Revista GLOBAL

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Ahora entramos en un período de consecuencias

by Rafael Bautista
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Existen al menos dos posiciones polos opuestos, en realidad acerca de la situación presente y el desarrollo a corto y mediano plazo del suministro global de petróleo convencional. En uno de los polos se encuentra ubicado, más o menos, el economista y consultor internacional Daniel Yergin, tal vez mejor conocido por su libro The Prize, quien sostiene que no hay ningún problema de principio con el suministro de petróleo, puesto que existen amplias reservas de este insumo. Según este consultor, todos los problemas que se reflejan en los precios vigentes a la fecha tienen un origen esencialmente político. Si bien de cierta manera admite que el petróleo se acabará algún día, según él (y muchos otros) ese día está al menos a cuatro o cinco décadas del presente. Esta es la descripción, en rasgos muy generales, de la posición que podríamos llamar optimista. En el otro polo se encuentran muchos observadores del mundo petrolero, quienes con frecuencia han tenido décadas de experiencia directa en exploración y producción. Ellos sostienen que la opinión de Yergin no guarda buena relación con los hechos que conocen. 

El elenco de estos comentaristas va desde el difunto inversionista petrolero Matt Simmons, quien escribió Twilight in the Dessert, hasta gente con experiencia de campo a nivel global como Jean Laherrère, quien trabajó para la petrolera francesa Total durante muchos años. Twilight in the Dessert es un libro en el cual Simmonds, sobre la base de su experiencia directa, cuestiona las afirmaciones de SaudiAramco, la petrolera estatal saudita, acerca de su capacidad de producción y del nivel de sus reservas. Existe una organización, la Associaton for the Study of Peak Oil and Gas (aspo), que representa esta posición que podríamos llamar “consternada”, aunque no necesariamente pesimista. En la coyuntura geopolítica actual, es de interés para todas aquellas naciones dependientes de la importación de hidrocarburos, y en particular de la importación de combustibles líquidos, revisar la naturaleza de los argumentos de cada parte. 

En este artículo, la posición optimista recibirá atención limitada, debido a que es la posición mayoritaria, compartida por muchos estamentos dentro del mundo corporativo petrolero, y es con frecuencia la posición oficial de muchos gobiernos de países occidentales. Entidades como la Energy Information Administration (eia), el órgano de Estados Unidos de información y análisis de todo lo relacionado con las fuentes de energía, se encuentran dentro de este grupo. Estos argumentos se resumen principalmente en, por un lado, señalar la enorme cantidad de reservas probadas, declaradas por los distintos intereses directos, y por el otro lado, en la expresión de una fe en que los desarrollos tecnológicos, dados los suficientes incentivos, siempre han superado en el pasado las dificultades de suministro de las necesidades básicas de la humanidad. 

En ese último aspecto, los optimistas señalan desarrollos tecnológicos que han hecho posible la extracción de petróleos de difícil acceso o procesamiento; estos incluyen depósitos “shale”1 [esquistos] y arenas bituminosas que se encuentran principalmente en Venezuela y Canadá. Estos petróleos se conocen como “no convencionales”. Quienes no comparten la posición optimista empiezan por indicar que el problema no consiste en que el petróleo, en un sentido absoluto, se “esté acabando”. Hay un reconocimiento general de que en algunas partes del mundo existen reservas que pueden ser en principio muy abundantes. En cambio, lo que este grupo dice tiene también dos componentes. Primero, que el petróleo de fácil acceso – y, por consiguiente, barato– sí se está agotando. Por lo tanto, todas las compañías exploradoras y productoras tienen dificultades crecientes para extraer el que queda accesible con las tecnologías del momento. Segundo, que la capacidad de extracción, es decir, el flujo de petróleo exportable, sí está alcanzando límites peligrosos. 

