Revista GLOBAL

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La llamada convergencia periodística es un fenómeno complejo que tiene repercusiones en las empresas, la tecnología, los contenidos y los profesionales, y se plasma en aspectos como producción integrada, polivalencia profesional, distribución multiplataforma y audiencias activas. Pero la percepción que de estas transformaciones tienen las empresas, por un lado, y los profesionales, por otra, es muy distinta. Este artículo analiza, en particular, el rol que desarrolla el periodista polivalente en este contexto, y describe los argumentos a favor y en contra de esta figura.

En 2007, la bbc destinaba al periodista Ben Hammersley como enviado especial a Turquía para cubrir las elecciones legislativas de aquel país. La particularidad de esta decisión era que Hammersley, además de cubrir el evento para la BBc News 24, la BBc World y el World Service, también lo hacía para la web convencional (www.bbc.co.uk) y para la web 2.0. El periodista británico mantenía un blog, en el cual podía compartir con la audiencia sus impresiones sobre el país del Bósforo, y realizaba vídeos y fotografías que ponía a disposición del público en Youtube y Flickr, respectivamente. Y todo ello, en palabras del director de Global News, Richard Sambrook, para acercar a la audiencia la labor del periodista, mostrar cómo trabaja y las decisiones que hay detrás de cada reportaje.

Pero el ejemplo de Hammersley no es excepcional. La digitalización ha permitido que la labor del periodista se haya transformado y que la clásica distinción entre medios se esté diluyendo progresivamente. Los ejemplos son numerosos. Así, los principales periódicos del mundo han desarrollado canales de televisión en la red y la versión digital del británico The Guardian ofrece boletines informativos matutinos diarios de audio para competir con la radio. Esta transformación no afecta tan solo a los periodistas que elaboran sus noticias para la red, sino también a los informadores llamados tradicionales. Cada vez es más habitual que periodistas de prensa se responsabilicen de confeccionar una información y de capturar instantáneas que luego serán publicadas en su medio –por ejemplo, en El Periódico de Catalunya–.Otro ejemplo reciente lo observamos en Catalunya Ràdio, donde su corresponsal en Estados Unidos no solo ofrecía crónicas de su visita a Guantánamo para la emisora, sino que tomaba fotografías que se publicaron en el portal informativo del grupo. De igual modo, los periodistas de televisión han asumido progresivamente las tareas de edición y desde sus estaciones de trabajo pasan a tener acceso a todo el material audiovisual. Sucede en la mayor parte de cadenas de televisión –BBc, cnn, etc.– y en España –Telecinco, Antena 3 o tV3, entre otras–.

Ahora, los periodistas pueden visualizar las imágenes, editarlas, realizar el montaje con un simple “copiar y pegar” y, desde los mismos ordenadores, provistos de micrófonos unidireccionales, grabar la voz en off.

Así pues, ante este nuevo panorama, se observa como algunas “viejas” profesiones desaparecen o están en vías de hacerlo –como el montador musical, el operador de imagen o el fotomecánico–, al tiempo que otros perfiles profesionales de la comunicación se transforman, ya sea incorporando nuevas competencias vinculadas al uso de las tecnologías digitales, ya sea asu miendo tareas que hasta el momento venían desempeñando otros colectivos, o ambos a la vez. Irrumpe así el periodista polivalente –o el “inspector Gadget del periodismo”, como algunos lo han denominado despectivamente–, un profesional de la información capacitado para desarrollar distintas tareas con los medios tecnológicos que, en muchos casos, empleaban otras figuras para producir contenidos destinados a diferentes medios.

No es oro todo lo que reluce

La irrupción del periodista polivalente ha suscitado un intenso debate en torno a sus ventajas e inconvenientes. Las empresas ven en esta figura, y en la convergencia en general, una estrategia válida para subsistir en un contexto mutante, marcado por las incertidumbres. Las ventajas, a priori, son numerosas: reducción de costes de producción, mejora de la productividad, aumento de la rentabilidad gracias a la reutilización de los contenidos y su difusión a través de múltiples plataformas (televisión, prensa, radio, Internet, dispositivos móviles…), etc.

