Revista GLOBAL

Los booktubers dominicanos

by Carmen Guzmán
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A estas alturas a nadie le debe sorprender que tanto jóvenes como adultos se pasen el día colgando videos en YouTube. Tampoco debe sorprender a nadie que los videos más reproducidos estén relacionados con la moda, el maquillaje, la decoración, la música, el cine y hasta los sueños. Con muchas menos reproducciones y alejados de las tendencias, están los vídeos de jóvenes que recomiendan libros y promueven la lectura, oficio que, a pesar de no ser el más remunerado, les ha servido a estos para ampliar su número de seguidores. Se hacen llamar booktubers, son amantes de la lectura y suelen comentar y reseñar en divertidos videos los libros que leen. No son escritores ni críticos literarios; eso lo tienen muy claro. Son los responsables de abrir en las nuevas generaciones una brecha a la pasión literaria, la que, según algunos, se estaba perdiendo. Pero este es un concepto relativamente nuevo.

Y puede que para los cibernautas más activos resulte desconocido. El fenómeno de los booktubers se inició en los Estados Unidos. Al realizar una búsqueda rápida en YouTube para verificar la fecha en que empezaron a aparecer estos videos, nos encontramos con el canal Elizzie Book, que publicó su primer video el 10 de diciembre de 2009. Muchos le atribuyen a esa fecha el inicio del fenómeno virtual. No es sin embargo hasta el año Los booktubers dominicanos Todos empezaron por el mismo motivo: no tenían con quién compartir la reseña del último libro que leyeron. YouTube les ofreció la solución, grabarse sin saber si al menos una persona los vería. Así comenzaron los booktubers dominicanos, un grupo de jóvenes que, más que usuarios de las diferentes redes sociales, son amantes de los libros y la lectura. A siguiente cuando otros jóvenes se unen a esta tendencia y empiezan a formar una comunidad de amantes de los libros, un fenómeno que ha transformado el hábito de lectura y de reseñar libros. Adolescentes y jóvenes que empezaron a grabarse en la intimidad de sus hogares recomendando libros, en la actualidad han sido fichados por afamadas editoriales para promocionar sus obras. Han logrado abrirse paso no solo mediante el uso de YouTube, sino también con la afiliación a otras redes sociales como Facebook e Instagram. De igual modo, la juventud de otras latitudes ha formado parte de esta feliz iniciativa. Entre estos, hay una serie de aficionados provenientes de países hispanohablantes, como España, México, Argentina y Chile. Los dos primeros son los que tienen los booktubers más influyentes del idioma español. Para darnos cuenta solo basta con colocar estos nombres en YouTube y allí veremos a adolescentes, jóvenes y adultos que cada día suman nuevos seguidores.

La mexicana Fátima Orozco, conocida por su canal Las Palabras de Fa, actualmente tiene unas 350,000 seguidores. España posee el privilegio de contar con los más exitosos booktubers, tanto en calidad como en cantidad, entre ellos Lúa Lunera, que en su nuevo canal ya posee unos 400,000 seguidores; el escritor Javier Ruescas posee alrededor de 200,000, y Esmeralda Verdú, dueña del canal Fly Like a Butterfly, cuenta con unos 183,000 suscriptores. Esta última, junto con May R. Ayamonte, escribió la novela Besos entre líneas. Ayamonte es otra de las booktubers españolas con más de 100,000 suscriptores. Sebastián García Mouret, «el coleccionista de mundos», como es conocido en la Red, se unió en 2012 a esta comunidad y lleva alrededor de 200,000 seguidores. 