Este último argumento implica que llegará el momento en el cual no importará si la causa de supresión del flujo tiene origen tecnológico, geológico o geopolítico, puesto que las consecuencias económicas serán iguales. Si las apreciaciones que expresa la aspo tienen suficiente base en la realidad, entonces como mínimo se puede otorgar factibilidad a un escenario mundial en el cual, a partir de dos o tres años, habrá una o dos décadas de problemas serios originados por la insuficiencia del suministro de combustibles líquidos. Algunos de los efectos concretos de una crisis de esa magnitud y duración son difíciles de contemplar desde el presente. ¿Qué tan significativas son entonces las pruebas a favor de este escenario?

Repaso de algunas evidencias 

En los textos de economía, cuando se trata el tema general de oferta y demanda, siempre se ofrece el argumento relativamente válido sobre todo el período de la revolución industrial de que un problema de escasez de un insumo básico enviará una señal de precio que estimulará a los productores con iniciativa a producir más de ese bien escaso. En ningún texto conocido por el autor mencionan condiciones de escalas de tiempo para que esta reacción ocurra. En un mundo ideal, una contracción momentánea de la oferta de un insumo básico encontraría una respuesta más bien pronta de parte de alguno de los productores existentes, al menos si sus recursos de capital son lo suficientemente grandes. En el caso del petróleo convencional, esas condiciones se cumplen. El gráfico 1 muestra la evolución de la producción total de petróleo (más algunos condensados) de los últimos años. Durante el periodo que cubre el gráfico, el precio del petróleo ascendió sin dar tregua hasta alcanzar a mediados de 2008 más de cinco veces (147 dólares el barril) lo que era al cierra de 2002 (alrededor de 28 dólares el barril). 

La mayoría de los observadores de ese fenómeno pensarían que un período de seis años (más, en realidad) de precios crecientes haría que se incrementara la producción para que se mantuvieran los precios. Sin embargo, como se puede apreciar, la producción de petróleo se estancó desde mediados de 2005, y esa situación no ha cambiado en lo esencial hasta la fecha de este artículo. Lo que sí se nota claramente en el gráfico es la reacción de la producción a la crisis financiera de 2009. En otras palabras, los productores pueden responder a una caída de precios, pero no hay evidencia de que puedan o quieran responder a aumentos de cerca del 400%. La explicación del gráfico 1 no reside en la reacción de los productores a una demanda estancada. Aparte de la señal que dio el precio durante el período que va de 2002 a mediados de 2008, la demanda creció a una tasa promedio anual de alrededor de 1,8%, similar a la de los veinte años previos.2 Luego se precipitaron las consecuencias de la crisis financiera mundial y la demanda descendió alrededor de 1,7% durante el 2009; se recuperó lentamente durante 2010, debido principalmente a que la demanda de China e India aumentó considerablemente.3 Hacia el final de este período, una parte creciente de la demanda se cumplía con líquidos condensados de gas natural, que surgen durante la producción de gas natural.

La tendencia global de la demanda se puede apreciar en el gráfico 2. También hay incertidumbre en cuanto a la magnitud real de las reservas, base de la producción. En la literatura petrolera, la convención de “reservas probadas”4 consiste en aquellas cantidades que se pueden extraer de manera económicamente factible, dadas las condiciones tecnológicas en el momento de la estimación. Este dato es crucial para los mercados de capitales, porque es uno de los principales criterios guía para los inversionistas en el sector de la energía. La Securities Exchange Commission (sec) de Estados Unidos exige pruebas bastante rigurosas –sujetas a auditoría– de las reservas de las grandes petroleras, cuyas acciones se transan en el mercado bursátil de ese país. Sin embargo, un dato que todavía sorprende a algunos es que, en la actualidad, las multinacionales de petróleo sólo tienen control propietario directo de algo menos del 7% de las reservas probadas declaradas. El otro 93% está controlado por las compañías petroleras nacionales. Esta cifra corresponde a todos los campos petroleros de la opep, los de Rusia, México y muchos otros menores, ubicados casi todos en países del tercer mundo. La excepción son los campos ubicados dentro de Estados Unidos y Canadá. 