Desde un punto de vista periodístico, entre las ventajas asociadas se señala un incremento del control sobre el proceso de producción y el aumento de la responsabilidad sobre el producto final, que gana en coherencia y unidad. Además, gracias a la tecnología, cuenta con más capacidad de acción y libertad para abordar cualquier hecho actual de interés. Al fin y al cabo, en teoría, ello repercute en la mejora de la calidad de los productos finales.

En contraste, colectivos como sindicatos y comités profesionales de medios han alzado su voz en contra de la proliferación de la figura del periodista polivalente, en la que ven un recurso de las empresas para justificar la reducción de las plantillas y una vía hacia la precarización laboral. Las reservas manifestadas ante la figura del periodista polivalente y las redacciones integradas se dividen en dos bloques: las profesionales y las jurídico-laborales.

Entre las primeras, además de la pérdida de calidad, se subrayan, entre otras, la homogeneización de los discursos, la convivencia de culturas periodísticas distintas o la existencia de lenguajes también diferentes.

La convergencia, así como las posibilidades de personalización de contenidos, reduce el número de voces mediáticas y hace uniformes los contenidos, diluyendo así los matices, a veces relevantes, que procederían de redacciones diferentes que ahora, por criterios económicos, comparten profesionales o se deben fusionar. Según esta hipótesis, el pluralismo se ve menoscabado, puesto que hay menos voces en el ámbito mediático, y las que se mantienen acaban diciendo lo mismo. Para varios autores (Silock y Keith, 2006; Singer, 2004; Killebrew, 2002), resulta difícil que las dinámicas laborales de la prensa, la radio, la televisión o Internet –medios con estilos, rutinas, valores y ritmos diferentes– coincidan para trabajar de forma sincronizada. Este ha sido el motivo que han esgrimido los grupos más reticentes a una eventual confluencia de redacciones entre los medios de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (ccma) y el ente público de radio-televisión de Cataluña (Domingo, Masip y Micó, 2008). Aun así, experiencias profesionales indican que la clave del éxito en la integración de redacciones pasa por un cambio en los procesos productivos. Si no se rediseña la forma de trabajar, los periodistas difícilmente se adaptarán a los nuevos retos.

Los periodistas que elaboran contenidos para múltiples plataformas han de ajustarse a los lenguajes propios de cada una, razón por la cual se les piden unas habilidades específicas. Pero hay redactores que no disponen de estas destrezas, y tampoco están en condiciones de aprenderlas (es más difícil formar a un trabajador con experiencia que a uno novel). Con todo, la producción periodística, particularmente en Internet, es cada vez más multimedia y menos monomedia. Un periódico impreso todavía está muy lejos de un noticiario audiovisual; en cambio, entre un cibermedio y el portal informativo de una cadena de televisión, a veces, cuesta encontrar diferencias.

Críticas

En cuanto a las críticas del periodismo polivalente en el marco de la convergencia basadas en argumentos de cariz jurídico y laboral, los más habitualmente citados son el empeoramiento de las condiciones de trabajo, el temor a la reducción de plantillas o la falta de reconocimiento profesional y económico. Veámoslos con un poco más de detalle.

La producción de piezas en varios formatos para diferentes soportes y la adaptación de los contenidos a los respectivos lenguajes y peculiaridades comportan una sobrecarga de trabajo para los periodistas. El tiempo invertido en cada pieza es menor que antes. Como consecuencia, baja la calidad, la información es más superficial e, incluso, incluye errores. Además, las nuevas exigencias obligan a ampliar la jornada laboral. En un estudio de la National Union of Journalists, se indica que los horarios de la cuarta parte de los redactores británicos han cambiado tras la introducción de los medios digitales en sus empresas; un 75% de los encuestados afirma que trabaja más desde que las redacciones se han integrado (National Union of Journalists, 2007).

