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Óscar Arias Sánchez: “Un país pequeño como Costa Rica no puede aislarse del mundo”

by Equipo editorial
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El premio Nobel de la Paz de Costa Rica, Oscar Arias Sánchez, presidente de la República para el periodo 2006-2010, se ve actualmente ante la disyuntiva de una paz muy distinta a la que intentó conciliar hace 20 años en Centroamérica: ahora se trata de la paz interna, social, de su propio país; un país de cuatro millones y medio de habitantes, polarizado frente a un tema económico, el dr-cafta Costa Rica es la única nación que no ha ratificado aún este tratado y el tiempo se agota: marzo es la fecha límite. “Somos muy únicos en este país. Aquí se le encuentra el pelo en la sopa a todo”, dice un tanto resignado en esta entrevista donde habla sobre el primer referéndum convocado en Costa Rica, en este caso para decidir entre un “no” o un “sí” frente al tlc. Se trata de un hecho que reviste trascendencia mundial, pues nunca se ha apelado a esta figura democrática para decidir un tratado comercial. El referéndum se realizaría en septiembre de este año. 

Arias, un convencido de la necesidad de firmar el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos para insertar a Costa Rica en el mercado global, está preocupado ahora no sólo por la resistencia social al tlc, sino porque recientemente se acogió una demanda de inconstitucionalidad con respecto a éste. Arias dice en términos coloquiales: “Éramos tantos y parió la abuela; pues para colmo ahora la Sala Constitucional acogió una demanda de inconstitucionalidad del tlc”. Si esa sala encuentra roces inconstitucionales en el tratado, el propio referendo se vería afectado en su credibilidad.

Esta situación de cuestionamientos del tlc, presente desde la redacción del convenio en el año 2004, obedece a serias inquietudes de varios sectores importantes de la sociedad costarricense, entre ellos las universidades públicas, los sindicatos y el partido de oposición, pac (Partido Acción Ciudadana), que casi le arrebata el triunfo a Arias en las elecciones de 2006 en un reñido resultado. Arias ganó por no más de 16.000 votos, en medio, además, de un creciente abstencionismo.

El presidente Arias, desde que asumió el poder el año pasado en su segundo mandato, se abocó a la aprobación del tlc en el Parlamento; pero aquí las trabas no hicieron más que enconarse, debido a la oposición del pac en alianza con otros pequeños partidos. La controversia en el parlamento refleja, sin embargo, la polarización de la sociedad costarricense en torno al tlc y así, viendo el mandatario contrariado su empeño, accede a convocar un referéndum popular sobre el tlc. En el sosiego de la biblioteca de su casa particular, el presidente conversa sobre la coyuntura actual.

Si bien la realidad, por ambigua, compleja y cambiante no permite simplificaciones y ningún factor es separable de otros, simplifiquemos para empezar: su preocupación o su esfuerzo histórico como presidente hace 20 años se centró en lo político, derivó en los acuerdos de paz en Centroamérica y en lo personal en el otorgamiento del Nobel de la Paz, ¿podría decirse que ahora su preocupación es más económica?

No necesariamente. La verdad es que la campaña de hace 20 años (1985-1986) fue fundamentalmente con el tema de la guerra en Centroamérica; el candidato que me adverso, Rafael Ángel Calderón, apoyó la guerra, una salida militar a los conflictos en Centroamérica. Yo apoyé una solución pacífica. En aquella oportunidad había una iniciativa de paz conocida como Iniciativa de Paz de Contadora. Yo la apoyé. No me pasaba por la mente entonces que algún día yo me iba a ver presentando mi propio plan de paz, cosa que hice tan solo cuando la iniciativa de Contadora fracasó; pero a la par de esto yo también me preocupé por el tema económico. Dos años antes de que yo llegara al Gobierno se había adoptado la decisión de cambiar de modelo socioeconómico para el desarrollo de Costa Rica; valga decir, aquel modelo de sustitución de importaciones, de aranceles muy elevados para proteger una industria incipiente en Costa Rica se fue desvaneciendo con la reducción de estos aranceles, cosa que se hizo de manera unilateral, porque nadie nos estaba pidiendo que redujéramos aranceles para insertarnos en la economía internacional. Cuando yo llegué en 1986 profundicé esa reducción de aranceles; eso nos permitió crecer como promedio al 5% anual, y terminé mi gobierno con la tasa más baja de desocupación del continente, 3.2%. Además de esto, si bien la política internacional y mi constante búsqueda de apoyo para el plan de paz opacaron todo lo demás, al mes de entrar al Gobierno tomamos la decisión de no pagar la deuda externa y sentarnos a negociar esa deuda, con lo cual logramos quitarnos más de mil millones de dólares de nuestras espaldas.