La incertidumbre acerca del verdadero tamaño de las reservas probadas existe principalmente a causa de que las declaraciones de esas reservas en países miembros de la opep no han tenido auditoría externa desde hace décadas, y todo lo que se sabe es lo que estos dicen tener. Desde los años ochenta, las discusiones internas del cartel condujeron a una fórmula de cuotas de producción que debía cumplir cada miembro. Entre otros factores, esa fórmula incluye de manera importante el tamaño de las reservas de cada miembro del grupo. El efecto de ese acuerdo se puede ver en el gráfico 3.

A partir de mediados de los años ochenta, se aprecia cómo uno tras otro los miembros del cartel ajustaron el valor declarado de sus reservas, aparentemente en un intento de aumentar su correspondiente cuota asignada. Primero fue Kuwait, y luego hacia finales de los ochenta todos los demás lo hiciero, casi de manera simultánea. 

Independientemente de la posición, ya sea optimista o aspo, esta gráfica debería tenerse en cuenta a la hora de discutir el futuro del papel del petróleo en la sociedad. El fenómeno de “inflación” súbita de reservas declaradas que se observa en la gráfica es del orden del 40% de lo que dicen tener. Otra situación inusual con esos números es que a pesar de décadas de explotación, a veces bastante acelerada, el nivel de las reservas declaradas no ha cambiado un ápice, en particular en el caso de Arabia Saudita. En un plano distinto, muchas instituciones con enorme influencia pública producen estudios de manera casi continua acerca de la evolución de la industria petrolera. De esos estudios, las proyecciones de producción de 10 a 30 años son importantes, pues sirven de guía para el trazado de las políticas energéticas de muchas naciones que son dependientes de las importaciones de combustibles. El gráfico 46 ilustra un conjunto particular de esas proyecciones y la forma en que han evolucionado durante varios años, empatadas (en gris) con la producción que efectivamente tuvo lugar. 

Como indica la leyenda, esas proyecciones fueron realizadas por entidades que pertenecen al conjunto de los optimistas. Es importante recalcar que todos los que realizan proyecciones acerca de variables inciertas corren siempre el riesgo de que los resultados reales se aparten de manera imprevista. Ese desvío tiene, sin embargo, sus límites. En la gráfica se aprecia que los resultados verdaderos, declarados a posteriori por la propia eia, se apartan sistemáticamente de las proyecciones año tras año. Este gráfico en particular se detiene a mediados de 2007. Compárese la proyección hacia el futuro a partir de esa última fecha con la evolución real que siguió la producción hasta 2010, como se puede apreciar en el gráfico 1. 

Las entidades que realizaron esas proyecciones son, sin duda, entidades serias que tratan de llevar a cabo una labor particularmente compleja. Sin embargo, llegó el momento de repasar uno de los argumentos principales de la posición que representan: en el pasado, cuando el precio fue alto, siempre hubo soluciones tecnológicas a los problemas de escasez de insumos básicos. A la luz de esta gráfica, ese argumento se siente más como un artículo ideológico, desvinculado de la terquedad de los datos. El tema del suministro de petróleo es tan sensible que llega el momento en el cual uno debe limitarse a contrastar datos con nuevos datos. Además, las fuentes de información deben establecerse con claridad. Gente del mundo de la academia, tales como el profesor Kjell Aleklett, de la universidad de Uppsala, en Suecia, trabajan con información directa de las estadísticas de cada uno de los 780 pozos más importantes del mundo. Esta es la información que tienen los optimistas. No obstante, esos académicos, que no tienen intereses directos en la industria, no han podido reproducir –ni de lejos– las proyecciones como las que presenta el gráfico 4.

La coyuntura geopolítica En las fechas de la preparación de este artículo, una parte considerable de los países de Oriente Medio y del norte de África (mena, por sus siglas en inglés) se encuentra en un estado de turbulencia política. El grado y la dinámica de esa turbulencia varía en cada caso. Desde Libia, aparentemente enfrascada en una guerra civil, hasta Arabia Saudita, en donde las tensiones internas no parecen aún suficientes para producir una desestabilización de consecuencias irreversibles. 