Los booktubers dominicanos 

La tecnología se perfecciona y, al mismo tiempo, la sociedad crece. Las preferencias de textos y obras no son las mismas de ayer, pues los grandes clásicos literarios y los voluminosos libros de historia están siendo relegados en favor de textos cortos, frescos, actuales y con un lenguaje más directo. A pesar de todo, el gusto por la lectura, aunque mínimo, se mantiene. Un grupo de muchachos, residentes en su mayoría en el Distrito Nacional y de 18 a 28 años de edad, ha tomado la iniciativa de desmontar la hipótesis de que sus compañeros de generación no leen. Ángela Nikole Leonardo, Carolina Pichardo, Amalfi Disla, Edison González, Laura Nicole Rojas Pozo, Stephanie Lajara, Vladimir Rodríguez y Lucero Ducos han dado un paso adelante no solo leyendo, sino también incentivando a otros como ellos a que lo hagan. No son críticos literarios, pero sus recomendaciones son muy acertadas, hasta el punto de que han llamado la atención de escritores, editoriales y hasta de la Biblioteca Infantil y Juvenil. Esta comunidad se inició en el año 2014, cuando Ángela Nikole Leonardo lanzó su primer video como booktuber. Ella explica que no le gustaban las lecturas obligatorias que le ponían en la escuela. En este sentido todos coinciden, ya que cuando un adolescente lee por obligación termina rechazando los libros, y al hacerlo pierde el placer de encontrarse con otros textos que pudieran ser de su interés. Ángela Nikole Leonardo tenía 14 años cuando empezó a realizar videos para YouTube. Como adolescente, sus gustos eran simples y banales. Sin embargo, la cercanía a libros y autores de distintos géneros literarios le ha permitido, ahora a sus 18 años, tener una madurez lectora y comprensiva mayor que la de muchos de su generación. Edison González coincide con Ángela Nikole Leonardo, pues mientras estaba en segundo de Media lo pusieron a leer Cien años de soledad de Gabriel García Márquez.

Para él fue frustrante, pues era un lenguaje muy pesado para un adolescente que se iniciaba en la lectura. «Lo leí porque tenía una exposición –comenta– y había que pasar con buena nota. Pero tiempo después al salir del bachillerato lo volví a leer y me gustó mucho». Empezó a grabarse con la computadora de su tío. Lo inspiraron Fátima Orozco, de Las Palabras de Fa, y Sebastián García, «el coleccionista de mundos». Recién había leído la novela Bajo la misma estrella, de John Green, y le urgía contarle a alguien su experiencia de lectura. Así que, tomando el ejemplo de los antes mencionados booktubers, se motivó y realizó su primer video. Otra que conoció el mundo booktuber a través de Las Palabras de Fa es Stephanie Lajara. Esta joven de 21 años era una youtuber de maquillaje. Cada semana colgaba un video sobre este tema, pero, a falta de buenas herramientas para continuar haciendo un trabajo de calidad, se desanimó y desistió. Sin embargo, se la pasaba leyendo todo el tiempo y decidió en febrero de 2017 empezar a grabarse recomendando libros. Amalfi Disla, por su parte, era una bloguera de libros que solía escribir reseñas y recomendaciones de las obras que estaba leyendo. Consideró que era muy complicado enganchar a los lectores con reseñas y le pareció que a través de YouTube era más sencillo captar seguidores y adeptos a la lectura. Su canal se ha convertido en un complemento de su blog, donde, además de hacer reseñas, crea dinámicas con los textos y sus seguidores. Las colecciones de cuentos forman parte esencial de los inicios como lectora de Carolina Pichardo.

