Las fuentes de energía renovable son una noticia esperanzadora frente al reto de sostenibilidad que enfrenta la presente generación de seres humanos. Dentro de estas, la de mayor crecimiento y menor impacto es la energía eólica. La República Dominicana ya tiene un parque eólico en Pedernales, y un grandioso potencial para mejorar el suministro de energía eléctrica y diversificar la matriz energética nacional.
Los efectos del cambio climático, el alza del precio del petróleo y su impacto económico sobre las economías mundiales, así como nuestra alta dependencia de sus derivados, hacen que investigadores, grupos económicos, bloques geopolíticos y naciones enfoquen las miradas hacia las energías renovables. A pesar de tener una baja incidencia en la matriz energética mundial de tan solo un 2.8 por ciento de la producción eléctrica mundial, las fuentes de energía renovables son una noticia esperanzadora.
Según la agencia internacional de la energía International Energy Agency (iea), si observamos la producción mundial de electricidad, desde 1973 hasta 2008, hay una reducción de un 19.2 por ciento en la dependencia del petróleo como fuente primaria y de un 5.1 por ciento en la proveniente del agua, pero también presenta un incremento de un 21 por ciento de la electricidad producida con fuentes primarias de origen nuclear, gas y carbón; sin embargo, es de destacar que las energías renovables se han incrementado en 2.2 por ciento. Esta última información debe ser observada con detenimiento, pues la evolución de este tipo de tecnología brinda una clara independencia de la fuente primaria de energía que en la actualidad domina el mundo: el petróleo y sus derivados.
Si hacemos un análisis y comparamos las tecnologías renovables y sus clasificaciones, apreciaremos que de las tecnologías de producción de electricidad que utilizan fuentes de energía renovable como fuente primaria y que actualmente se encuentran en operación comercial madura, una de las que posee más ventajas, en relación con la limpieza ambiental sostenible, es la energía procedente del viento, la energía eólica.
Es por eso que países como España, Alemania y Dinamarca apuestan por este tipo de tecnología, que en el año 2010, según los datos estadísticos mundiales, tenían en forma consolidada unos 51,642 MW instalados de energía eólica, el equivalente a 27 veces el consumo total máximo de potencia de la República Dominicana. En 2010, separando la tecnología hidroeléctrica de la matriz de producción energética, del total de la producción de energía renovable a nivel mundial, el 39 por ciento procedía de la energía del viento, un avance en cuanto a inserción en la matriz energética mundial y una sólida muestra de madurez tecnológica. Según el Global Wind 2010 Report, del Global Wind Energy Council (gwec), a finales de 2010 ya teníamos en el mundo 194,390 MW instalados de energía eólica, o sea, 102 veces la potencia máxima total demandada por la República Dominicana.
La huella del carbón
Como se muestra en el gráfico uno, existe un salto extraordinario en el crecimiento de la población mundial en el periodo comprendido entre los años 1850 y 1970; lo interesante de esta observación es que en ese periodo ocurren dos hechos muy importantes que marcan nuestro estilo y tendencia de vida.
El primero es el surgimiento de la economía entre 1750 y 1850. Para 1870 es concretado el análisis económico moderno, tornándose así en una disciplina académica estudiada en universidades y que le dio un gran impulso al proceso económico mundial. Como resultado de estos nuevos criterios, y la transición de la revolución industrial capitalista y desarrollada, aparece la sociedad de consumo de masas, que desde el punto de vista socioeconómico se denomina sociedad de consumo, y se caracteriza por el uso masivo de bienes y servicios impulsado por incentivos al consumismo, que tiene como fin cerrar una cadena de valor entre oferta y demanda, necesaria para crear un mercado potencial y, por ende, generar riquezas.
El concepto de sociedad de consumo está ligado al de economía de mercado y, por ende, al concepto de capitalismo, entendiendo por economía de mercado aquella que encuentra el equilibrio entre oferta y demanda a través de la libre circulación de capitales, productos y personas, con una intervención estatal limitada.