En el caso de Arabia, el detonante de un vuelco político importante tendría que venir de sucesos originados en las entrañas de la actual estructuFuente:theoildrum.com 4 PRODUCCIÓN MUNDIAL (mbpd) Datos en millones de barriles por dia 90 85 80 75 70 65 2001 2004 2006 2008 2010 2012 2015 2020 2025 EIA (Petróleo crudo+cond.) EIA (NGPL) EIA (Otros liquidos comb.) Const. Barr./Cap EIA (All, 2006) IEA (All, 2006) IEA (CO, 2006) IEA (CO+NGL, 2006) IEA (All, 2005) IEA (All, 2004) CERA (Conv. Oil, 2006) CERA (All, 2006) Última proyección (jun 2007) 45 ra de poder, como por ejemplo un vacío en la sucesión al trono tras la muerte de la cúpula visible actual, cuyos tres miembros principales tienen edades que van de los 80 a los 87 años.7 Casi todos los países con problemas, ya sea manifiestos o potenciales, tienen en común dos cosas: un crecimiento acelerado de la población durante los últimos 30 años y regímenes autoritarios de larga vida. 

Además de esos factores, otro componente de trasfondo es el crecimiento acelerado de las condiciones de pobreza y miseria, el cual es la consecuencia más importante de los dos primeros. Egipto en particular era uno de los países más vulnerables frente a los factores mencionados. El año pasado ocurrió un evento que no tuvo gran notoriedad, excepto para algunos especialistas en temas del Oriente Medio: Egipto dejó de ser un exportador neto y empezó una etapa de importador neto de petróleo. Ese proceso de descenso de la producción contribuyó muy posiblemente a acentuar las dificultades que ya enfrentaba el régimen para mantener subsidios de alimentos y energía para la población. La revuelta que sacó del poder a Hosni Mubarak tiene una de sus causas en ese hecho. En los próximos años, la posible evolución política de Egipto podría tener un espejo lejano en la propia historia dominicana –como muchos aún vivos la vivimos– tras la muerte de Rafael Trujillo. Pendiente a que muchas incógnitas se despejen, el período que va de hoy a finales de 2012 puede resultar uno de los más determinantes de la trayectoria del siglo xxi. 

Los síntomas de estos países tienen causas que se pueden encontrar en muchas otras partes del globo. Otro indicador que esos países tienen en común, con la excepción de Egipto y Túnez, es que casi todos son exportadores netos de petróleo. Según el último informe de la Agencia Internacional de Energía (iea, por sus siglas en inglés), la producción total de petróleo crudo tradicional alcanzó unos 70 millones de barriles diarios en el año 2006. 

En la actualidad la cifra es de 69 millones, y la iea estima que ya no será posible volver a alcanzar los niveles de 2006.8 Sumando todos los líquidos que son la base de los combustibles para casi todo el transporte en el mundo, la producción actual es de 87 millones de barriles diarios, una cantidad que apenas supera a la demanda potencial en algo menos de 700,000 barriles diarios. Estos datos ponen en contexto el nivel de seriedad de los sucesos de los países mena. Libia, por ejemplo, producía antes de su situación actual alrededor de 1.6 millones de barriles diarios. 

Su salida total del mercado dejaría un déficit de oferta de algo más de 800,000 barriles diarios. Como comparación, la República Dominicana consume alrededor de 120,000 barriles diarios de líquidos combustibles. Entonces el déficit que súbitamente produciría el conflicto de Libia equivaldría a más de seis veces el consumo nacional.

Una pregunta fundamental es cuál será la verdadera elasticidad de los precios frente a los choques de la oferta. La crisis de 1973  1974, causada en su totalidad por razones políticas, ofrece algunas luces al respecto. El embargo petrolero de los países árabes a los países desarrollados, en particular a los Estados Unidos, produjo un déficit global del orden del 10% de la demanda potencial. El efecto de esa acción fue una escalada de precios de más de 300% sobre un período de dos a tres meses. Es útil aquí separar dos efectos. Uno es la reacción desproporcionada de los agentes del mercado de energía ante el riesgo de la falta de suministro a más largo plazo. 

