo aporte hasta llegar a la filmación de la tercera película, que tituló Live in África, desde donde vino todo: los tambores y sus raíces. Y paseó la salsa por los continentes asiático y europeo y por toda América. Independientemente de este gran aporte, siguió dando vida al gran regalo que constituyó para los seguidores del fascinante mundo de la música tropical su invento salsero, y recibiendo premios y honores a nivel mundial por el trabajo realizado desde su posición como uno de los grandes propulsores de este ritmo mezclado que homenajeaba a nuestra música tropical.

Cuco Valoy
Libra por libra, Cuco Valoy ha sido la representación sonera de nuestro país por excelencia, a causa del sello que le imprimió al ritmo del son desde que incursionó en la música tropical a finales de la década de los 50 junto a su hermano Martín Valoy, conformando el dúo Los Ahijados. Era una réplica del legendario dueto cubano Los Compadres, fundado en Santiago de Cuba por Lorenzo Hierrezuelo, Compay Primo, y Francisco Repilado, Compay Segundo, también en la década de los 50.

Pero el Pupy de Quisqueya, como también se le conocía cuando se inició como locutor de su propia emisora, Radio Tropical (en su animación musical se identificaba como «el Zuqui-Zuqui Sabrosón»), llevó a la radio este ritmo, orientando la programación de su emisora hacia el son y los ritmos tropicales.

Cuco realizó sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música de la República Dominicana y se especializó en teoría musical. Esta formación lo convirtió en un innovador y en un talentoso músico que, además de cantante, compositor y productor, tocaba varios instrumentos: la guitarra, el piano y el bajo. También es un percusionista especializado en la tambora, instrumento imprescindible en el merengue dominicano.

Pero Cuco tenía otras inquietudes, y ya a principios de la década de los 70 abandona Los Ahijados y funda junto a su hermano Martín —incluyendo a su hijo Ramón Orlando, para ese entonces un adolescente, quien desde niño ya estaba estudiando piano en el Conservatorio Nacional de Música— el conjunto Los Virtuosos, llamado para ese entonces La Tribu. Tenía la visión de interpretar diversos ritmos como el merengue, el son montuno, la bachata, la guaracha, el guaguancó, el chachachá y el bolero. Esta nueva representación le abrió las puertas del Caribe, Centro y Sudamérica, adonde llevó sus interpretaciones siguiendo siempre el patrón sonero con el que se le etiquetó, pero combinándolo astutamente con nuestro merengue. En este proceso comenzaría a destacarse ampliamente su hijo Ramón Orlando, quien logró imprimirle al grupo un sonido diferente con los modernos arreglos que realizó durante la trayectoria de su padre que le valieron grandes reconocimientos. En Colombia, Cuco Valoy se convirtió en uno de los más grandes ídolos, a tal punto que ha sido uno de los pocos que recibió en cuatro años consecutivos el máximo galardón que se otorga en el Festival de Orquestas del Carnaval de Barranquilla, por la asimilación que hizo este extraordinario artista dominicano de las principales expresiones folclóricas de la música del carnaval. Cuco fue, definitivamente, un rey en ese gran país.

El principal aporte a la música tropical y la grandeza de Cuco Valoy radican en ser reconocido a nivel mundial como el pionero en la modernización de la música que ha venido interpretando, en la que su hijo Ramon Orlando tuvo mucho que ver, hasta el punto de constituir una escuela de nuevos cantantes como Henry García, Raulín Rosendo, Gaby Arias y Albert Méndez.

No podemos dejar de resaltar otro gran aporte de Cuco. Su orquesta grabó una de las salsas más representativas de la música tropical, que interpretó su cantante estrella, Henry García, con composición y arreglo de Ramón Orlando: «Juliana », grabado luego a nivel mundial por grandes artistas del género tropical.

Finalmente, quiero resaltar su entrega a la causa política y revolucionaria, que es un distintivo de su trayectoria. En el momento histórico que vivió nuestro país con la revolución de abril de 1965, Cuco empuñó el fusil para defender la soberanía nacional y escribió e interpretó, sin temor alguno, un tema de corte social y patriótico con el título de «Paginas gloriosas de mi patria», que terminó constituyéndose en un himno de batalla en los años posteriores a ese acontecimiento de la historia dominicana.

Más de setenta años de trayectoria musical avalan y convierten a Cuco en un embajador de la música tropical latina desde la República Dominicana, y sigue vigente a pesar de su edad y de su retiro de los escenarios.

José Alberto, el Canario
Incursionó desde muy joven en la música tropical, impregnado de la atmósfera y la cultura del son. Con siete años, su familia se trasladó a Puerto Rico, donde comenzó a demostrar su talento mientras estudiaba cursos preliminares de música en la Academia Militar de las Antillas. Más tarde se trasladó a la ciudad de Nueva York. Su primera grabación discográfica la realizó en 1975 con la orquesta de Tito Rodríguez Junior. Sin embargo, no fue hasta dos años después cuando su nombre alcanzó grandes relieves al ingresar como primer vocalista de la Típica 73, un grupo de verdaderos maestros de la salsa. Con ellos grabó, bajo el sello Fania, cinco elepés que le proyectaron como un tremendo sonero.

El apelativo de «el Canario» le llegó por la ocurrencia de un locutor musical de Nueva York, que le bautizó así en una discoteca por su facilidad de improvisar. «Canta, Canario» fue la consigna que lanzó el animador por el micrófono de control.

En 1982 formó su propia orquesta y fue contratado por la compañía Audiorama y su sello disquero SonoMax, con los que publicó tres elepés: «Típicamente», «Canta Canario» y «Latino Style». De estos, se convirtieron en hits los sencillos «Por allá», «Típicamente», «Desesperado», «Río Manzanares», «La cinta verde», «Valiente Coronel» y «Desesperado».

En el año 1988, José Alberto ascendió a la cúspide internacional del arte tras ser contratado por la compañía disquera RMM, dirigida por el empresario domínico-americano Ralph Mercado, con quien editó varios álbumes. El lanzamiento de esas producciones fue grandioso y el canto del Canario se extendió por todo Estados Unidos, Puerto Rico, Londres, España, Venezuela, Colombia, Perú, Curazao y, obviamente, la República Dominicana. Por sus altas ventas lo premiaron con discos de platino y de oro.

El salto mayor a la internacionalización lo consiguió al ser seleccionado por Ralph Mercado para que su orquesta acompañara en sus giras internacionales a la «diosa divina» de la música latina, Celia Cruz, abriendo los espectáculos en los que ella se presentaba, y posteriormente el marco musical del repertorio de la «Reina» lo ponía su orquesta. En esta situación recorrieron juntos parte del mundo, aprovechando al máximo el hecho de que su arte y su talento se iban afianzando en todos esos lugares. Por esta situación, Celia llegó a catalogar al Canario como el hijo que nunca tuvo.

Este artista ha seguido abriéndose paso en el negocio del entretenimiento presentando diversas propuestas musicales y colaboraciones con las grandes estrellas del género musical que le han valido tres Grammy Latinos, a tal punto que su producción de mayor impacto en los años recientes, titulada «Rodando por el mundo», cuenta con las colaboraciones de Gilberto Santa Rosa, Víctor Manuelle, Pablo Milanés, Milly Quezada y Sergio Vargas, entre otros. De esta manera, José Alberto, el Canario, ha celebrado en grande su 40 aniversario, participando en grandes festivales de salsa y de jazz, con la música y el estilo característico que logró estampar en más de 25 producciones discográficas que lo convierten en uno de los más grandes íconos salseros del mundo.


1 comment

droversointeru diciembre 31, 2024 - 12:43 am

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