La isla de la Española en general, y la República Dominicana en particular, ha sido objeto de estudio de investigadores procedentes de todas partes del mundo. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, y con la constitución del Estado dominicano, han sido principalmente investigadores norteamericanos los que más se han preocupado por estudiar la República Dominicana desde diferentes perspectivas académicas y políticas, generándose así un “discurso dominicanista”.1 En un primer momento, hasta la segunda mitad del siglo XX, esta producción teórica se orientó hacia la historia, la política o la sociología; como ejemplo de ello están: Santo Domingo, Past and Present: with a Glance at Hayti (1873) de Samuel Hazard y Naboth’s Vineyard: The Dominican Republic 1844-1924 (1928) de Sumner Welles, en su momento el estudio más completo sobre la República Dominicana escrito en inglés. Este último libro ha sido reeditado en una publicación conjunta de la Sociedad de Bibliófilos y el Banco de Reservas de la República Dominicana bajo el título La Viña de Naboth (2006); la traducción de Manfredo A. Moore ha sido corregida y ampliada por Ramón Cedano Melo para esta nueva publicación.
Durante la era de Trujillo (1930-1961), la producción de textos estadounidenses referentes a la República Dominicana giró alrededor del tirano y su régimen; la tesis doctoral de Jesús de Galíndez, La era de Trujillo: un estudio casuístico de dictadura hispanoamericana, escrita en 1954 y publicada en 1956, sería el ejemplo clásico; así también los diferentes libros comisionados por Trujillo, publicados para generar simpatías hacia el régimen cuando éste se hallaba en problemas, como lo fueron las múltiples biografías del dictador. Un ejemplo paradigmático de este género hagiográfico lo constituye el libro President Trujillo, his work and the Dominican Republic: an account of the career of Generalisimo Rafael Leonidas Trujillo Molina, President of the Dominican Republic, and the accomplishments and development of the Dominican Republic under his leadership (1936) de Lawrence de Besault, publicado en Washington y que tuvo varias ediciones en el período mencionado.
Al finalizar la dictadura e iniciarse la etapa de la transición hacia la democracia, el interés norteamericano siguió siendo lo político y lo históricosocial. El libro de Robert D. Crassweller, Trujillo: Life and Times of a Caribbean Dictator (1966), fue uno de los libros más vendidos al ser traducido al español con el título Trujillo: la trágica aventura del poder personal (1968). Luego de la invasión armada que frustró la Revolución de Abril de 1965 también se produjeron varios libros sobre nuestro país: Overtaken by Events de John Bartlow Martin y Dominican Diary de Tad Szulc son excelentes ejemplos de este tipo de producción. El primero de ellos fue traducido y difundido en una edición dominicana de 1975: El destino dominicano. La crisis dominicana desde la caída de Trujillo hasta la guerra civil
Con la migración masiva de dominicanos hacia territorio estadounidense a partir del año 1966 se estableció la base de lo que llamo “el segundo descubrimiento de la isla”. A partir de principios de la década de los ochenta se comienza a producir en las universidades norteamericanas todo un cuerpo teórico sobre la República Dominicana y que ya no solo se limita a lo histórico y social, sino que se va a referir a las relaciones con Haití (en sus representaciones literarias principalmente), y lo que es más importante: se empieza a trabajar con profundidad la experiencia dominicana en Estados Unidos.
Aun cuando, en el presente, estamos en medio de una gran producción sobre nuestro país (ya se habla de “dominicanistas” dentro del ámbito académico norteamericano), el grueso de esa producción sigue orientada hacia lo histórico, lo político y lo social, tal y como pasaba en el siglo XIX. El intelectual domínico-puertorriqueño y profesor de la Universidad de Toronto, Néstor Rodríguez, en su intervención durante la IX Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, destacó la invisibilidad de la literatura dominicana en la academia norteamericana,2 revelando que “entre los 250 títulos de la temible lista de examen doctoral figuraban dos obras de autores dominicanos: Enriquillo y Seis ensayos en busca de nuestra expresión”. Se refería, específicamente, a la lista de títulos a examinar en la Universidad de Emory en Atlanta, cuyo Departamento de Español es considerado uno de los más prestigiosos de Norteamérica y de donde es egresado el profesor Rodríguez.
