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La Ciencia Política en la República Dominicana: desarrollo y retos actuales

by Stephanie Rodríguez
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¿Cómo y cuándo se empieza a estudiar la Ciencia Política en la República Dominicana? ¿Quiénes son sus principales actores? A continuación, se hace un recorrido por la historia de la Ciencia Política en el país, se analizan los programas de licenciatura, maestría y diplomado que la ofertan, se detallan sus fallas y sus desafíos, y se proponen retos que puedan renovarla, de modo que sus actores puedan influir en la política dominicana actual. 85 La Ciencia Política empieza a consolidarse en los Estados Unidos y Europa occidental a finales del siglo XIX y principios del XX. La carrera fue adoptando e importando conceptos, teorías y metodologías tanto del Derecho como de la Sociología, la Economía y la Historia, lo que ha permitido su enriquecimiento y facilitado su desarrollo, pero al mismo tiempo debilitado su autonomía como resultado de la inclusión de estas áreas de estudio (Barrientos del Monte, 2013). En el caso de América Latina, la Ciencia Política es introducida mayormente por los juristas, y, con el paso de los años, en vez de adquirir autonomía propia se ve influida por el Derecho y la Sociología.

Los años sesenta y setenta fueron favorables al desarrollo e introducción de la Ciencia Política en la región, pero no es hasta la década de los ochenta, durante la tercera ola de democratización que trajo consigo la consolidación de regímenes democráticos en toda la región, cuando la disciplina crece y se empieza a desarrollar. La creación de nuevos partidos políticos y movimientos sociales, así como los cambios a nivel internacional y su efecto en la región son por igual factores que facilitaron su desarrollo. En especial, el nuevo contexto internacional dio cabida a la creación de programas de Ciencia Política, así como al análisis y publicación de textos y revistas especializadas en el tema. No obstante, el crecimiento de la Ciencia Política en la región ha sido, y continúa siendo, desigual. El académico Samuel Huntington escribió en su artículo sobre Ciencia Política: «Donde la democracia es fuerte, la ciencia política también lo es; donde la democracia es débil, la ciencia política es débil» (Huntington, 1992). Esta visión de Huntington explica en parte por qué la Ciencia Política no se desarrolló de la misma manera y con la misma rapidez en América Latina que en otras regiones del mundo: durante la mayor parte del siglo XX, esta región experimentó inestabilidad política, dictaduras, intervenciones militares y golpes de Estado que dificultaron el establecimiento y consolidación de la democracia.

Sin lugar a dudas, los gobiernos autoritarios que tanto marcaron la historia de la región afectaron en gran medida el desarrollo de la Ciencia Política, puesto que, como explica el académico Carlos Huneeus, su objeto de estudio tiene que ver con la democracia y su historia ha girado en torno a ella, motivo por el cual creció en los países que experimentaron estabilidad democrática (Huneeus, 2006). Por esta razón se percibe un mayor desarrollo e institucionalización de la disciplina en países como los Estados Unidos y algunos de Europa. En su artículo «¿Hacia dónde va la Ciencia Política?», Giovanni Sartori advierte sobre la crisis de la disciplina, crisis que es aún más marcada en América Latina, donde solamente tres de los 33 países que conforman la región –Argentina, Brasil y México– se consideran grandes en cuanto a institucionalización y consolidación de la disciplina. La Ciencia Política en la República Dominicana Desde el punto de vista académico, la Ciencia Política en la República Dominicana ha sido un área de estudio que encuentra su origen, primero, en el Derecho y, luego, en la Sociología. Precisamente esta particularidad, la de crecer bajo el espacio de otras áreas académicas, es lo que ha impedido que tenga un desarrollo normal en comparación con otros países de América Latina, lo que ha dificultado sobremanera su desarrollo y consolidación. La inestabilidad política que ha caracterizado la historia del país ha sido por igual un factor que no ha permitido su desarrollo. No es sino tras la muerte del dictador Rafael Leonidas Trujillo en L La Ciencia Política en la República Dominicana es relativamente nueva 86 mayo de 1961 y, luego, tras la intervención norteamericana de abril de 1965, cuando el país inicia un proceso de institucionalización en el que se produce un desarrollo de los partidos políticos que trajo consigo una mayor demanda de participación política por parte de diversos sectores que antes habían sido menospreciados.

