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La necesaria reforma de la educación superior haitiana y de la Universidad del Estado de Haití

by Ronald Jean-Jacques
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Como profesor, exdecano de una de las facultades de la Universidad del Estado de Haití (UEH) y miembro de la comisión de reforma de esta, asumo una posición de defensa ante la necesaria reforma de la educación superior haitiana y de la UEH. El propósito de este artículo es provocar un debate necesario e indispensable acerca de la reforma del sistema de educación superior y universitario haitiano en sentido general y la refundación de la UEH después del sismo del 12 de enero de 2010. 

Es importante precisar que la reforma de la UEH puede considerarse de maneras, modos y tiempos diferentes. Se requiere un debate serio con miras a que esta reforma pueda ser realizada, porque es inaceptable que nuestra universidad permanezca en el estado en que se encuentra en este mundo tecnológico del saber y de las competencias que evolucionan a un ritmo extraordinario.

¿Por qué la ueh debe ser reformada? 

En estos momentos es más que evidente el hecho de que las sociedades humanas se desarrollan por y a través de la educación. Haití, a pesar de las orientaciones y elecciones oscurantistas de nuestras élites, deberá optar por la educación y la formación de todos sus jóvenes. No tenemos otra opción y el actual presidente de la República, Michel Martelly, parece comprenderlo y poner las voluntades y los medios necesarios a fin de permitirle a todos los haitianos gozar de los beneficios de la educación. En la Comunidad del Caribe, la Organización de Estados Americanos, la Cumbre de las Américas y la Organización de las Naciones Unidas, nuestro pueblo no podrá seguir siendo un “Estado paria”, sino alzarse hacia las cimas luminosas y gloriosas del saber, de la ciencia y de la tecnología. 

Para lograrlo, tanto la escolarización universal de los niños haitianos como la formación técnica y profesional o la educación superior y universitaria de los jóvenes haitianos deberán ser promovidas, reformadas y reforzadas. La escuela haitiana deberá alcanzar los niveles de las naciones hermanas, que procuran formar ciudadanos competentes, productivos y eficientes, capaces de competir con ciudadanos de la República Dominicana, Jamaica, México, Canadá o Estados Unidos.

Haití tiene tantos estudiantes en el exterior como en su territorio nacional. La cantidad de divisas que necesitan estos haitianos en las universidades dominicanas, latinoamericanas, estadounidenses y europeas produce un déficit importante en la balanza de pagos de la economía haitiana. ¿Por qué estos compatriotas no permanecen en su país y reciben las formaciones y competencias tan costosamente pagadas en el extranjero? 

El Estado haitiano no debe en lo absoluto esperar que nuestro sistema de educación superior y universitaria alcance un estado degradante de universidades de juego de lotería. El Estado haitiano debe invertir para que nuestro sistema universitario no sea privatizado, entre un ochenta y un noventa por ciento, como es el caso de la educación primaria y secundaria del país. Es imperativo que los poderes públicos velen a fin de que el sistema de educación superior alcance un nivel significativo de eficiencia externa, de forma tal que podamos poner en el mercado del empleo a técnicos, profesionales y capital humano competente y eficaz. 

Las decenas de miles de bachilleres merecen encontrar un sistema de educación superior mejor organizado y a menor costo que la educación primaria y secundaria. Antes de que sea muy tarde, las instituciones estatales haitianas, principalmente el Gobierno y el Parlamento haitiano, deberán poner los marcos reguladores y las marcas necesarias y útiles para la gestión de este subsistema. Voy a mencionar especialmente:

Una ley sobre la educación superior y universitaria haitiana;

– Reglamentos y normas para el funcionamiento de las instituciones de educación superior;
– Un método de evaluación y acreditación de las instituciones y programas universitarios;
– Un Ministerio de Educación Superior, de la Investigación e Innovación Científica;
– Un mecanismo de subvención de la educación superior por los resultados y por la calidad.

Los poderes públicos deben tomar todas las medidas urgentes de protección de las familias y de los jóvenes para contrarrestar a los coUn profesor universitario gana aproximadamente mil dólares por mes. 45 merciantes y hombres de negocios que, bajo el pretexto de responder a las peticiones de formación y competencias diversas de jóvenes desesperados, crean universidades falsas con ínfimas infraestructuras en Puerto Príncipe, Cabo Haitiano, Cayes y Gonaives, sin ningún marco programático y sin recursos reales, pertinentes y competentes.

El Estado haitiano debe decidir enfrentar estas empresas deshonestas exigiendo simplemente que tengan:

– Un cuerpo profesoral formado y competente;
– Programas de formación estándar y homologados;
– Espacios adecuados para la formación;
– Laboratorios y equipos adecuados.