Si Néstor Rodríguez destaca la invisibilidad de la literatura dominicana dentro de la academia norteamericana, el intelectual dominicano radicado en Berlín Miguel D. Mena apunta en otra dirección, precisamente hacia la cual me dirijo en este artículo: cómo se nos va viendo desde fuera del país. En su artículo “Saber desde afuera, ignorar desde dentro: la cenicienta literatura dominicana”3 Mena recorre algunas de las últimas obras publicadas en el extranjero sobre la literatura o la sociedad dominicana en general, haciendo énfasis en las publicaciones europeas, destacando principalmente la obra de Rita de Maeseneer: Encuentro con la narrativa dominicana contemporánea (2006), que tiene la agradable particularidad de haber sido escrita en español. En otro artículo, “Descargas Caribeñas: para una bibliografía del merengue”, Mena da a conocer algunas obras de capital importancia sobre el merengue y la bachata y que están escritas en inglés,4 algunas de estas obras son: Merengue: Dominican Music and Dominican Identity (1997) de Paul Austerlitz, y Bachata. A Social History of a Dominican Popular Music (1995) de Deborah Pacini Hernández.
De lo que estos dos pensadores dominicanos radicados en el extranjero hablan es de la necesidad de promocionar más la literatura dominicana en la academia norteamericana (Rodríguez) o de generar un pensamiento autóctono sobre la República Dominicana (Mena). Mi propuesta va a medio camino entre las dos; lo que quiero destacar aquí es otro tipo de invisibilidad que afecta al conocimiento sobre el país: me refiero específicamente al desconocimiento dentro de la República Dominicana respecto al pensamiento que se genera en el extranjero y que tiene como tema específico lo dominicano. Con esto quiero decir que el hecho de que estos textos a los que me refiero estén escritos en inglés tiene como resultado práctico el que sean inaccesibles para la mayoría de los investigadores, las universidades y el público general de la República Dominicana. Advierto que aquí sólo me referiré de manera sucinta a la producción académica generada en Estados Unidos y Canadá y en inglés, para no extenderme en analizar otros idiomas y otras latitudes.5 El desconocimiento de estas obras se debe, entre otras causas, a las implacables leyes del mercado editorial; en otras palabras: la inversión requerida para traducir y publicar un texto académico no se ve justificada por las ventas del mismo. La escasez de venta de textos de investigación es una realidad para todos los mercados; los libros académicos publicados en lengua original se venden poco, es por ello que generalmente se hacen tiradas cortas y se les asegura su espacio en las bibliotecas universitarias. Uno de los resultados de lo anterior es que hay pocas traducciones de libros académicos y cuando se hacen estas traducciones suelen limitarse a libros que han probado ser éxitos de venta en sus lenguas originales o que generan un interés específico en las lenguas a las cuales se traducen.
Los libros académicos publicados en Estados Unidos y Canadá generalmente son producidos por profesores universitarios que cuentan con becas de investigación, subvenciones gubernamentales o becas privadas de apoyo. Esto garantiza no sólo que el intelectual pueda llevar a cabo su investigación y publicar los resultados, sino que el libro tendrá un espacio en las bibliotecas universitarias. En el caso específico de la República Dominicana, propongo tomar como muestra del caudal de producción del conocimiento respecto a nuestro país el siguiente dato: la Biblioteca Robarts de la Universidad de Toronto, la tercera biblioteca más grande de Norteamérica y actualmente el depósito de libros más grande del mundo con 15 millones de volúmenes, arroja 216 títulos en su catálogo cuando se busca por tema: República Dominicana, e idioma: inglés. La gran mayoría de estos títulos tienen que ver con la historia, la política y la sociología, como señalé más arriba. Si limitamos cronológicamente la lista, digamos a los últimos 11 años, tendremos 63 títulos que van desde Don Quixote in Exile (1996) de Peter Furst, una novela autobiográfica de un refugiado judío que termina en la República Dominicana de Trujillo, hasta Decency and Excess: Global Aspirations and Material Deprivation on a Caribbean Sugar Plantation (2007) de Samuel Martínez. Si bien es cierto que no todo lo que se produce sobre un determinado tema amerita que se le traduzca, sí hay textos que podrían considerarse relevantes debido a que nos dan una perspectiva diferente acerca de nosotros mismos. En el área de la politología, uno de los textos más importantes publicados sobre la República Dominicana: The Struggle for Democratic Politics in the Dominican Republic (1998) del Profesor Jonathan Hartlyn, ha estado hasta ahora sin ser traducido al español, dándose el caso insólito de ser un texto ampliamente citado por sociólogos y politólogos dominicanos con dominio del inglés por su excelente análisis sobre el carácter “neopatrimonialista” del Estado dominicano post Trujillo, pero que es prácticamente desconocido en las aulas universitarias.