Empezó a leer a los ocho años, gracias a que sus padres siempre la motivaban a hacerlo, a la par que le compraban libros al margen de los textos reglamentarios que la escuela le asignaba. Su verdadera pasión por la lectura se despertó al llegar a los 14, cuando decidió leer la saga de Crepúsculo. Recuerda que no poseía hasta el momento un libro elegido directamente por ella, así que esta serie fue su primera petición. Vladimir Rodríguez es un dominicano que reside en Suiza. Es uno de los booktubers dominicanos más seguidos en el ámbito nacional. Su pasión por la lectura empezó por un programa de televisión. Cuenta que, a medida que veía el programa, se interesó en buscar información sobre el guionista y se dio cuenta de que este también había escrito libros. «Así que compré el libro que él estaba promocionando en ese momento –explica–. Desde ahí otras historias, otros géneros llamaron mi atención». Al darse cuenta del fenómeno, decidió lanzar su propio canal en 2014. Actualmente, Lucero Ducos no se encuentra en territorio nacional; sin embargo, en marzo de este año, su canal, Lulu Lights Books, cumplió su primer aniversario. Sin duda, ha sabido sacarle el mayor provecho a la tecnología. En su caso, la pasión por la lectura fue un hábito creado en su niñez gracias a que tenía unos padres lectores que cada cierto tiempo la llevaban a Librería Cuesta y le permitían seleccionar su libro preferido en el área infantil, lo que contribuyó a que amara los libros y leyera por placer y no por obligación. Su canal nació por el mismo motivo que el de los demás: compartir sus ideas y ofrecer sus comentarios acerca de lo leído.  

Reseña de un libro: todo un proceso No todos los días se graba, no todos los días se cuelga un video, pero sí se lee todos los días. Cuando llega el esperado momento de grabación, no se trata solo de tener la reseña y la exposición preparada. En el caso de las mujeres, se maquillan, se ponen su mejor vestimenta, arreglan el espacio de grabación, revisan las luces, naturales o artificiales, que han sido creadas por ellas, y luego, ¡acción! Ángela Nikole Leonardo tiene la ventaja de que su padre trabaja con cámaras y luces, lo que le ha servido como booktuber. Para no tener que estar variando la vestimenta, optó por mandar a diseñar un t-shirt que utiliza cada vez que toca grabación. En el caso de Nicole Rojas Pozo y Stephanie Lajara, que sus rostros luzcan hermosos es muy importante ya que esos videos se quedarán de manera permanente, por lo que se debe «salir bonito». Carolina Pichardo es conocida por ser la única que lleva un sombrero en sus videos. No importa si varía el escenario, el sombrero nunca falta. Para Amalfi Disla tener el pelo arreglado es muy importante: «No se puede salir en el video todo despeinado». Esto es solo para describir la forma particular en que se preparan antes de empezar la grabación. Aprendieron a editar a través de un programa sencillo que descargaron de Internet. Edison González y Stephanie Lajara crearon sus propias luces con la ayuda de papel de aluminio y una caja de zapatos. Carolina Pichardo y Amalfi Disla prefieren la luz natural, ya que no han podido adquirir buenas bombillas para su escenario de grabación. No todos hacen un guión de grabación.

Lucero Ducos explica que para ella es necesario estructurar los puntos más importantes del libro y los elementos que más le llamaron la atención, que divide de la siguiente manera: una sinopsis, un recuento de los personajes –donde hace hincapié en sus predilectos– y una puntuación del uno al diez. De igual forma, Edison González realiza una búsqueda sobre las críticas buenas y malas que tiene el libro a reseñar. «Es importante –señalar– llevarse no solo de las opiniones positivas puesto que al ver las que no están a favor te das cuenta de que muchas tienen razón». Luego plasma sus ideas generales, graba, edita y sube. Para Nicole Rojas Pozo tener una libreta y plasmar todas las ideas de lo que quiere grabar es fundamental. Aprovecha el viernes para grabar, editar y colgar los videos. Amalfi Disla graba los fines de semana, ya que es cuando está libre y puede organizarse mejor; la libreta es su principal aliada. Ella misma se encarga de la grabación y la edición puesto que las veces que ha solicitado ayuda de algún familiar los videos no han quedado bien. Otro factor que influye mucho –además del guión– es el tiempo de grabación. En el caso de Ángela Nikole Leonardo, como su familia está acostumbrada a las grabaciones de su padre, ella solo tiene que anunciar que va a grabar y todos hacen el debido silencio. Cuando su hermana no está en casa, entonces aprovecha y graba en su habitación, de lo contrario es en algún lugar de la casa que esté disponible. Stephanie Lajara explica que, para poder grabar sin que se filtre el ruido de los vecinos o la guagüita que vende víveres, lo hace los martes o miércoles, porque son los días en que hay mayor tranquilidad. La duración de los videos de Carolina Pichardo se acortó, pero esto no impidió que sus seguidores continuarán viendo cada semana sus reseñas. Debido al poco tiempo que su empleo le deja para sus estudios y su trabajo de booktube, el día de grabación realiza tres videos. «Es todo un proceso –nos cuenta– porque me cambio de vestimenta para cada video, de peinado y de maquillaje. Todo el mismo día, aunque los suba separados». A pesar de que no poseen muchos recursos económicos, estos muchachos tienen muy claro lo que quieren transmitir a sus seguidores: hay que leer. No desprecian un libro por estar en inglés, o porque se lo haya otorgado un escritor, una librería o una editorial; su misión es leer, reseñar y estimular en otros esa misma pasión hacia la lectura. 