¿Por qué la Universidad del Estado Haitiano debe ser reformada? 

Es de consenso que la ueh no cuenta con los medios necesarios para su funcionamiento y desarrollo. Con alrededor de quinientos millones de gourdes asignados en el presupuesto nacional para el ejercicio fiscal 2010-2012,1 los contribuyentes haitianos consumen más de veinte mil gourdes para la formación de cada estudiante en la ueh. 

Esta es una razón válida para que la ueh defienda que en una nación pobre como Haití son necesarias y pertinentes las formaciones que ofrecen las diferentes facultades, institutos y escuelas superiores. Son nuestros deseos y reconocemos que el Estado haitiano deberá asignar mucho más dinero si queremos una universidad moderna y eficiente. En una sociedad con más de quinientos mil niños que no asisten a la escuela porque el Estado no puede (o no quiere) poner a disposición más escuelas y docentes, es importante entender que ese Estado no puede permitir, sin cuestionarse, continuar dando este “pequeño” monto de 500 millones de gourdes a una universidad que no es rentable, tampoco es eficiente y casi no participa de los esfuerzos de desarrollo nacional.

Apenas con dos haitianos de cada 1,000 que han tenido acceso a la escuela antes de los 15 y 20 años, la nación haitiana paga caro la educación superior y universitaria. Si nos referimos a esta escala, ¿la ueh no está obligada a lograr mayores resultados y rendimiento? Los pocos ciudadanos haitianos que han completado un ciclo de estudio universitario y que han recibido sus diplomas de la ueh, ¿tienen el nivel de rendimiento y rentabilidad social que justifica este nivel de inversión con los reducidos recursos nacionales? Una sociedad como la nuestra que dispone de muy escasos recursos humanos bien formados, provenientes en parte de universidades extranjeras (estadounidenses, europeas, latinoamericanas e incluso caribeñas), ¿continúa teniéndole confianza a una universidad pública para la formación de cuadros y técnicos valiosos? 

Para ser sincero, nadie puede pretender responder a estos interrogantes sin dejar de pensar en que habrá que proceder necesaria y rápidamente a reformar profundamente la Universidad del Estado de Haití. Es tarde, pero ¿es tarde para repensar nuestro sistema de educación superior y universitaria? Es casi seguro que la reforma de la ueh implicará incluso por efecto, movimientos y ajustes en el subsector de la educación terciaria haitiana a nivel general. No es necesario recordar que la formación de jóvenes ciudadanos haitianos eficientes, competentes y productivos es responsabilidad de las escuelas superiores y de las universidades públicas y privadas3 del país.

Es una obligación tanto de la educación universitaria pública como de las escuelas y universidades privadas ajustar y reajustar sus ofertas de formación según las exigencias y necesidades de los mercados y oportunidades de desarrollo de la nación haitiana. 

La universidad haitiana (la ueh y todas las demás) debe participar en el desarrollo de la sociedad haitiana de forma tal que le permita insertarse e integrarse de manera satisfactoria y provechosa en el mercado de la Caricom y luego en los mercados regionales… Y, ¿por qué no en los mercados estadounidenses, europeos, asiáticos y africanos?

¿De qué reforma universitaria estamos hablando?

1.- La universidad haitiana, pública o privada, deberá ofrecer a los jóvenes haitianos en el menor tiempo posible la posibilidad de recibir, en verdaderos centros de formación, los saberes (el saber-hacer y saberser) que los convertirán en verdaderos agentes a favor del desarrollo nacional. Para estos fines es urgente que al re-estructurar nuestra universidad se tengan en cuenta las diferentes condiciones: carreras de estudios pertinentes, programas académicos apropiados, profesores y docentes competentes y capaces, una administración universitaria responsable. Nosotros, por conservadurismo, no podemos tolerar más la existencia de facultades, institutos o escuelas que no puedan repensar su estructura y organización académica y administrativa.

El Consejo de la Universidad del Estado de Haití debe evaluar un conjunto de aberraciones en la organización de los cursos académicos, debido en gran parte a las incertidumbres, los prejuicios y posiciones ideológicas y políticas de ciertos fundadores de facultades, institutos y escuelas. Sin pretender ser exhaustivos podríamos citar como ejemplos: 

• Dos departamentos de estudio en Psicología funcionan en dos facultades de la ueh (Etnología y Ciencias Humanas) y ambas son deficientes en términos de eficiencia interna y externa; 

• Tres facultades de la ueh (fasch, fla y ens) y una gran cantidad de clubes privados se confunden en la enseñanza de la Comunicación y las disciplinas de la Información y de la Comunicación; 

• La Facultad de Ciencias y la Escuela Normal Superior ofrecen indistintamente un programa de Matemáticas y de Física sin ser conscientes de las especificaciones y pertinencias con relación a las formaciones previstas; 