Otro es el efecto de los compradores finales que, como en una subasta, incrementan el precio que están dispuestos a pagar por una cantidad reducida del producto. Durante los meses de abril hasta agosto de 2008, se presentó una especie de “laboratorio” de pánico en los mercados, debido a la expectativa generalizada de que la oferta estaba siendo rebasada por la demanda. El precio del wti, la referencia estándar para el petróleo,9 alcanzó 147 dólares por barril. Luego se acentuó la crisis financiera mundial, y el precio se precipitó a un mínimo momentáneo de 33 dólares en septiembre de ese año. 

De manera un tanto simplista, se podría suponer que la magnitud de la reacción desproporcionada, causada por el miedo inicial de una insuficiencia prolongada, sea similar a la reacción desproporcionada que evidencia la estampida de ventas que ocuEn 2008 el precio del wti, la referencia estándar para el petróleo, alcanzó 147 dólares por barril. 47 rrió en septiembre de 2008. Así, el promedio de los extremos deja un precio de 90 dólares; precio hacia el cual tendió el barril de petróleo de referencia hasta antes de la última crisis del norte de África, con la cual ha retornado al terreno de los 100 dólares o más. Esta hipersensibilidad frente a sucesos geopolíticos u otros de importancia equivalente parece ser el nuevo régimen del suministro de combustibles. Ese régimen incluye además los niveles de precios observados recientemente, que hubiesen sido impensables hace apenas ocho años. En el caso de muchas economías pequeñas, esa situación se puede traducir en cuentas energéticas ruinosas.

Algunas consideraciones Los fenómenos de agitación política que se observan en los países mena tienen raíces cuyas manifestaciones trascienden el corto plazo. Es posible que uno de los resultados de ese estado de cosas sea una sucesión no periódica de sucesos de caída del suministro, al ritmo de tal vez uno o dos por año. Aunque la República Dominicana recibe su suministro desde compañías nacionales regionales (pdvsa y Ecopetrol), no es razonable esperar que los efectos que los problemas del Oriente Medio no alcancen al país a través de fluctuaciones de precios importantes. Al menos en el caso de Ecopetrol, esta es una compañía de propiedad mayoritaria del Estado colombiano. No se puede esperar que las ventas que haga a la República Dominicana sean subsidiadas o protegidas contra los movimientos de precios a nivel internacional; todo el equipo directivo de Ecopetrol es responsable por cualquier “pérdida patrimonial” frente a la contraloría general de Colombia. 

La capacidad de respuesta de los grandes productores ante un posible déficit causado por problemas de un productor pequeño no está bien establecida. Los miembros de la opep, esencialmente Arabia Saudita y Kuwait, han declarado en el pasado que a corto plazo (menos de un año) tienen la capacidad de aumentar la producción en hasta 6 millones de barriles de petróleo y sostenerla a ese nivel al menos uno o dos meses. Algunos observadores externos creen que esa afirmación es un tanto exagerada, y una cifra de consenso es que posiblemente la capacidad de respuesta sea la mitad de esa cifra. La verdadera capacidad de producción que quede libre es un dato crítico, pues –como ocurre hoy– cuando esta es una fracción pequeña del volumen total producido, la demanda se vuelve muy inelástica frente a los aumentos de precio. La principal señal de que aparentemente el mundo ha subido a ese tren es justamente la reacción tan volátil del precio ya mencionada. Por consiguiente, una tarea aún más riesgosa que predecir la producción futura, es la de predecir la tendencia que seguirán los precios, incluso en el corto plazo.10 Sin embargo, no parece descabellado planear las finanzas del estado utilizando para los próximos dos años niveles de 100 dólares el barril. Ese nivel del wti debe traducirse en alrededor de unos 55 dólares el barril para la calidad de petróleo que compra la República Dominicana. Aun si el consumo no aumenta, o incluso disminuye un poco por los efectos de una segunda ola de recesión económica, se está hablando de cuentas de compra del orden de 2,000 a 2,500 millones de dólares anuales. 

