Revista GLOBAL

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Desde que me dedico al coaching he escuchado la siguiente pregunta: ¿Está de moda? Noto que quienes se cuestionan sobre esto le quitan valor cuando lo relacionan con una moda. Tal vez sea porque le atribuyen un valor temporal o porque ni siquiera le atribuyen valor, así que me he puesto a investigar el motivo. ¿Qué entiendo yo por moda y qué pueden entender otros?

El término moda está muy ligado a la ropa y las tendencias para la primavera, invierno, entre otras estaciones, lo cual significa que lo que se lleva esta primavera no se va a llevar en invierno…

Lógico, según la latitud del país, pero es que tampoco se llevará la siguiente primavera a pesar de no haber cambiado de país ni de latitud. Ustedes disculpen, pero yo visto igual en primavera y en invierno, llevo haciéndolo así desde que mi madre dejó de ponerme pantalones cortos y me compró mis primeros pantalones largos. Tal vez sea este el motivo por el que la palabra moda significa una cosa diferente para mí, es decir, que yo no asocio ni la moda ni mi forma de vestir a algo pasajero.

 Sin embargo, si atendemos a la definición de moda como aquellas tendencias y maneras de comportarse que marcan o modifican las costumbres de las personas, entonces sí… ¡El coaching está de moda!

¡Viva la moda del coaching! Porque está modificando la manera de comportarse de miles de personas. Eso sí, queda por ver cuáles son esa nuevas maneras de comportarse, ¿verdad? ¡No sea que tengamos que salir corriendo!

Pero antes de meternos en eso, me gustaría aclarar que estar de moda no significa necesariamente la desaparición futura de aquello que está de moda. Veamos algunos ejemplos: los teléfonos móviles, que antes de pasar a formar parte de nuestra vida cotidiana, fueron una moda. Footing, rafting, shopping son palabras que están de moda para referirse a lo que llevamos haciendo toda la vida y seguimos haciendo.

Al coaching le pasa algo similar, es una palabra que está de moda y que recoge una manera de comportarse y de hacer las cosas que ya practicaba Sócrates y que conocemos como mayéutica y que, tal y como la entendemos hoy en día, lleva desarrollándose desde la década de 1970; y eso son ya unas cuantas primaveras y unos cuantos veranos, ¿no les parece? Lo que pasa es que algunos todavía no saben que se practica como disciplina y otros se están empezando a enterar, pero todavía no saben muy bien en qué consiste.

Predicados del coaching

Ahora sí, pasemos a ver cuáles son esos comportamientos que predica el coaching, sin simplificar pero sin aburrir, que no es el objetivo de este artículo. Estamos ante un proceso que facilita el cambio de las personas para que alcancen sus objetivos –¡ups!, perdón, había dicho que no iba a aburrir–. Hace que usted saque lo mejor que lleva dentro, aprenda de ello y lo utilice para avanzar. ¿Verdad?

Todos hemos pasado en alguna ocasión por situaciones en las que nos hemos dado cuenta de algo como por arte de magia y nos decimos: «¿Cómo no lo he visto antes? ¡Si lo tenía delante de mis narices! ¡Si me lo han dicho un montón de veces!». O le hemos intentado explicar a otro cómo comportarse en alguna situación pero sin éxito, porque la otra persona no sentía lo que nosotros sentíamos, y pasado un tiempo, de repente sucede: la otra persona se da cuenta y entonces ya no necesita que nadie le diga nada. Cambia su comportamiento sin esfuerzo y logra el resultado esperado.

Un ejemplo es el de muchos fumadores que saben que el tabaco les mata poco a poco pero no dejan de fumar. El día que a uno le da un ataque al corazón, los médicos, tras salvarle la vida, le ponen un catéter y le dan el alta con una orden clara: «Si te fumas un cigarro, mueres». Y claro, el exfumador no vuelve a probar un cigarro, pero es que además no le cuesta nada. Y si no le cuesta, ¿por qué no cambió ese comportamiento antes? Con las veces que se lo habían dicho y no había servido de nada. La única diferencia es que ahora tiene integrada dentro de sí la solución y les aseguro que no se le olvida, pero no por lo que le haya dicho el médico, sino por la experiencia cercana a la muerte.

