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El Gran Poder de Diosa: un ecosistema musical

by Rossy Díaz
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La tierra del merengue y la bachata es también lugar de una diversidad de ritmos, tanto de sonoridades ancestrales y sincréticas como rurales y urbanas, que traspasan la isla misma. Los géneros musicales más comerciales han servido a su vez de punto de partida para la experimentación. Hoy en día podemos apreciarlo en considerables estilos locales. Dentro de estas otras historias y otras músicas se destacan «los alternativos», una escena musical local con otro tipo de concepto de creación, que se inclinan por esos sonidos que habitan en los pueblos y que en las ciudades se fusionan con las tendencias globales. El Gran Poder de Diosa es una agrupación que forma parte de este movimiento, y que armónicamente presenta esas otras realidades dominicanas. Cuando nos referimos a la escena musical alternativa, se piensa en un círculo de público reducido. Sin embargo, las músicas alternativas del país comprende todo un espacio de creación mucho más amplio, pero con una difusión y consumo menos masivo. Esta categorización es un tanto imprecisa, sobre todo por su diversidad, que abarca desde la fusión folclórica urbana electrónica al pop, rock, hip hop, jazz, entre otros; no obstante, les unen ciertos criterios creativos y un manejo independiente en la difusión, promoción y negocio de sus productos.

Para El Kadur Acosta, city leader de la comunidad Sofar Sounds Santo Domingo, la música alternativa «es todo género no popular de la realidad cultural del país en cuestión, como sería digamos el rock en México, frente a las rancheras y regionales». Precisamente, por el apoyo que esta comunidad mundial da a los artistas emergentes, se invitó a uno de sus últimos eventos a El Gran Poder de Diosa. En ocasión de su presentación en el más reciente Sofar Sounds Santo Domingo, nos acercamos a esta agrupación para entrevistarlos. Ante la pregunta de cómo valoran lo que está sucediendo en la escena alternativa, contestaron que «es hermoso» y añadieron que hay muchas buenas propuestas con distintos estilos e intenciones de promover nuestra identidad cultural dominicana y caribeña de una manera más fresca y renovada. Sobre todo ahora que esa escena se convierte en una alternativa para aquellos que buscan algo más que música urbana y reguetón del mainstream». Muy identificados con la idea de que conforman un ecosistema musical, el grupo estima que es una manera democrática de definir a un colectivo musical en constante proceso de cambio y evolución; precisamente, el nombre de El Gran Poder de Diosa hace referencia al poder de la creación en cada ser consciente, honrando la energía creativa, el alimento y la inspiración que provee nuestra madre naturaleza.

Su trayectoria así lo demuestra. Eddy Núñez, vocalista y guitarrista, conoce al guitarrista Fernando Soriano desde cuando estudiaba publicidad en la UASD, y en ese ambiente se juntaban con compañeros artistas visuales y músicos con los cuales han vivido procesos itinerantes de creación artística y de dónde ha surgido una revista como La Vaina y agrupaciones como Batey Ø y Rita Indiana y Los Misterios. «Nos encontramos como nuevos y viejos amigos que devienen en familia, así como se crean los ecosistemas», nos cuenta Eddy. Más tarde, en 2012, se sumó a este viaje Juan Carlos Ariza, bajista, y a continuación desfilaron varios músicos hermanos hasta conformar el actual «El Gran Poder de Diosa». Eddy, Juan Carlos, Fernando, Boli, Boli y Marlene son los nombres de pila de los actuales integrantes. Marlene Mercedes siempre ha tenido una participación activa y versátil en la escena musical local. Miembro de la Orquesta Sinfónica Nacional, ha sido integrante de bandas metaleras como Merodac, de combos de merengue como Las Chicán, Hembras, Campo (junto a Roy Tabaré), y colaboradora de la artista Carolina Camacho. Francisco Martínez «Bolillo» es el músico más veterano del grupo y, además, el padre de Boli Martínez, baterista de la banda. Bolillo es un maestro de los timbales y la percusión dominicana. Su participación en combos como los de Félix del Rosario, Cheché Abreu, Aníbal Bravo y la agrupación Sonido Original dan fe de eso. Mientras que Boli proviene de la escena del rock: es baterista y toca varios instrumentos de percusión; uno de sus primeros proyectos fue AURO Y C.L.E.M.T. y luego, junto con Eddy, formó parte de la agrupación Rita Indiana y Los Misterios. Las tradiciones tanto musicales como de la oralidad están muy presentes en las composiciones del Gran Poder de Diosa, ya que cada quien en la banda trae consigo sus vivencias y aporta lo que le gusta, lo que siente y entiende importante.