  Promoción de libros versus jóvenes que no leen

Varias encuestas relacionadas con el hábito de lectura presentan unos resultados alarmantes. Por ejemplo, el libro Encuesta sobre hábitos de lectura en República Dominicana (Editorial Funglode, 2003) señala que solo el 15% lee libros a diario; un 29% lee una que otra vez a la semana y un 44% ocasionalmente. En el artículo «El futuro del libro», publicado en la revista Global, José Rafael Lantigua resalta que los agentes culturales son las herramientas de cualquier plan de motivación lectora. Son estos los que forman talleres literarios, editan libros y revistas culturales, celebran certámenes,organizan ferias del libro, imparten cursos de formación literaria, estimulan la acción creativa y respaldan a los escritores consagrados o noveles. La referida publicación enfatiza, además, que es en las escuelas y colegios donde se crea y estimula el interés por la lectura, pero que las deficiencias de nuestro sistema educativo no permiten que aumente la población lectora de calidad. Al hablar con los booktubers sobre el tema en cuestión, reconocen que ciertamente la mayoría de los jóvenes no lee y atribuyen el hecho a las autoridades educativas. Entienden que si desde los centros educativos se fomenta la lectura de manera distinta ofreciendo una mayor variedad de libros, los estudiantes saldrían de la escuela con el hábito de la lectura. Consideran que rodearse de personas amantes de la lectura y leer textos de distintos géneros puede aumentar el interés por la lectura. «Desde que comencé en el mundo de la lectura –expresa Ángela Nikole Leonardo–, me encontré con muchas personas que leían y otras que decidieron hacerlo porque su entorno las motivó. Cuando tú dices que los jóvenes no leen, es porque tu entorno o los jóvenes que conoces no leen o no te dan a demostrar que leen». «Yo escuchaba a las personas que decían: los jóvenes no leen –comenta Edison González–. Me he puesto a investigar sobre eso y me he dado cuenta de que los jóvenes sí leen. Si revisamos la lista de la mayoría de los libros vendidos, estos son juveniles y eso no podría ser si no se leyera». Amalfi Disla resalta que esa es una etapa por la que pasa todo lector dominicano: creer que es el único que lee hasta que descubre a muchos otros que también lo hacen. Carolina Pichardo entiende que el interés por la lectura es algo individual. Otro elemento que disminuye el interés por la lectura entre los jóvenes son las pocas facilidades que ofrecen las bibliotecas. Bien lo dice el escritor Basilio Belliard: «El mejor termómetro para medir el hábito lector son las librerías y bibliotecas». Es necesario que estas se modernicen y los organismos de difusión del libro realicen actividades de fomento de la lectura durante todo el año, no solo en la feria del libro.