El coaching busca que las personas aprendan, utilizando una serie de herramientas y de técnicas que, por separado, utilizamos en el deporte para entrenar y en las empresas para dirigir, pero que, todas juntas y con una estructura, conforman lo que hoy en día conocemos como coaching.

¿Y por qué aprender y no enseñar? Enseñar, también. Desde la formación o la consultoría, por ejemplo, son disciplinas que utilizamos cuando buscamos solución a algo que ya conocemos y que sabemos que otros han resuelto antes que nosotros.

El problema viene cuando tenemos la información pero buscamos resultados nuevos o cuando tenemos la información pero no alcanzamos los resultados esperados, prueba de que algo tenemos que hacer diferente, ¿pero qué? Ahí es donde el coaching cobra mucha efectividad como disciplina que busca la solución desde la creatividad del cliente.

Los primeros que se dieron cuenta fueron los deportistas de élite, para quienes una mínima ventaja, por pequeña que sea, marca la diferencia entre la victoria y el olvido, entre ganar el premio gordo o no tener dinero para seguir entrenando. Hoy en día, estos deportistas siguen recurriendo al coaching como disciplina y para ellos no es una moda. Tal vez para los deportistas que no son de élite y no están informados de las últimas novedades –o que asocian la palabra coach con entrenador, como se ha usado toda la vida, y que no distinguen entre una serie de técnicas directivas que tienen los entrenadores personales y la disciplina del coaching–, sea una moda o sea lo que han venido haciendo hasta ahora, pero lo cierto es que el coaching gusta a quienes lo han probado y los datos lo avalan.

Los resultados

Soy consciente de que eso de decir que los datos lo avalan y no mostrarlos es como tirar la piedra y esconder la mano, así que voy a esclarecer esta parte.

¿Cómo medir los resultados de un proceso de coaching? Esta pregunta es tan difícil para el común de los mortales como lo es medir los resultados de la formación y no por eso hay que dudar de que la formación sea necesaria. ¿O un directivo sin formación consigue mejores resultados que el mismo directivo formado?

Ahora bien, como decía antes, el común de los mortales no podrá medir los resultados como lo puede hacer un deportista (bajar 0.6 segundos la marca personal es en sí una medición muy buena) o como las empresas. Estas lo hacen calculando el roi (Return On Investment) a través de la elaboración de índices, y, para no aburrir al lector, diré que este expresa el rendimiento de cada céntimo invertido en el coaching.

En este sentido, hay artículos como el de A. M. Grant1 en los que incluso medidas de roi por encima de 500% se toman como poco fiables ya que tienden a olvidar otras variables intangibles como el impacto en la retención del talento, etcétera.

No todos podemos calcular este índice, pero todos tenemos un termostato interno que nos indica si el dinero que empleamos en descubrir qué queremos o cómo conseguirlo merece la pena o no. Y según mi experiencia, la gran mayoría consigue mucho más que sus objetivos.

Volviendo a las empresas, al final lo que quieren es que sus empleados trabajen lo que tienen que trabajar y, además, que rindan más, y eso no está reñido con la satisfacción que encuentran sus directivos y sus empleados al poder desarrollarse profesionalmente dentro de la empresa.

¿Cómo es esto? Pues, en la mayoría de los casos, los empresarios acuden al coaching porque han oído que les ayuda a conseguir mejores resultados, y aunque la empresa de coaching le explique que es mucho más que eso, al final lo que el empresario suele tener en la cabeza es que los beneficios tienen que crecer. A los empresarios que no les pasa esto se les reconoce porque son primero ellos los que han querido probarlo o ya tienen su propio coach, y donde digo empresario, ponga el lector la palabra político, jefe o lo que quiera que esté pensando según la relación jerárquica, pero al resto, salvando honrosas excepciones, les mueve el dinero.