El segundo punto interesante es el resultado de la búsqueda de una fuente de energía primaria que sostenga este modelo de crecimiento, de modernidad y desarrollo. El petróleo imperaba como fuente de energía, pero es el uso de la electricidad la que provoca que sostuviera este desarrollo. Según la historia de la electricidad, desde 1800 hasta 1980 encontramos entrelazados tres grandes periodos: el comprendido entre los años 1800 y 1880 era considerado como el tiempo de las teorías, por ser el periodo donde se declararon las diversas teorías de la física eléctrica; el segundo, entre 1880 hasta 1950, es el de las aplicaciones, dado que ya con teorías maduras, los científicos empezaron a crear y diseñar aplicaciones industriales y equipos que utilizaban electricidad como fuente primaria de energía, y el tercero, entre 1950 hasta 1980, lo podríamos señalar como el de las aplicaciones electrónicas, pues es el periodo donde empieza aparecer la robótica, los controladores por cálculos numéricos y la evolución de la carrera y ciencia aeroespacial.
En estos periodos aparecen físicos, matemáticos y pensadores tales como Georg Simon Ohm: la ley de Ohm (1827); Joseph Henry: inducción electromagnética (1830); Johann Carl Friedrich Gauss: teorema de Gauss de la electrostática; Michael Faraday: inducción (1831), generador (1831-1832), leyes y jaula de Faraday; Samuel Morse: telégrafo (1833-1837); Ernest Werner M. von Siemens: locomotora eléctrica (1879); James Prescott Joule: relaciones entre electricidad, calor y trabajo (1840-1843); Gustav Robert Kirchhoff: leyes de Kirchhoff (1845); James Clerk Maxwell: las cuatro ecuaciones de Maxwell (1875); Albert Einstein: el efecto fotoeléctrico (1905); Heike Kamerlingh Onnes: superconductividad (1911); Vladimir Zworykin: la televisión (1923); Edwin Howard Armstrong: la frecuencia modulada (1935), y Robert Watson-Watt: el radar (1935).
Estas figuras forjaron los conceptos y teorías sobre los cuales se basa el uso de la electricidad como fuente de energía en la actualidad.
No obstante, es bueno resaltar que la producción mundial de electricidad, según el balance energético global, depende actualmente en un 68% de los combustibles fósiles. Si a esta premisa le sumamos el tema del transporte, el consumo industrial, comercial y residencial, la dependencia de tales combustibles es de un alarmante 81%. Coincidencia o relación, desde el nacimiento de los criterios económicos y la sociedad de consumo, el indicador mundial de la temperatura lleva una tendencia alcista.
La matriz energética
El 83 por ciento de la capacidad instalada de generación eléctrica del país está compuesto por sistemas de producción de electricidad que utilizan carbón, gas y derivados del petróleo como fuente primaria de energía.
Frente a la realidad económica energética global, debemos determinar algunas de las variables de mayor relevancia que influyen sobre la realidad energética local: la primera es la relación de alta dependencia que presenta la matriz energética nacional, en relación con el petróleo y sus derivados. La exposición al riesgo cambiario resultante de que el mercado eléctrico local cobra en pesos y posteriormente paga sus insumos (los combustibles) en dólares, es la segunda variable a tomar en cuenta. Mientras que la volatilidad fluctuante de los precios de los combustibles, provocada en muchos casos por las crisis y conflictos externos ajenos a nuestra realidad nacional, e incluso a nuestra realidad regional, constituye la tercera variable. Debido a este conjunto de variables el país está expuesto a potenciales impactos económicos de alto riesgo.
Marco regulador y desarrollo
En respaldo al desarrollo de las energías renovables, en 2007, el Estado dominicano aprobó la Ley 57-07 de incentivo a las energías renovables y sus regímenes especiales, con la cual se establece un marco de apoyo a las tecnologías que posibilitan la producción de estas nuevas fuentes energéticas.
Con esta Ley la República Dominicana da un paso más hacia la consolidación del desarrollo de estas tecnologías, lo que a su vez afianza el crecimiento de la energía eólica en el país. Como parte complementaria de este apoyo institucional, en 2008 se aprobó el reglamento que rige la aplicación de la Ley de incentivo a las energías renovables y sus regímenes especiales, completando así el marco legal que regirá la evolución de estas tecnologías, brindando un soporte legal estable para su desarrollo.
La República Dominicana cuenta con un alto potencial de energía eólica, según el estudio del National Renewable Energy Laboratory (nrel) de octubre de 2001. En el país existe un potencial eólico de cerca de 10,200 MW procedente de vientos de buena y excelente categoría en toda la isla, aunque es muy importante destacar que para el desarrollo y construcción de un parque eólico en la República Dominicana, lo que define el proyecto es el emplazamiento, por lo que si observan el mapa de vientos de la isla, se darán cuenta que los mejores vientos se encuentran en polos turísticos y áreas protegidas, dentro de las que podemos mencionar, reservas naturales y parques nacionales.