Independientemente de los arreglos de crédito vigentes con los proveedores, esas sumas se traducirán en amortizaciones importantes. Esa perspectiva necesitaría un reajuste de la política económica, y tal vez un nuevo tipo de acuerdo político. Bajo algunos escenarios probables para esta y la próxima década, los problemas originados por las fluctuaciones del suministro y los precios de los combustibles pueden producir importantes cambios en el mundo. Algunos de los efectos principales no serían en realidad cambios, sino el incremento de fenómenos ya muy conocidos, como es el de la pobreza. Existen algunas medidas de prevención que se pueden adoptar, que hoy día son objeto de discusiones en algunos foros internacionales. Todas las posibles opciones implican una voluntad política que no es muy común encontrar. En algunos casos, se puede llegar a la situación en la que responder con dinero a los problemas inminentes no se traduciría en una ganancia importante de tiempo. Si durante este año 2011 hay indicios adicionales de que en verdad se está entrando en un nuevo régimen energético mundial, nada será mejor que actuar a tiempo. 

En 1932, Winston Churchill dio un discurso en el parlamento británico sobre los peligros de guerra que acechaban a Inglaterra con la subida al poder de Adolf Hitler. En ese discurso incluyó su opinión de lo que debía hacerse de inmediato. Muy pocos tomaron en serio sus palabras, porque era muy duro para la mayoría el contemplar de frente lo que esas palabras implicaban. En 1936, cuando para todos ya era claro el curso de los acontecimientos, Churchill repitió en el parlamento exactamente el mismo discurso de 1932. En su párrafo de cierre contenía la sentencia que resumiría los próximos diez años: “La era de arrastrar los pies, de las aguas tibias, de las medidas tranquilizadoras y confusas, de las demoras, ha llegado a su final. En su lugar estamos entrando en un período de consecuencias.” 

Notas  

El material que lleva el nombre de “shale oil” es en realidad un tipo de roca con abundancia de kerógenos. Estas sustancias, tras un procesamiento de alta temperatura, se convierten en “crudo sintético”. La extracción y el procesado son costosos. 2 Todos los datos que se presentan en este artículo se pueden encontrar (o calcular de manera inmediata) en la página web de la eia y en la página de estadísticas de la bp. 3 En realidad, según las estadísticas de la bp, durante 2009 –en medio de la recesión global– China incrementó su consumo en “sólo” 6,7%. 4 Ver por ejemplo el texto de Morgan Downey, Oil 101. 5 Como aparece en Wikipedia, basada en datos de la eia (http://en.wikipedia. org/wiki/File: o p e c _declared_ reserves_1980 now_EIA.svg). 6 Como aparece en . 7 Ver “Petróleo: de Arabia a Quisqueya”, en el número de abril junio de 2005 de la revista Global. 8 Ver el resumen ejecutivo del último World Energy Outlook (octubre de 2010), publicado por la iea. 9 Esta referencia es conocida como el West Texas Intermediate (wti), y últimamente no es del todo representativa del verdadero precio global del petróleo. 10 A este respecto, la revista The Economist tuvo una experiencia que hoy es famosa: en 1999 predijo en sus páginas que puesto que el mundo “bañaba en petróleo”, lo que se veía era un precio a largo plazo de 5 dólares el barril. 

Bibliografía y referencias 

ASPO (Associaton for the Study of Peak Oil and Gas), página web: . Bautista, Rafael, “Petróleo: de Arabia a Quisqueya”; en Global, vol. 2, núm. 5, abril junio de 2005. bp Statistical Review 2010: . Cambridge Energy Research Associates (cera): . Churchill, Winston, “The Locust Years”, 1936. Downey, Morgan, Oil 101, Wooden Table Press, 2009. Economist, “Leader: Drowning in Oil”, 8 de marzo de 1999. Energy Information Administration (eia): . Simmons, Matthew, Twilight in the Dessert: The Coming Saudi Oil Shock and the World Economy, Wiley, 2005. The Oil Drum: . World Energy Outlook 2010 (weo), preparado por la iea (International Energy Agency), octubre de 2010, página web: . Yergin, Daniel, The Prize: The Epic Quest for Oil, Money and Power, Free Press, 2009.


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