Me pregunto: ¿y qué? No es lo que el empresario tenga en la cabeza lo que al empleado le debería importar. Lo que le debería importar es hasta dónde es capaz de llegar, qué es lo que tiene que ofrecer a la empresa y al mundo, y si su empresa le ofrece la oportunidad de ponerse a prueba. Y si no da el 100% de sí mismo, nunca lo llegará a saber. Pero si lo hace y consigue que el empresario se quede con el beneficio, genial para los dos, él se queda con el conocimiento de cómo hacerlo o de cómo dirigir a un equipo para lograrlo y ese conocimiento le pertenece única y exclusivamente a él porque ni aunque ponga por escrito cómo lo hizo, nadie será capaz de reproducirlo, porque cada uno de nosotros tenemos un estilo diferente, así que ¿de qué preocuparse?

Visión futura

Volviendo al título del artículo, si el coaching es una moda, y habiendo concluido que sí, la pregunta realmente relevante desde mi punto de vista es si va a permanecer bajo ese nombre o cualquier otro, o si dejaremos de buscar la excelencia personal por la vía del aprendizaje primero y poniéndolo en práctica después. Recuerden mi definición: El coaching hace que saques lo mejor que llevas dentro, aprendas de ello y lo utilices para mejorar.

Estamos en el siglo xxi y a mí me educaron para tener una carrera universitaria, pero cuando empecé a trabajar, me atrevo a decir que no puse en práctica más del cinco por ciento de todos los conocimientos teóricos que había adquirido en la universidad. Además, tenemos que hacernos conscientes de que la información que necesitamos en cada momento está en los libros que ya todos podemos adquirir o en Internet; sin embargo, los trabajos de hoy en día sí exigen saber tratar con personas, con equipos, tener una alta capacidad de trabajo y saber transmitirla y un sinfín de capacidades más con un estilo propio que solo nosotros podemos desarrollar.

Así que frente a este panorama en el que la información está al alcance de todos pero no todos sabemos usarla de la misma manera, cabe preguntarse: ¿Qué es lo que nos va a hacer diferentes del resto? ¿Qué nos hace especiales? ¿Qué nos diferencia para que nos contrate una empresa u otra? ¿Cuál es el motivo por el que los clientes compran el producto de una empresa u otra? ¿Porqué votan a un candidato y no a otro?… ¿Sigo?

El desarrollo de nuestras habilidades y capacidades se hace tan necesario como lo era antes la formación. Y si quiere ser una empresa más, un candidato más o simplemente uno más, siga haciendo lo que ha hecho hasta ahora. Pero siquiere demostrarse hasta dónde puede llegar y de esa manera conocerse mejor y conocer mejor sus capacidades, una manera es el coaching. Imagínese el lector dentro de 10 o 15 años. Las evoluciones tecnológicas han seguido su curso y el reciente descubrimiento del grafeno, fino como el papel y duro como el diamante, se ha unido con el proyecto de Google en el que unas gafas te muestran toda la información que pidas como en las películas futuristas. Así pues, el lector está intentando convencer al director de recursos humanos de una gran empresa de que el puesto le viene como anillo al dedo, porque tiene algo que el resto de candidatos no tiene (información no es, porque todos tienen las mismas gafas con las que visualizan la misma información, escuchan las mismas noticias…), así que, ¿qué tiene que empezar a desarrollar el lector que le ayude el día de mañana a diferenciarse del resto de competidores? ¿Y cómo lo va a hacer?

Este es solo un ejemplo. Puede hacer este mismo ejercicio si quiere dedicarse a la política, al deporte o simplemente encontrar pareja, que también en ese campo hay una competencia muy alta.

Notas

Anthony M. Grant: «roi is a poor measure of coaching success: towards a more holistic approach using a wellbeing and engagement framework», en Coaching: An International Journal of Theory, Research and Practice, 2012.


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