Regresando a la actualidad, detrás de la figura del referéndum hay una situación de índole eminentemente política para abordar un tema económico, lo cual crea un precedente en América Latina.

El referéndum es una institución nueva en nuestra constitución política que nunca ha sido utilizada porque no existía; será la primera vez en nuestra historia que vamos a convocar un referéndum y pienso que la primera vez en el mundo que un referéndum se realice para que se apruebe o rechace un tratado de libre comercio. Yo espero ganarlo; me siento muy aliviado, muy regocijado con que el Tribunal Supremo de Elecciones nos haya abierto esta puerta y que sea el propio pueblo el que decida si lo acepta o lo rechaza. Este país ha estado muy polarizado sobre este tema y por eso prefiero que sea en las urnas y no en la Asamblea Legislativa donde esta decisión sea adoptada.

Inicialmente no fue una idea del Gobierno central. ¿Considera que la sociedad costarricense está tan polarizada actualmente que requería de esta válvula para armonizar la convivencia social?

Yo no estaba de acuerdo porque no era posible aplicar el referéndum, pues había un dictamen de la Procuraduría que establecía que no se le podía aplicar un referéndum a un tlc. Por lo demás, yo sigo insistiendo en que nuestra democracia es representativa y que, al igual que en el resto de Centroamérica, Estados Unidos y la República Dominicana –nuestros socios en este tlc–, habían sido los parlamentos los que habían aprobado el tlc. Pero por eso le digo que me alegro que se haya abierto la puerta para que sea el pueblo el que tome esta decisión, porque de alguna manera lo que están haciendo los 57 diputados es delegando en el elector costarricense esa decisión, y esto me parece más democrático y menos controversial, porque ciertamente la polarización dentro de la Asamblea Legislativa ha sido muy fuerte.

Pero la polarización también está en la población costarricense; es decir, que es una apuesta fuerte e incluso arriesgada para usted.

Así es, es una apuesta fuerte, es poner toda la carne en el asador.

Se supone que está restringida la propaganda antes del referéndum de septiembre y, sin embargo, usted va a inaugurar próximamente un programa de televisión en el canal estatal, Hoy con el presidente, donde hablará de temas como el TLC.

Bueno, eso no es propaganda; yo creo que cuando se haga la convocatoria por parte del Tribunal Supremo de Elecciones se tendrán que definir cuáles son las reglas que se van a seguir. Y esa convocatoria no se ha hecho. En esa convocatoria hay cosas por definir que son importantes.

¿Cómo cuáles?

Por ejemplo, ya se han adelantado criterios de que no se pueden utilizar recursos del Estado para hacer propaganda a favor del tlc. Pero también se tendrá que definir cuál va a ser el papel que jugarán los funcionarios públicos, porque hay mucho funcionario público que está a favor y mucho funcionario público que está en contra. También habría que definir si se requiere un 30% del electorado para que sea vinculante, o si se requiere un 40%; y éramos muchos y parió la abuela: ahora la Sala IV, la Sala Constitucional, acogió una acción de inconstitucionalidad de parte de la Defensoría de los Habitantes, y ahora tiene un mes para dictaminar. Pero además pienso que no será solo la Defensoría de los Habitantes la que interponga una acción de inconstitucionalidad; creo que el Partido Acción Ciudadana lo va a hacer y hay mucha gente que ha manifestado que tiene dudas sobre la constitucionalidad de algunas normas.

Ese nuevo elemento frente al referéndum, ¿cómo afecta a éste si se dictamina que sí hay roces constitucionales en algo que vamos a ir a votar los costarricenses?

Pienso que lo afectaría muchísimo. Primero porque va a crear una gran apatía si la sala señala que hay alguna inconstitucionalidad, pues mucha gente no va a querer ir a votar. Segundo, porque favorece mucho al “no”; me imagino que los que están a favor del referéndum, si se señala alguna inconstitucionalidad, dirán: “Bueno, para qué vamos a ir a votar”. Ahora, yo espero que realmente seamos el pueblo de Costa Rica, sin presiones, sin prejuicios, los que decidamos; que sea nuestra conciencia la que decida qué es lo que más le conviene a Costa Rica, y por eso yo, como simple ciudadano, vería con muchísima simpatía que la Sala Constitucional nos dejara tomar esa decisión en la tranquilidad del recinto electoral sin que le encuentre absolutamente nada, para que lo único que se mida cuando lleguemos a votar a finales de septiembre sea la conveniencia o inconveniencia del tlc para nuestro país.