Editoriales y bibliotecas

Fátima Orozco, creadora del canal Las Palabras de Fa, explica que una de las razones por la que varias editoriales y escritores de su país han 65 decidido darle su apoyo a través de la donación de libros es porque desde que empezó como booktuber ha sido una internauta honesta en lo que hace. Lo que muestra a través de Youtube no lo hace para lucrarse y esto es algo que las editoriales han valorado. A los booktubers solo se les han acercado dos editoriales. Editorial Océano y Editorial Funglode contactan a los jóvenes, los ven por sus canales y les ofrecen textos para que los lean y recomienden. «No podemos contar con algo fijo de parte de ellos, pero sí de vez en cuando aparece», explica Amalfi Disla. Muchas veces quieren un libro específico para leer, pero no lo solicitan a cambio de una reseña o una promoción, ya que entienden que sus lecturas son por gusto y de manera libre, no por el compromiso de promocionar a algún escritor, librería o editorial. Leonardo López, director de Editorial Océano, afirma que es imprescindible para una editorial mantenerse a la vanguardia de los cambios tecnológicos, en especial si esto implica libros y lectura. «Los booktubers –comenta– son los aliados de la comunidad lectora actual, y al apoyarlos generas la difusión y promoción de tu propia editorial, así como, a la vez, sirven de orientación y ayuda para ellos y los escritores». Para este editor, obsequiarles algunos ejemplares es más una labor social que comercial, pues ellos se están convirtiendo en los promotores de los libros a través de sus canales, siendo, según él, en la mayoría de los casos más eficientes que los medios propios de difusión y promoción de libros. Dulce Elvira de los Santos, directora de la Biblioteca Infantil y Juvenil, coincide con Leonardo en considerarlo el fenómeno juvenil de estos tiempos.

En su opinión, le están dando un uso productivo a la tecnología y a las redes sociales. Afirma que «ellos reseñan libros de una forma muy particular, cada uno con su estilo, y esto es lo que ha cautivado a muchos jóvenes como ellos, creándose toda una comunidad». Añade que en varias ocasiones la institución que dirige ha servido como punto de encuentro de los booktubers nacionales. A pesar de que en el país son solo tres las entidades de lectura que se han acercado a ellos para apoyarlos, Elvira de los Santos dice que en el extranjero han sido tomados en cuenta por varias editoriales y escritores. Al indagar sobre cómo nuestros booktubers consiguen sus libros, a raíz de notar el poco apoyo que reciben de los «promotores de la lectura», se refirieron a páginas de Internet que les brindan grandes ofertas y combos de libros tanto en inglés como en español. Es tal la situación que algunos se están aventurando a leer en este segundo idioma para no perderse ninguna oferta. Esto se debe a que en diferentes ocasiones han visitado algunas bibliotecas con el fin de solicitar libros en préstamo y han recibido respuestas negativas.

Resaltan que las autoridades encargadas de estas bibliotecas deberían adaptarse a los tiempos. «Mientras haya un público que lea, las bibliotecas no van a desaparecer y aunque en el país es mínimo ese público, las bibliotecas tienen que ir adaptándose a los tiempos. No es posible que al acudir para una consulta solo encuentres en sus estantes los libros que te piden en la escuela o en la universidad, para eso hay bibliotecas en esos centros de estudio», comenta Amalfi Disla, resaltando que la modernización de estas instituciones es necesaria y urgente. Ángela Nikole Leonardo opina que «la Biblioteca Nacional y las demás que existen en la ciudad deben tener esos libros que se buscan por placer». La realidad es que los cambios tecnológicos han hecho disminuir el público lector de los grandes clásicos literarios, más conviene resaltar que los escritores de diferentes géneros han aumentado, pese a que exista una población poco interesada en la lectura. Esta comunidad se ha tomado la libertad de comunicar novedosas formas de difusión de la lectura. Son ellos los que cada día motivan a otros no solo a tomar un libro y pasar páginas a la izquierda, sino también a que, en un futuro no lejano, sea mayor la cantidad de booktubers dominicanos que tengamos en YouTube. 

El libro en la era de las redes sociales

Autor: Águeda Solano es egresada de Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Colabora con las separatas del Listín Diario. Próximamente realizará una maestría en Periodismo de Investigación. 

Categoría: Literatura 


9 comments

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