Trujillo, sesenta años después.
El 30 de mayo de 1961, sobre las diez de la noche, caía fulminado por las balas de un grupo de hombres valientes el dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, quien durante poco más de tres decenios había gobernado la República Dominicana con mano dura (violaciones a todos los derechos humanos, restricciones de la libertad de expresión, de pensamiento y de circulación, eliminación de cientos, quizá miles de hombres y mujeres, que se le oponían) y convertido al país en un feudo de su absoluta propiedad, enriqueciéndose junto a sus familiares de los bienes del Estado, en tanto él era el Estado mismo.
Aquella noche, empero, no concluyó totalmente la Era de Trujillo, el baldón histórico más doloroso y extendido de toda la vida republicana de la nación dominicana, sino que aún habrían de pasar casi seis meses más para que esa etapa desgraciada, que convirtió a nuestro país en el ludibrio de América, terminara definitivamente.
La noche del 30 de mayo, sin embargo, fue un episodio determinante para poder enrumbar la vida dominicana por nuevos rumbos. Aquel acto parecía imposible, dado el miedo reinante, el pavor que generaban la presencia, la palabra y las acciones del dictador, y el terror generado por sus criminales servicios de seguridad. La unión de un grupo de hombres intrépidos, que planearon por largos meses la eliminación física del tirano, pudo al fin conseguir su objetivo y sembrar la esperanza en un país pelonero, atrasado y sacudido por la desesperanza, en medio del boato que exhibían el dictador, sus familiares y acólitos.
Algunos de los conjurados no conocían a otros de los participantes. La noche de autos fue obra de un grupo específico, mientras que la parte intelectual y la política correspondió a otros. La planificación y el tiranicidio se cumplieron, mas no la parte política a causa de muchos tropiezos que lo impidieron. Empero, al ser ajusticiado Trujillo, una nueva realidad más promisoria, aunque llena de escollos, se abría para la sufrida nación dominicana.
En el 60.° aniversario del fin de la dictadura —férrea, cruel, sanguinaria y despótica—, GLOBAL rinde homenaje a los hombres que cumplieron su rol en aquella noche histórica, todos asesinados en los días y meses posteriores por la heredada criminalidad del hijo mayor del tirano y de sus secuaces. Solo uno sobrevive, con 86 años de edad, el español-dominicano Miguel Ángel Bissié, a cuyos pies la patria agradecida rinde sus mejores tributos. Esta edición recuerda la efeméride con un conjunto de crónicas, testimonios y documentos que contribuyen a que nuestros lectores, de dentro y fuera, rememoren el suceso y la grandeza de aquel hecho histórico que nos hizo libres después de 31 años de oprobio.