Esta dedicación se refleja en su música y en sus letras, en las cuales la naturaleza es una fuente de inspiración constante, mostrando su sensibilidad ante la problemática del medio ambiente con canciones como «La Mar de Santo Domingo». Lo relativo a la espiritualidad es también muy firme, pues entienden que todo tiene un nivel espiritual. Muchas de sus canciones tratan de temas y procesos personales que sirven de reflejo consciente o inconsciente, temas contados con un lenguaje sencillo, pero que, como ellos señalan, «tienen códigos propios de nuestra cultura, nuestra tradición, nuestras creencias, nuestra musicalidad; luces y sombras que definitivamente influyen en nuestro discurso porque somos todos de esta tierra de Quisqueya». En el año 2012 lanzaron su primer sencillo Moriviví y en 2015 hicieron un EP al que denominaron Rural y que grabaron con Raúl Fernández en un estudio llamado Submarino de Madera. Ya para entonces su música tenía sus colores caribeños y folclóricos, pero al terminar ese proyecto decidieron explorar la idea de crear un nuevo sonido a partir de ritmos populares de origen rural; así, el merengue de guitarra, la bachata, la salsa y la cumbia fueron incorporándose en sus composiciones.

Este EP tiene un trabajo audiovisual espléndido que se puede apreciar en Youtube. Cuando le preguntamos el porqué de lo rural, Fernando nos cuenta que «desde que los ritmos urbanos dominaron la escena musical solo se hablaba de ello y que de una conversación con Ángel Rosario, baterista de El Hombrecito, surgió de broma la pregunta ¿Y entonces dónde queda lo rural? Como lo rural se asocia a lo viejo, lo olvidado, al atraso, sabíamos que había que redefinir y buscar en lo viejo los nuevos aspectos de la música que queríamos hacer. Entre esos elementos sabíamos que el merengue era una posibilidad, así el intento nos llevó a seguir inventando la mezcla popular y moderna que aún buscamos». Es a partir de esta época cuando entran al grupo Marlene Mercedes y Mediumship Music como productores y empiezan a mezclar la cultura musical latina con sintetizadores y elementos electrónicos. Otro aspecto vital es el poder visual de su música, ya que algunos de sus integrantes son también artistas visuales y publicistas de profesión. El Gran Poder de Diosa es también un movimiento al cual se han integrado diversos creadores a lo largo de su trayectoria; un ejemplo de esto es el trabajo psico onírico del video de Moriviví (2012) y la sesión en vivo con imágenes nocturnas de nuestros campos en Rural (2015), ambos dirigidos por Engel Leonardo. Así mismo ocurre con su más reciente video Plátano de la ciudad (2017), bellamente retratado y dirigido por Taba Blanchard y La Visual Sonora. Este año tienen la intención de finalizar su primer disco bajo la producción musical de Marlene Mercedes y Carlos Monción, de Mediumship Music; de ese disco nos adelantan que se desprende un tema que servirá de soundtrack y videoclip para la película sobre el luchador Jack Veneno, que ha realizado Tabaré Blanchard y se estrenará el año entrante.