Ciertamente, el fin de la dictadura y los cambios que trajo consigo fueron favorables al desarrollo de la Ciencia Política y el pensamiento político, puesto que el futuro y la búsqueda de la estabilidad política del país pasaron a ser una preocupación de la sociedad dominicana. Muchos de los politólogos que se formaron fuera del país en lugares como España, Francia e Italia, entre otros, retornaron de su exilio académico para contribuir a la reconstrucción del espacio político que había sido negado durante tantas décadas. Sin embargo, a pesar de haberse presentado las condiciones para la introducción de la carrera, el país tiene un problema que aún persiste en la actualidad, y es que no existe un canon institucional que acoja a una comunidad de científicos en el país. En el caso de los politólogos, al no existir esta acogida y respaldo institucional, se les hace difícil construir una real comunidad académica.

Efectivamente, existen politólogos en diversos ámbitos institucionales que comparten las mismas preocupaciones, pero no pertenecen a una comunidad académica (Lozano, 2015). Entonces, no se puede hablar de una Ciencia Política establecida en el país en el sentido tradicional. Evidentemente, se lograron crear espacios académicos donde se imparten materias relacionadas con el área de estudio, pero todavía no se ha logrado consolidar una red de investigadores en el área de la Ciencia Política. Programas de licenciatura En 1966, la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) tuvo un movimiento renovador que rompió con el pensamiento tradicional trujillista y reunió a un grupo de abogados, sociólogos, politólogos y líderes políticos para fundar la primera escuela de Ciencia Política del país. Instituida en 1968, la Escuela de Ciencia Política de la UASD nace adscrita a la Facultad de Ciencias Jurídicas, por lo que su primer pénsum provisional estuvo marcado por una visión jurídico política.

Para entender el porqué de esta visión, es importante conocer el contexto histórico en el que se crea la escuela. Según el actual vicedecano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la UASD, Freddy Ángel Castro, la escuela dominicana no es en la tradición europea, o del resto de América Latina, una escuela de Ciencia Política clásica, porque fueron los abogados y militantes políticos quienes impulsaron la carrera que estuvo influida desde sus inicios por quienes la formaron, incluyendo la izquierda de los años sesenta. De hecho, si se analizan los primeros programas de la Escuela de Ciencia Política de la UASD, se puede observar el enfoque que hace en los derechos públicos, los cuales no son impartidos en la Escuela de Derecho, sino en la Escuela de Ciencia Política. Es por esta razón que la estructura de la carrera, en la lógica tradicional de otras escuelas de Ciencia Política, no se entendería, ni mucho menos el desequilibrio que existe en la escuela entre politólogos puros y politólogos con formación jurista (Castro, 2015). En los primeros pensums de la carrera también se puede distinguir una orientación marxista, ya que este era el pensamiento de quienes los elaboraron. No es hasta mediados de los años ochenta y la década de los noventa, cuando la Ciencia Política busca consolidar su espacio, que se nota un sutil alejamiento de lo jurídico, de las Todavía no existe una real preocupación por estudiar la política 87 teorías sociológicas y del marxismo que caracterizó la carrera durante tantos años. En sus inicios, la carrera no creció como se esperaba y la población estudiantil era mínima, puesto que se introdujo sin pensar bien en los profesionales que se quería formar, para qué se estaban formando y qué necesidades políticas debían satisfacer en la sociedad dominicana. El primer pénsum resultó ser muy «ambicioso e incoherente» (Brea Franco, 1977), y la UASD carecía de «recursos humanos capacitados y debidamente formados en el área» (Brea Franco, 1977).