Afortunadamente, en estos momentos Funglode está en el proceso de edición de su versión en español. Así también podemos encontrar que en el año 2004 salieron a la luz bajo una misma editorial, University Press of Florida, dos textos muy citados en los ambientes académicos norteamericanos y que ya empiezan a ser conocidos en la República Dominicana: Dominican Migration: Transnational Perspectives, editado por los profesores Ernesto Sagás y Sintia E. Molina, y The Development of Literary Blackness in the Dominican Republic de la profesora Dawn F. Stinchcomb. El primero es una recopilación de ensayos de diferentes académicos sobre la experiencia transnacional dominicana en Estados Unidos y España, tomando en cuenta aspectos diversos: sociológicos, políticos, literarios. El segundo es uno de los principales estudios sobre la presencia del elemento negro en la literatura dominicana contemporánea.
Dentro del campo histórico, el profesor Richard Lee Turits publicó en 2003 su libro Foundations of Despotism: Peasants, the Trujillo regime, and Modernity in Dominican History, donde analiza la era de Trujillo desde la perspectiva del apoyo campesino que el gobierno de la época generó debido principalmente a los programas económicos que beneficiaron a los campesinos. También cabe destacar un nuevo análisis comparativo sobre las intervenciones armadas norteamericanas en el Caribe durante la segunda mitad del siglo xx: Gunboat Democracy: U.S. Interventions in the Dominican Republic, Grenada and Panama (2006) de Russell Crandall.
Hay otra rama que está teniendo mucho auge: el estudio conjunto, multidisciplinario, de la República Dominicana y Haití; dentro de esta producción cabe mencionar dos libros importantes: Why the Cocks Fight (1999) de Michelle Wucker y The Tears of Hispaniola: Haitian and Dominican Diaspora Memory (2006) de Lucía M. Suárez, también publicado por University Press of Florida. El libro de Wucker utiliza la gallera y la cultura que se genera en y alrededor de ella como metáfora para analizar la interacción entre haitianos y dominicanos con un acercamiento que oscila entre lo etnográfico y lo sociológico. El texto de Suárez es el primer estudio que analiza la producción de las diásporas haitiana y dominicana de manera conjunta; Suárez hace una lectura cuidadosa de la obra de Edwige Danticat, Junot Díaz, JeanRobert Cadet y Loida Maritza Pérez para destacar el elemento autobiográfico de la producción cultural de estos escritores y cómo ellos lidian con asuntos de trauma, memoria y recuperación. En el campo del análisis político-cultural, la profesora Julie Sellers analiza el merengue como elemento integral y unificador de la identidad dominicana en Merengue and Dominican Identity: Music as National Unifier (2004). El intelectual dominicano radicado en los Estados Unidos Silvio Torres-Saillant ha publicado un texto de un largo alcance y profundidad, que si bien no se refiere específicamente a la República Dominicana, aporta los elementos principales para entender y explicar nuestro lugar en el contexto caribeño actual, me refiero a An Intellectual History of the Caribbean (2006).