El pasado primero de mayo se conmemoraron 150 años de la derrota del filibustero norteamericano William Walker, y del intento por su medio de invasión de Estados Unidos a Nicaragua y Costa Rica para plasmar la teoría del Destino Manifiesto. Usted no lo mencionó en su discurso del primer año de gobierno en la Asamblea Legislativa, aún siendo la Guerra contra los Filibusteros un capítulo fundamental de la historia costarricense. ¿Será que las asociaciones inconscientes no son tan libres como el comercio?

No, yo quería hacer un discurso de rendición de cuentas de media hora. Y al final opté por tomar los ocho compromisos que adquirí con el electorado nacional para rendir esas cuentas del primer año a los costarricenses y a nuestro Parlamento; entonces analicé uno por uno esos ocho peldaños o compromisos, por eso en esa ocasión no hice referencia a esos 150 años; pero en otras ocasiones ese mismo día sí me referí al tema: es una gesta heroica para Costa Rica, de aventureros norteamericanos que, convencidos del Destino Manifiesto de ese país, buena parte de la Doctrina Monroe de 1823 me imagino que con el apoyo explícito o implícito del gobierno de turno– vinieron aquí a anexarse Centroamérica, y fue una derrota que nos llena de orgullo. Pero eso no tiene nada que ver con lo que estamos hablando ahora: de lo que estamos hablando ahora es de que un país pequeño como Costa Rica, con cuatro millones y medio de habitantes, no puede aislarse del mundo, de eso estamos hablando. Estamos hablando de un país pequeño, donde el comercio es casi el único motor para hacer crecer esta economía. Nosotros no podemos darle la espalda a nuestro principal socio comercial. Y el crecimiento de los últimos años se debe fundamentalmente a que hemos ido ampliando mercados y eso es lo que ha traído más inversión extranjera, es lo que ha hecho que el costarricense invierta más, es lo que ha hecho que solo tengamos un 6% de desempleo, que es de los más bajos del continente.

Pero eso ha sucedido sin TLC…

 Pero con tlc podemos reducirlo más y podemos crecer más. Ha sucedido sin tlc porque hoy tenemos una Iniciativa de la Cuenca del Caribe que es una regalía del presidente Ronald Reagan que le dio a Centroamérica en medio de la Guerra Fría, pero eso se puede acabar; aparte de que se puede acabar hoy más que nunca porque todos los demás países optaron por apoyar el tlc, por ratificar el tlc, que es un acuerdo bilateral con Estados Unidos. La Iniciativa de la Cuenca del Caribe nos abrió las puertas a una buena cantidad de productos centroamericanos; el tlc nos abre las puertas para el 100% de los productos centroamericanos o casi el 100%, las exclusiones son muy pocas. Además, da mucha más seguridad un acuerdo bilateral que un acuerdo unilateral. Pero, además, el no tener un TLC con Estados Unidos nos quita fuerza y nos quita credenciales para tocar las puertas de los europeos, como lo estamos haciendo en la actualidad los cinco países de Centroamérica que queremos sentarnos a negociar un acuerdo de asociación con la Unión Europea. Porque aquí, de nuevo, y no nos engañemos, Estados Unidos no nos está haciendo ningún favor al haber negociado un TLC con Costa Rica, con Centroamérica y con la República Dominicana. Los que más se van a beneficiar son los costarricenses, por ser un país pequeño. Para Estados Unidos el comercio es poca cosa. Estados Unidos tiene el principal déficit comercial porque importa más de lo que vende y el comercio para ellos no representa más allá del 30% del pib; para nosotros es todo y ya no tenemos ayuda externa ni de Estados Unidos ni de nadie porque somos un país de ingreso medio. Entonces el comercio es nuestro principal catalizador para ese crecimiento económico que nos va a permitir generar los 70,000 puestos de trabajo que requiere nuestra juventud.

Y cuando veo el esfuerzo, el sacrificio de las familias costarricenses por enviar a sus hijos a las universidades públicas y privadas y sacar los profesionales que estamos sacando, yo me pregunto: sin tlc ¿dónde van a trabajar estos profesionales? Porque en el resto de Centroamérica usted lo ve, ahí está, solo un ciego no lo puede ver, y es que el principal ingreso de los centroamericanos son las remesas que envían los centroamericanos que emigraron y, como se lo dije yo a los norteamericanos en el Congreso de Estados Unidos, es muy simple: ustedes escojan, o les exportamos bienes y servicios o les exportamos gente. Y yo no quiero ver a los costarricenses teniendo que salir a buscar trabajo fuera de nuestras fronteras. Esa es la primera razón. Segunda razón: para los europeos, Centroamérica tampoco es importante. El comercio de la Unión Europea (ue) con Centroamérica es el 1% de su total.