En 1977 se graduó la primera generación de politólogos, se modificó la estructura académica del programa y se introdujo el proceso de convalidación de materias en la UASD, grandes cambios que no solo fueron impulsados por la Universidad, sino también por el movimiento estudiantil, lo que ayudó en su momento al proceso de renovación curricular y al desarrollo de la carrera. Todo este proceso de reformas de la escuela se mantuvo durante la década de los noventa y parte del año 2000 teniendo como resultado un visible crecimiento de la población estudiantil en la carrera de Ciencia Política. Durante varios años, la carrera estuvo concentrada en la sede central de la UASD, en la ciudad de Santo Domingo, y no es hasta el año 2005 cuando se decide expandir la escuela a Santiago y San Francisco de Macorís, provincias en las que la Ciencia Política tiene hoy igual fortaleza que en el campus central. A pesar de tener un desarrollo lento, la carrera de Ciencia Política de la uasd ha logrado importantes avances. En la actualidad, la escuela cuenta con alrededor de 45 profesores con nivel de maestría, de los cuales un 25 % poseen doctorados (Castro, 2015). De igual modo, la escuela ha ido estructurando y organizándose de una mejor manera y tiene en la actualidad cuatro cátedras: Ciencias Políticas, Teoría Política, Instituciones Políticas, y Política Internacional y Relaciones Internacionales (Castro, 2015). A pesar de los avances logrados, la escuela todavía posee una deficiencia importante: se ha dedicado a formar políticos y ha dejado a un lado el análisis y la investigación, dos áreas esenciales para el desarrollo de la carrera.

Parte de esta deficiencia se debe a que la UASD tiene problemas financieros y no cuenta con los 88 recursos necesarios para impulsar y dar apoyo a las investigaciones. La Universidad Interamericana (Unica) trató de hacer un esfuerzo creando su licenciatura en Ciencias Políticas, pero no tuvo mucho auge ni acogida, por lo que debió cerrar el programa. Durante el poco tiempo en el que la carrera fue impartida, el programa de estudio estuvo dividido en diez trimestres con opción a menciones en Relaciones Internacionales o Administración Pública. La Universidad Católica de Santo Domingo (UCSD) dio apertura en junio del 2015 a la licenciatura en Ciencias Políticas en su Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. El programa, de una duración de tres años, posee un pénsum académico con una menor influencia del Derecho y la Sociología y muestra un mayor enfoque en las relaciones internacionales, diferenciándose de esta manera de la licenciatura impartida en la UASD. Programas de maestría A nivel de maestría se han realizado varios esfuerzos por ofrecer programas de Ciencia Política en el país.

Tal es el caso de la maestría en Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la cual tiene una duración de dos años (18 meses de formación presencial y 6 meses de investigación). El programa utiliza una metodología enfocada en el dominio de técnicas de integración activa de los participantes a través de lecturas, debates, monografías, paneles, intercambios de ideas y seminarios, para dotar a los alumnos con el conocimiento teórico y metodológico utilizado en el proceso de investigación en la Ciencia Política. La programación de la maestría está dividida en cinco módulos: Política e Instituciones, Filosofía Política y Derecho, Políticas Públicas, Ciencias y Tecnología, y Relaciones Internacionales. La Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) también desarrolló un programa de maestría impulsado por el fallecido politólogo Julio Brea Franco. La maestría en Ciencias Políticas tiene como objetivo formar a los estudiantes con los instrumentos teóricos y metodológicos que les permitan analizar los procesos políticos y participar en ellos, a la vez que mejorar la cultura política dominicana. Con una duración de dos años, se encuentra estructurada en dos ciclos: uno básico de tres cuatrimestres de duración, y un ciclo especializado con dos menciones de tres cuatrimestres en Politología y/o Relaciones Internacionales. La maestría en Ciencia Política para el Desarrollo Democrático impartida por el Instituto Global de Altos Estudios en Ciencias Sociales (IGlobal) y la Universidad de Salamanca es el único programa de su rama en el país con doble titulación, el cual se ha impartido desde el 2008 con el objetivo de fortalecer el liderazgo democrático. Se divide en cinco módulos y un trabajo final, que, a través de una combinación de enfoques disciplinarios, contenidos y metodologías, busca mejorar la capacidad de diagnóstico y resolución de problemas de gestión, administrativos y de formulación de políticas públicas.