• Docentes que se duplican inútilmente en todas las facultades de Ciencias Sociales (Ciencias Humanas, Etnología, inaghei, ierah, fla) o en las de Ciencias Aplicadas (Ciencias, Agronomía y Escuela Normal Superior) cuando los recursos humanos y financieros son escasos y limitados (un profesor se encuentra impartiendo el mismo curso en tres, cuatro e incluso en cinco facultades). 2.- Nuestras universidades deberán organizarse para ofrecer a 

la sociedad haitiana las demás misiones universitarias, es decir, de investigación y extensión. En Haití, más que en cualquier otro lugar, la comunidad merece recibir los servicios de los estudiantes practicantes o pasantes en Medicina, Odontología, Agronomía, Ingeniería, Psicología, Economía, Trabajo Social, Comunicación, Gestión y Administración y Educación, entre otras disciplinas.

El desarrollo de una sociedad no puede concebirse sin la contribución clara y focalizada de los profesores, investigadores, expertos y consultantes de los laboratorios y unidades de investigación universitarias. En todas las áreas, los estudios y trabajos de los profesores-investigadores o investigadores simplemente son indispensables para el mejoramiento de las condiciones de vida de la población, para la solución de los problemas cotidianos y el esclarecimiento de las decisiones estratégicas y la política pública. Es pues normal que la reforma de las universidades haitianas se haga con la intención de responder a estas otras funciones, garantes de la importancia y utilidad de la universidad en la sociedad. 3.- En esta ciudad globalizada del planeta en donde evolucionamos a diario, es necesario que ciertas universidades haitianas, entre ellas la ueh, puedan definir a través de su reforma cuáles son las oportunidades y los momentos en que les es posible constituirse en centros de excelencia en la región del Caribe o de América Latina. Con relación a ciertas competencias ya establecidas en la región, como Cuba en las Ciencias Sociales y Medicina, en la Universidad de La Habana; en Jamaica, las Ciencias Biológicas y Medio Ambiente, en la Universidad de las Indias Occidentales, y en Puerto Rico, la Medicina Cardiovascular, en la Universidad de Puerto Rico, habrá medios para que la universidad haitiana se procure una experiencia particular en áreas en donde nuestros talentos y competencias han sido reconocidos reiteradamente como en Agronomía, Etnología, Sociología, Arqueología o en Lingüística.

Haití tiene una gran atracción en el Caribe en materia de arte (pintura, música, danza, teatro y escultura, entre otras disciplinas) y artesanía. Desde la universidad haitiana se puede tener un papel protagónico con la reforma de una Escuela de Bellas Artes y de Artesanía, capaz de evidenciar nuestras potencialidades y patrimonios artísticos y culturales en los más altos niveles de competencia y peritajes. 4.- En el pasado reciente, los intelectuales haitianos hicieron que la intelectualidad mundial mirara hacia Haití; nos referimos a Anténor Firmin, Jean Price Mars, Louis Mars, Emile Saint Lot o Roer Gaillard. Nuestra universidad saldría gananciosa en su ambición de constituirse en un verdadero hogar del pensamiento haitiano. Es cierto que una pretensión como esta solo podría materializarse luego de un trabajo arduo y continuo de reflexión, de elaboración y de producción de ideas generosas y serias. 

Algunas pistas y marcas para una reforma de la universidad haitiana 

Hay que recordar que numerosos países han comenzado reformas del sistema educativo universitario o de algunas de sus universidades. Para solo citar países cercanos: la República Dominicana en 1998, Jamaica a comienzos de la década de los noventa o Puerto Rico un poco antes. Hay muchas maneras de hacer prácticas que van dirigidas a la reforma de una universidad. Sin embargo, hay que admitir que con relación a la de nuestras instituciones de educación universitaria y la configuración de nuestra administración, se deben encontrar fórmulas originales con el fin de alcanzar una refundación de la ueh. Nosotros no podemos sustraernos de ciertas exigencias de la administración universitaria, tales como: 