También han grabado un tema en vivo junto al cantante de música medicinal Jesús Hidalgo y fruto de eso esperan estrenar un video este año. En paralelo, El Gran Poder de Diosa continúa presentándose en importantes escenarios y festivales, tales como el Isle of Light y Pineapple Ball, de gran trascendencia en el ambiente alternativo del país. De hecho, hace poco pudimos disfrutar de un hermoso concierto en el patio de la librería Mamey y a la semana siguiente ¡afortunadamente! en el Sofar #2. Las expectativas siguen altas por lo que pudimos percibir, ya que nos expresaron la intención de continuar con este ritmo de presentaciones en vivo y de realizar su primera gira fuera de la isla. Su aproximación a las músicas vernáculas, sobre todo el trabajo que están haciendo con el merengue, nos causa alegría y nos da la esperanza de un panorama mucho más amplio para la escena alternativa y su posicionamiento popular. Es interesante como las fusiones musicales beben de las mismas fuentes y recorren distintos caminos para volver a encontrarse; al escuchar sus merengues «El remedio», «Gracia corazón», «Plátano de la ciudad», apreciamos un sonido retro futurista, es decir, la nostalgia del campo dominicano que se mimetiza con lo moderno. Por otro lado, «Amiga voluntad», «Moriviví», «Luna Nina», «Bachatú», «Te vamo’ a esperá», «Nada me hace falta», «Reloj de arena», entre otras canciones, apelan a una búsqueda de conciencia personal y colectiva musical desde el alma dominicana. Es la capacidad de enriquecimiento de estas músicas locales lo que nos ofrece una interesante visión de creatividad, a pesar del pesimismo que se tiene ante los relevos o «ese miedo generacional» al que cantan en uno de sus temas.

Todas estas fusiones de bachata, merengue, gagá, reggae, cumbia y efectos electrónicos son puentes que ellos cruzan y que a su vez se entrecruzan, y lo que nos hace pensar en esos fenómenos tan especiales que se han dado en algunos momentos de la historia musical dominicana, en los cuales algunos estilos que surgieron desde lo no popular con el tiempo alcanzaron popularidad y reconocimiento a nivel internacional, como son los casos de Juan Luis Guerra y 4.40 con el merengue, Víctor Víctor con la bachata, Fernando Echavarría y La Familia André con el fusión, Kinito Méndez con su merengue con palos, Rita Indiana y Los Misterios y esa resignificación del merengue de mambo urbano y, más recientemente, Vicente García con su concepto de etno pop y bachata. Es difícil encasillar a los artistas en géneros específicos, ya que existen cada vez más mezclas. Así lo expresa «Max Drlacxos» Cueto, editor jefe de Discolai.com: «El término música alternativa es una solución para cuando no se tiene un género definido y quieres agrupar muchos en una sola palabra. ¿Cómo llamarías a una banda que hace merengue con base de punk, o un artista de la línea pop que le inyecta son, salve, reggae, bachata, entre otros géneros, a su estilo?

El término da más libertad, por ejemplo la escena local no tiene por qué usar el arcaico término “rock dominicano” ya que las bandas y proyectos locales han expandido sus estilos a crear cosas inclasificables». Independientemente de las etiquetas, el merengue del siglo XXI también lo están haciendo los alternativos, y es importante señalar este hecho, dada la cantidad y calidad de propuestas de merengue dentro de este círculo local; de hecho, entre los años 2015 y 2016 ya se habían grabado diversos temas de fusión con merengue de considerable flujo en las plataformas digitales, que son los medios de difusión en los que se puede apreciar la diversidad musical local. Asimismo, ya se establecen compañías de distribución digital, festivales y portales web para este tipo de música. La música alternativa vive un momento importante en la República Dominicana, no solo para los artistas dominicanos, sino también para los artistas alternativos de otros países que buscan abrirse paso aquí. Comenta Milian Reyes Solano, productora general del programa de televisión Música Press: «Es el momento ideal para crear nuevos medios, para que haya una industria de la música –que todavía no la hay–; entiendo que es el mejor momento para que puedan surgir cosas muy interesantes, y ya existiendo una industria, se van a generar más festivales, canales de difusión y los artistas podrán vivir de su música». El Gran Poder de Diosa se siente sólido en su discurso y en el aura que muestran en vivo, irradiando optimismo: «Definitivamente, cada vez se suman más personas a los eventos que hacemos, de distintas generaciones. A medida que las personas van entrando en conexión con el sentimiento de lo que hacemos el interés crece, es una efervescencia que no para».

La presencia de El Gran Poder de Diosa en tantos festivales, conciertos y eventos artísticos conforma este reconocimiento que ha empezado. La puesta en escena de su merengue alternativo es la reinvención que vive hoy en día el género. En ese sentido, la música de El Gran Poder de Diosa es un reencuentro, desde el alma adentro al campo adentro.


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