Diplomados A nivel de diplomados se han realizado interesantes encuentros académicos. Entre ellos cabe destacar el desarrollado en el 2004 por parte de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) con su primer diplomado en Ciencias Políticas con el objetivo de estudiar los sistemas políticos y desarrollar el pensamiento político crítico. Con una orientación teórico práctica, el diplomado busca especializar a los estudiantes en las herramientas necesarias para analizar y debatir la política. Realizado en cuatro ocasiones (2004, 2006, 2008 y 2011), con una duración de dieciocho semanas y una capacidad de 30 participantes, el diplomado tuvo un enfoque de cuatro módulos: Ciencia y Teoría Política, Sistema Político Dominicano, Política Comparada, y Política Internacional y Relaciones Exteriores. Otro importante diplomado fue el impulsado por el Centro de Gobernabilidad y Gerencia Social (Ceges) del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), bajo la dirección de Rafael Toribio, y el Centro de Investigaciones y Estudios Sociales (CIES) de la Universidad Iberoamericana (Unibe), bajo la dirección del Dr. Wilfredo Lozano, quienes impartieron el Programa de Formación y Gerencia Política (PFGP) con el financiamiento de la USAID. El programa estuvo dividido en dos períodos, 20052008 y 2010 2012, con un alcance nacional en cinco regiones diferentes del país y llegando a formar a cientos de jóvenes dirigentes de partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil en áreas de liderazgo, gerencia y marketing político. En el año 2007 la UASD impartió el Primer Curso para Jóvenes de Partidos Políticos, coordinado por el profesor Roberto Adonis Martín, y co auspiciado por el Programa de Capacitación de Líderes Democráticos, una iniciativa de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Es decir, que en los últimos años en el país se han realizado importantes diplomados y cursos donde cientos de jóvenes, entre ellos abogados, dirigentes políticos y actores de la sociedad civil han podido formarse en el estudio de la Ciencia Política, aunque muchos de ellos con aspiraciones políticas y vocación social, pero no precisamente con vocación académica de analizar e investigar la política.

Debilidades de la Ciencia Política en la República Dominicana Por lo mencionado anteriormente, está claro que la Ciencia Política en la República Dominicana tiene un gran atraso que necesita superar si se quiere consolidar la disciplina. Este atraso, como explicó Eduardo Latorre en su análisis de 1977, se refleja en la inexistencia de literatura, puesto que todavía no se han realizado estudios de 90 científicos en el país. Desde su introducción en las universidades, «más que literatura de ciencias políticas, lo que hay son libros y otros escritos referentes a los eventos políticos del país» (Latorre, 1977). Es decir, toda una literatura con intención política pero que no ha sobrepasado la crítica u opinión sobre la historia política del país, y por esto la mayoría de lo que se ha escrito y que podría ser considerado del área de estudios políticos ha sido sobre la dictadura de Trujillo y sobre el golpe de Estado y la intervención estadounidense de abril de 1965. Incluso en la actualidad, los pocos programas de licenciatura de Ciencia Política que se imparten en el país no han tenido el éxito esperado. De acuerdo con Rafael Toribio, académico dominicano y director del Ceges, esto responde a varias razones: en primer lugar, el contexto nacional para el desarrollo político continúa siendo muy limitado, ya que todavía se busca responder para qué se quiere una licenciatura o programa en Ciencia Política, ¿simplemente para conocimiento teórico?, y, en segundo lugar, una vez graduado el estudiante, ¿cómo se inserta en el mercado laboral? Estas son importantes preguntas que las universidades del país todavía deben plantearse y responder. Y tercero, en el país todavía no existe una real preocupación por estudiar la política, puesto que aún se piensa que es un área de estudio que corresponde a los partidos políticos (Cueto Villamán, 2015).