• Una planificación estratégica de un mínimo de cuatro años (el tiempo de un mandato del Consejo Ejecutivo, por ejemplo); 
• Una racionalización de los recursos humanos, financieros y materiales disponibles; 
• Estrategias reflexivas de recaudación de fondos ante sectores de negocios y de grandes fundaciones o asociaciones caritativas del mundo; 
• Una estructuración racional y consecuente de responsabilidades a nivel central y a nivel de las facultades y los departamentos de estudios e investigación; 
• Una gestión responsable y transparente de todas las entidades y a todos los niveles de la universidad; 
• Una organización operativa de los estudios y de los programas a través de las facultades, escuelas e institutos, tales como: una Facultad de Ciencias Médicas que reagrupe Medicina, Farmacia, Odontología, Ciencias de la Enfermería, Radiología; una Facultad de las Ciencias Sociales que reagrupe Sociología, Psicología, Comunicación, Etno-Antropología, Trabajo Social, Ciencias Políticas y Economía; una Facultad de Ciencias Aplicadas, Arquitectura y Bellas Artes, reagrupando Agronomía, Ingeniería, Arquitectura, Ciencias del Hábitat, Topografía, Ecología, Arte y Teatro; 
• Los programas cortos de formación para técnicos de la Administración pública y privada en Contabilidad, Informática, Periodismo y Servicios Sociales; 
• La organización de una Facultad de Estudios Generales en la que todos los cursos de base y troncales podrán ofrecerse a todas las carreras; 
• La puesta en marcha de una Facultad de Estudios Superiores para todas las formaciones de segundo y tercer ciclo universitarios (maestrías y doctorados);
• El desarrollo de servicios comunitarios en: medicina, agronomía, cuidados dentales, asistencia legal, acciones comunitarias, ayudas psicosociales y orientación profesional, entre otras; 
• La creación de laboratorios o unidades de investigación en determinados campos y áreas relacionadas como: la energía, la gestión del agua, la gestión de los desechos, hábitat, los movimientos sociales, las lenguas, antropología, arqueología, culturas populares; 
• La formación masiva de profesores y capital humano en las diferentes disciplinas científicas de base y especialización para un aumento del nivel de estudios y cursos en la universidad; 
• El establecimiento de una biblioteca central (con un mínimo de quinientos mil títulos) y de bibliotecas de facultades (con un mínimo de cien mil títulos) dignas de este nombre. Por ejemplo, una biblioteca para las Ciencias Médicas, una para las Ciencias Sociales, una para las Ciencias Agronómicas y otra para las Ciencias Aplicadas, entre otras; 
• La creación de restaurantes y cafeterías con capacidad para ofrecer alimentación hasta tres mil estudiantes, mínimo, por día; 
• La creación de centros de servicios multimedia en las diferentes entidades de la ueh, con al menos mil computadoras conectadas a través de Internet a los más grandes servidores de investigación del mundo; 
• La subvención de becas de excelencia a los mejores estudiantes de nuestros programas de primer y segundo ciclo, para la formación de generaciones de profesores-investigadores o de investigadores que deben renovar y relevar necesariamente el equipo profesoral de la UEH. 

Aunque esta lista parezca extensa, aún está lejos de ser completa y suficiente para aumentar el nivel de estudios de la ueh en comparación con los de las universidades caribeñas, latinoamericanas y estadounidenses. Esta lista de acciones o de medidas urgentes traduce más el retraso que tenemos que atender rápidamente si queremos garantizar una educación universitaria de calidad en Haití.

A pesar de lo que algunos escépticos podrían pensar que no será posible, la sociedad haitiana puede, a mi humilde parecer, apoyar los gastos de esta reforma, sobre todo si los beneficios de esta solo podrán acelerar el nivel de rendimiento de nuestras empresas públicas y privadas con relación al nivel de ciertos mercados regionales. Si la calidad de los servicios sociales de base (educación, salud pública, alimentación, habitación, medio ambiente, infraestructuras, comunicación) serán mejorados a mediano plazo (menos de diez años) por esta inversión, al Estado haitiano le convendría más realizarlo que continuar como está ahora. 

El nivel de inversión deseable entre tres por ciento a cinco por ciento4 del presupuesto nacional asignado a la ueh, como reclamo y en comparación con universidades de la zona, puede permitirnos desarrollar estas acciones y medidas. Esta inversión se justificaría si, a final de cuentas, la ueh le ofrece a la sociedad haitiana los profesionales, técnicos y funcionarios capaces de impulsar el desarrollo a nivel de las naciones productivas; la ueh pondrá al servicio de las empresas, industrias y organizaciones haitianas, o que operan en Haití, todos los recursos susceptibles de hacerlos competitivos; la ueh representará un centro de conocimientos y de competencia sobre los aspectos cruciales del desarrollo de Haití, como la ecología, el hábitat, la energía, la salud, la agricultura y la agroindustria; las artes y la artesanía, entre otras áreas.

He querido concluir ofreciendo algunas luces porque creo que los universitarios, al igual que los ciudadanos haitianos, aspiran y desean otra universidad del Estado, con mayor rendimiento, eficiencia y competitividad. Entonces nosotros podemos esperar que la ueh sea reformada o refundada. 

Nota: Traducción de María Josefina Cantisano, doctora en Ciencias de la Educación de la Universidad Católica de Lovaina en Belgica.


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