Además, si las tareas de varios perfiles del pasado se concentran en un único profesional, que, además, es capaz de trabajar para varias plataformas, se puede interpretar que cabe la posibilidad de prescindir de algunas figuras. Según esta creencia, el periodista polivalente hace el mismo trabajo (o incluso más) que un grupo de empleados con competencias diferentes. Los recortes de personal anunciados en medios de todo el mundo reafirman este temor.

Si a todo ello se le añade que, a pesar del trabajo sobrevenido, el periodista no recibe más reconocimiento, ni desde el punto de vista profesional, ni económico, estamos ante una situación de compleja gestión. Y es que, efectivamente, la falta de reconocimiento de los nuevos periodistas es un hecho incuestionable. Desde el punto de vista profesional, los ciberperiodistas, por ejemplo, a menudo han sido menospreciados dentro del colectivo. Y, desde el punto de vista económico, las nuevas atribuciones casi nunca han ido acompañadas de incrementos de sueldo. Sin embargo, hay excepciones, como sucede en el Diari de Girona, un periódico regional catalán donde el periodista cobra por las fotografías que hace y que acaban siendo publicadas.

El director de la versión digital del Financial Times, Paul Maidment, apunta a este respecto: “El único modo de que las empresas valoren al mismo nivel a los redactores del periódico de papel y el digital es que compartan las condicionas laborales y el sistema de retribución” (citado por García Aviles, 2006: 37).

Cuestiones jurídicas

Menos evidentes que las críticas mencionadas hasta el momento, pero tanto o más relevantes, son las cuestiones jurídicas que envuelven la figura del periodista polivalente. Cuando se deben fusionar las redacciones de medios que, aunque pertenecen al mismo grupo, se rigen por convenios y sueldos diferentes, aparece otra dificultad. Los profesionales que disfrutan de mejores condiciones laborales y salariales pueden percibir los cambios como una amenaza a su estatus. Lógicamente, los periodistas, en una situación más desfavorable habitualmente, los ciberperiodistas– suelen ser los principales defensores de la convergencia, ya que la ven como una oportunidad para equipararse a sus compañeros (Domingo, Masip y Micó, 2008).

Las tensiones también afloran cuando se asignan a los periodistas tareas que desbordan la descripción de su perfil o las funciones reguladas en el convenio colectivo. Polémicas como éstas se resuelven con un acuerdo económico entre la empresa y el redactor o, sencillamente, abandonando el proyecto.

Igualmente, no se pueden ignorar las dificultades relacionadas con la gestión de los derechos de autor. La convergencia en general, y particularmente la figura del periodista polivalente, derivada de la fusión o la coordinación de varias redacciones, no se puede estudiar sin tener en cuenta las consecuencias de la gestión de los derechos asociados a la autoría de la información. Si los contratos de los periodistas no determinan expresamente lo contrario, el material elaborado para un medio no puede ser reproducido por otra empresa, aunque las dos formen parte del mismo grupo.

Igualmente, los encargos para la difusión de contenidos en medios diferentes del propio –por ejemplo, la adaptación de un reportaje televisivo para una web– habrán de ir acompañados del correspondiente acuerdo de cesión y retribución.

Formación y liderazgo

La resistencia a los cambios es habitual en cualquier organización. Ante esta realidad, las mejores estrategias para superarla suelen pasar por un liderazgo claro, que puede ir acompañado de una cierta capacidad de persuasión y formación. Para que la innovación se implante convenientemente, es clave la habilidad de los responsables de las empresas para involucrar a los periodistas, comunicándoles el objetivo del proceso y haciéndoles partícipes del procedimiento. También es básico que la plantilla observe la transformación como una oportunidad que le facilitará el trabajo en el nuevo contexto mediático, y no como una medida económica impuesta para reducir personal y minimizar costes a cualquier precio.