Esta es solamente una pequeña muestra de la variedad de textos que se están produciendo anualmente sobre la República Dominicana y su literatura, historia, política y sociedad en general. Ahora bien, ¿cómo podremos resolver el problema de la inaccesibilidad que señalé anteriormente? Propongo aquí la creación de un cuerpo de traductores apoyados por la Secretaría de Estado de Cultura y los estamentos culturales periféricos: Departamento de Cultura del Banco Central, Gerencia de Cultura del Banco de Reservas, las diferentes fundaciones culturales de importancia del país tales como la del Grupo León, responsable del impresionante Centro León de Santiago, la Fundación Global Democracia y Desarrollo y, claro está, las universidades nacionales. Estas instituciones, de manera conjunta, se encargarían de escoger las obras a ser traducidas tomando en cuenta siempre criterios académicos; también podrían someterse las obras mediante iniciativas privadas.
Los traductores estarían apoyados por un grupo de expertos en derechos de autor, quienes se encargarían de negociar los permisos correspondientes con las casas editoriales. Generalmente los académicos suelen estar muy complacidos de ver que sus investigaciones se traducen y se divulgan en aquellos países que son el objeto de las mismas. Los costos de una traducción son prácticamente iguales a los de la publicación de un libro en su lengua original, o sea, muy altos. Haciéndome eco de una magnífica propuesta del filósofo dominicano Luis O. Brea Franco recogida en su último libro El espejo de Babel, se haría necesaria la creación de un “Fondo patrimonial de estímulo a la creación”,6 que sería producto de una partida mínima del presupuesto nacional. A través de este fondo patrimonial podría apoyarse el proceso de traducción de un libro, tratado como un proyecto puntual que sería desarrollado con recursos provenientes del mencionado fondo. En la propuesta del doctor Brea Franco el fondo apoyaría esfuerzos creativos provenientes de diferentes áreas. Una traducción, cuando está bien hecha, es un esfuerzo creativo de primer orden porque se trata de trasvasar a otra lengua, no solamente las palabras, sino las ideas del autor sin perder la fuerza de las imágenes ni tampoco apartarse mucho del espíritu de lo que éste quiso comunicar.
Luego de terminada y publicada la traducción, la tirada, que deberá ser forzosamente pequeña, sería colocada en las bibliotecas municipales y universitarias, así como en las bibliotecas de las entidades periféricas anteriormente nombradas. Está claro que aquí sólo me he referido a libros de un marcado interés académico; los libros de ficción tienen otros vínculos con el mercado en general y su traducción depende de otros factores. La colocación en las bibliotecas es de suma importancia porque así se iría creando un fondo bibliográfico a disposición permanente de los investigadores y estudiantes, obras que de otro modo no serían accesibles, no solo por la dificultad de adquirirlas en el extranjero, sino también por la barrera idiomática ya mencionada. De cristalizarse esta propuesta estaríamos poniéndonos al día con nuestra realidad, podríamos ver nuestros problemas y nuestras creaciones con ojos nuevos y así traeríamos al frente, y someteríamos a debate dentro de nuestro país, realidades que hasta ahora permanecen relegadas como lo son las diferencias de género, las raciales, nuestra relación histórica con Estados Unidos y Haití, nuevas perspectivas sobre la era de Trujillo, la creación literaria de la diáspora y nuestra música. Solo nos queda poner manos a la obra.
Notas
1 Por “discurso dominicanista” entiendo, siguiendo la definición de discurso de Michel Foucault, la producción de una serie de afirmaciones y racionalizaciones sobre la República Dominicana, sus habitantes, su historia política y sus costumbres que hacen posible la producción de un conocimiento de y sobre la República Dominicana. Ver los varios usos de “discurso” por parte de Foucault y otras definiciones del término en A Concise Glossary of Contemporary Literary Theory (1998) de Jeremy Hawthorn.
2 “La invisibilidad crítica de la literatura dominicana en Norteamérica”, ponencia presentada en el foro “Literatura dominicana más allá de la frontera” en el marco de la ix Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, 28 de abril de 2006.
3 La versión completa del artículo está disponible en .
4 Véase .
5 Mena en su artículo “Saber desde afuera…” menciona varias tesis doctorales sobre temas dominicanos redactadas en alemán.
6 Véase El espejo de Babel, Pág. 162.
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