¿Pero por qué usted dice que el TLC con Estados Unidos va a beneficiar el acuerdo con la UE?

Por supuesto, ¿para qué se va a sentar la UE a negociar con un país como Costa Rica si ni siquiera fue capaz de aprobar el TLC con su principal socio comercial? Eso es demasiado evidente. Ahí está la experiencia de Ricardo Lagos, que es el presidente socialista que luchó porque Chile ampliará mercados a través de tratados de libre comercio.

Pero ellos negociaron un tlc a lo largo de varios años, no rápidamente como lo hicimos aquí.

No lo hicieron más rápido que nosotros porque no pudieron. Pero yo diría que por las experiencias de mi querido amigo John Biehl, que era el embajador de Chile en Washington; y, no se engañe, no es así como usted lo dice, es decir, negociaron con China, y negociaron con Corea del Sur y ya acaban de firmar con Japón; además, ¿qué importancia tiene el tiempo que se pone negociando si no si se hace bien o mal?

Pero se negocia mejor con minucia que con precipitación.

Pues yo no sé, esas son palabras suyas, yo discrepo de ellas. ¿Por qué la precipitación?

Porque hay varias cosas que en el TLC ponen en entredicho la soberanía nacional. Hablo ahora con las voces del “no” al TLC. 

Está bien, ellos argumentan eso. Es decir, vamos a ver: no es por casualidad que el país que más ha reducido la pobreza en los últimos 15 años es Chile en América Latina, y no es por casualidad que es el país que más tlc ha firmado. Es el país que más inversiones extranjeras recibe por habitante, per cápita; es el país que ha logrado tener un desarrollo bastante sostenido, que le ha permitido ser exitoso en esa reducción de la pobreza. Como lo he dicho, quiero tocar las puertas de varios países asiáticos en este gobierno, si se aprueba el tlc con Estados Unidos, porque, si no se aprueba, tocaré las puertas pero nadie me las va a abrir. Es que nosotros necesitamos crecer de manera sostenida por encima del 6% anual, si queremos reducir ese 20% de pobreza que tenemos desde 1994 y que hemos sido incapaces de disminuir.

En el escenario eventual de que el referéndum diera como resultado un “no” al tlc, ¿qué va a hacer Óscar Arias?

Resignarme y aceptar la decisión de los costarricenses. Eso es lo que hace cualquier demócrata

¿Y un modelo de desarrollo social de los costarricenses para los próximos 50 años se iría por la borda sólo porque no se aprueba el tlc?

Es que no tiene nada que ver una cosa con la otra.

¿No tiene nada que ver un modelo de desarrollo social con un tlc?

No.

¿No?

Nosotros vamos a seguir con nuestros programas sociales; vamos a tratar de reducir la pobreza; vamos a tratar de universalizar la enseñanza media por medio del programa Avancemos; vamos a subir del 6% al 8% el gasto en educación; ya triplicamos las pensiones más pequeñas, las hemos triplicado en los primeros 12 meses, vamos a continuar mejorando esas pensiones; vamos a continuar con todos nuestros esfuerzos por disminuir la inflación, que es la mejor política social que usted puede concebir; voy a ponerles impuestos a las casas de lujo, a las residencias lujosas, lo que hemos dado en llamar un impuesto solidario, es un impuesto que quise ponerles a los que viven en casas lujosas hace 20 años, en ese momento no me fue posible, ahora sí va a ser posible; con esos recursos vamos a sacar más gente del tugurio. Vamos a bajar la deserción estudiantil, lograr que los estudiantes saquen su título de bachillerato, porque nadie que no termine la enseñanza media va a poder vivir una vida más o menos digna. Y todo eso que vamos a hacer no tiene nada que ver con el TLC.

¿No? 

Lo tenemos que hacer de todas maneras. El TLC lo que nos va a permitir es una mayor inversión, y una mayor inversión significa que los salarios van a crecer más rápido que sin tlc, porque va a haber más demanda de esos profesionales, de esos obreros calificados del ina (Instituto Nacional de Aprendizaje), y a la vez va a subir más el salario real; y si logramos disminuir el desempleo por debajo de ese 6%, que ya de todas maneras es muy bajo pero siempre se puede bajar más. Le acabo de mencionar que hace 20 años yo terminé mi gobierno con el 3,2% de desempleo; entonces vamos a poder ciertamente mejorar las condiciones de vida del costarricense. Y si el ingreso per cápita de un costarricense aumentará en un 7%, por ejemplo, eso significa que en 10 años duplicamos el ingreso; que como promedio de 5,000 dólares que hoy tenemos, vamos a tener 10,000 dólares. It is too nice to be true, pero tampoco es imposible. China lo está haciendo


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