El periodista multimedia de la BBc Ben Hammersley asegura que las empresas confunden la convergencia con un atajo para obtener el mismo rendimiento informativo (o, incluso, más) con menos personal (y, por lo tanto, menos gastos). Y aquí surge el problema. Pese a su experiencia de periodista multimedia, Hammersley considera que no es posible ejercer un buen periodismo trabajando en más de dos medios a la vez, sobre todo si uno de ellos es la televisión, un soporte que, según él, exige más dedicación. El profesional tiene a su alcance múltiples herramientas multimedia, pero no las tiene que emplear todas simultáneamente, sino que, en cada instante, debe saber determinar cuál es la más adecuada para explicar una historia. El objetivo sería conseguir que todos los profesionales pensaran en clave multimedia y que fueran capaces, cuando menos una parte significativa, de saber qué se quiere decir y en qué formato se debe hacer. Y a continuación dedicar tiempo.

El planteamiento del periodista británico tiene bien poco que ver con la idea del hombre orquesta que debe cubrir un acto, hacer foto grafías y grabar el audio y el vídeo porque, acto seguido, debe preparar una noticia para el cibermedio, seguidamente entrar en directo en la radio y finalmente montar una pieza para el informativo de televisión. Ben Hammersley sentencia que la labor del periodista polivalente tiene un verdadero sentido cuando se encarga de acontecimientos de largo recorrido, en forma de reportajes; por el contrario, desaconseja este modus operandi en las informaciones de actualidad y breaking news.

Formación

Además de un liderazgo decidido y la complicidad de los empleados, para que funcionen satisfactoriamente iniciativas como las comentadas hasta ahora, hace falta formación. La oposición a la convergencia, a menudo, ha sido motivada por una preparación inapropiada de los trabajadores. Aun así, los editores son conscientes de que la mejor manera de mejorar la calidad de sus productos es invertir en formación (Chainon, 2008). Diversas experiencias internacionales –como las del Lawrence JournalWorld, Orlando Sentinel o Sun-Sentinel en los Estados Unidos o la de Turun Sanomat y Turku tV en Finlandia– demuestran que solo las empresas que apuestan por la formación de sus trabajadores han conseguido que la implantación de redacciones integradas con periodistas polivalentes produciendo para diversos medios sea fructífera y su esfuerzo se haya traducido en un incremento de la audiencia. Los expertos señalan que no es tarea fácil. La constante innovación exige que los profesionales renueven sus conocimientos de forma continuada y acorde a las necesidades de las empresas, que deberán invertir en formación. También los centros universitarios deberán mostrarse mucho más ágiles y receptivos a satisfacer las demandas del sector.

La convergencia, en cualquiera de sus modalidades, es, sin lugar a dudas, un aspecto central de la industria periodística actual. Sin embargo, estamos ante un fenómeno errático, que no genera consenso y que no ofrece un modelo único de aplicación universal. Además, hay que añadir la dificultad de medir el éxito de las iniciativas puestas en marcha. ¿Es suficiente tener en cuenta un incremento de los ingresos por publicidad?, ¿de audiencia?, ¿una reducción de costes en la explotación? O deben valorarse criterios cualitativos y de mejora de los procesos y fórmulas de trabajar.

Más allá de las dudas que los nuevos perfiles profesionales puedan generar, los tiempos que se avecinan demandan nuevos comunicadores. Periodistas capaces de manejar las nuevas herramientas digitales y los nuevos lenguajes, pero sobre todo, periodistas capaces de interpretar de forma independiente una realidad cada día más compleja, periodistas que permitan que los ciudadanos recobren la confianza en la profesión.

Bibliografía

chainon, J. Y. “Newsroom Barometer 2008: Main Results, the Integrated Newsroom will be the Norm”. Editorsweblog.org. (2008) Mensaje enviado el 06/05/08. <http://www.editorsweblog.org/ analysis/2008/05/1_newsroom_ barometer_2008_main_results_t. php> [Consulta: 07/05/08].

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KilleBrew, K. C. “Culture, Creativity and Convergence: Managing Journalists in a Changing Information Workplace”. The International Journal on Media Management, v. 5 (2003), n. 1, pp. 39-46.

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