Dado que las instituciones académicas de la República Dominicana presentan muchas diferencias, la carrera se trató de impulsar en ciertas universidades, pero solo en la UASD se pudo mantener, desarrollar y consolidar. Esto se debe a que los recursos no son similares, ni las estructuras de docencia o las metodologías empleadas, y mucho menos la vocación para la investigación. Para muchas universidades privadas la carrera es inexistente, y la pública que la imparte tiene muchas debilidades en su estructura y metodología de enseñanza, y más aún en la investigación. Ciertamente, la carencia de recursos económicos dificulta el avance de la investigación y limita a los politólogos en su desarrollo, ya que 91 muchos tienen que optar por desempeñarse en otras áreas, que muchas veces no tienen nada que ver con la disciplina. Muy pocos académicos han tenido la oportunidad de mantenerse en la academia, otros han tenido que buscar espacios en los medios de comunicación o trabajar para el servicio público. Tras cuatro décadas desde la inserción de la carrera en el país, la sociedad dominicana no sabe ni entiende qué es un politólogo, para qué sirve, y el beneficio que puede aportar al desarrollo de la sociedad. El sociólogo dominicano Enmanuel Castillo argumenta que la política constituye «la espina dorsal del quehacer dominicano» (Castillo, 1977), por lo que es importante que al politólogo se le reconozca y se distinga su aporte a la sociedad, como se le reconoce su labor a los demás profesionales de las ciencias sociales. Hay que cambiar la tendencia en el país de hacer juicios políticos emitidos por quienes no son expertos en el área. Es ahí donde se encuentra la diferencia para lograr el reconocimiento que merece la carrera, el de distinguir entre aquel que ejerce la politología y aquel que se dedica a la política (Cueto Villamán, 2015). El fallecido politólogo dominicano Julio Brea Franco afirmaba que, entre las muchas tareas que tenía la Ciencia Política en el país, una esencial era la de crearse su propio espacio y «demostrar su derecho a la existencia, su novedad, y su utilidad e instrumentalidad» (Brea Franco, 1977). A nuestro parecer, esta todavía es una tarea pendiente. La Ciencia Política y los aportes que puede hacer a la sociedad dominicana deben ser mejor explicados y difundidos. Conclusión La Ciencia Política en la República Dominicana es relativamente nueva y a pesar de su desarrollo, aunque débil, todavía se encuentra lejos de estar consolidada. En el país hace falta la creación de una Facultad de Ciencia Política, que sea descentralizada y no esté bajo la sombra de la Escuela de Derecho. Se necesita por igual la creación de más programas, tanto en universidades públicas como privadas, y es de vital importancia 92 incentivar la investigación y aplicación de métodos científicos que permitan estudiar mejor la realidad política del país. Sin lugar a dudas, el área de investigación es la más esencial para lograr el desarrollo de la misma.

De igual modo, es importante determinar qué tipo de profesionales en Ciencia Política se quiere formar, y esto debe ir en sintonía con la realidad actual y la visión a futuro del país. Quizá ahora que en el país se está incursionando en la carrera de Administración Pública, esta podría ser una condición que proporcione oportunidades o ayude a abrirlas para el desarrollo de la Ciencia Política. La Ciencia Política en la República Dominicana enfrenta muchos desafíos, pero el más importante es el de responder a las nuevas exigencias que trae consigo el nuevo siglo. A medida que la democracia se siga consolidando y se continúe con el desarrollo político que hasta la fecha se ha logrado en el país, la misma sociedad irá exigiendo una mayor y mejor clase política, más calificada, mejor formada, pero sobre todo comprometida a responder y enfrentar los problemas nacionales


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