Gracias a este gran potencial eólico natural, el marco legal y regulatorio existente, más la decisión firme de inversionistas locales e internacionales, el país cuenta con más de 750 MW de proyectos eólicos bajo concesión provisional y definitiva. El 21 por ciento de estas concesiones son de proyectos en construcción y desarrollo avanzado, pero dentro de estos potenciales 750 MW destacamos la participación de las empresas ege Haina y cepm, los cuales cuentan aproximadamente con unos 100 MW de proyectos construidos y en etapa avanzada de desarrollo, donde se encuentran los primeros 33 MW de parques eólicos de la República Dominicana como son el parque Los Cocos de 25 MW y Quilvio Cabrera de 8 MW.
En adición a estos proyectos, que son los primeros en construirse en el país a gran escala, también debemos resaltar los proyectos que se encuentran en etapa avanzada de desarrollo, como son el proyecto Parques Eólicos del Caribe (Pecasa), con una capacidad planificada de 50 MW, en la provincia de Monte Cristi, y el del Grupo Eólico Dominicano, que planifican la instalación de unos 30.6 MW de capacidad, en la provincia de Peravia. Estos dos últimos proyectos representan 80.6 MW adicionales de energía eólica, que servirán para diversificar la matriz energética del país.
Los primeros parques eólicos
Con la aprobación del marco regulatorio, el apoyo de las autoridades actuales y la apuesta de futuro que hacen las empresas ege Haina y cepm, se instalan los primeros 33 MW de energía eólica en el país. Con los parques eólicos Los Cocos (de 25 MW) y Quilvio Cabrera (de 8 MW), queda diversificada, en uno por ciento, la capacidad energética de la República Dominicana.
Ambos proyectos están ubicados en el sudoeste de la República Dominicana, en la provincia de Pedernales, distrito municipal de Juancho. El proyecto Los Cocos implica la instalación y operación de 14 aerogeneradores fabricados por la compañía danesa Vestas, todos modelo V90 de 1.8 MW de potencia cada uno. A su vez el parque eólico Quilvio Cabrera cuenta con cinco aerogeneradores también marca Vestas, modelo V82 de 1.6 MW cada uno. Ambos proyectos representan unos 33 MW en total y una generación de electricidad esperada de unos 90,000 MWh por año.
La electricidad generada por la actividad de estos parques será suministrada al Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (seni), evitando la emisión anual de aproximadamente 70,000 toneladas de CO2 y la compra de 200,000 barriles de combustible pesado, que provendrían de la generación a través de plantas eléctricas que usan combustibles fósiles.
Detalle general de los proyectos
El desarrollo de los parques eólicos Los Cocos y Quilvio Cabrera ha implicado la construcción de la infraestructura civil y eléctrica requerida que incluye la construcción de una línea de transmisión eléctrica aérea de 56 kilómetros, que conecta el proyecto al Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (seni). Los trabajos de construcción incluyeron todos los accesos, plataformas de montaje, área de almacenaje, instalaciones del sitio, fundaciones de las torres, trabajos civiles de la subestación eléctrica y sus torres meteorológicas.
También se instaló una subestación eléctrica con una sala de control, transformadores de potencia que elevan el voltaje de 34,5 a 138kV, interruptores de 138 kV, dispositivos de distribución de 34,5 kV y sistemas de control y protección; además de una red local dentro del sitio del parque eólico. Adicionalmente, se instaló un sistema de monitoreo y control avanzado, para dar seguimiento y controlar la generación de electricidad de los parques eólicos.
Si bien Los Cocos y Quilvio Cabrera apenas representan el uno por ciento de la matriz de generación energética nacional, su valor simbólico es enorme, pues estos proyectos son los pioneros y representan el esfuerzo necesario para abrir las puertas a la generación eléctrica con conciencia medioambiental.
El futuro inmediato
Para este 2012, el país alcanzará la meta de los 100 MW instalados, en ese momento la matriz de capacidad instalada de la República Dominicana habrá alcanzado el tres por ciento en la diversificación de su base energética, colocando al país en una posición de liderazgo en lo que a la energía eólica en la región del Caribe se refiere e integrando una producción de energía eléctrica limpia, renovable e independiente del petróleo y sus derivados, eliminando la exposición a las fluctuaciones inciertas del precio del petróleo, y aliviando la presión económica resultante del impacto de este sobre nuestra economía local.
Bibliografía
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–Shively, Bob y Ferrare, John (2004): Understanding today electricity business, Enerdynamics.
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