Revista GLOBAL

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GLOBAL N° 20 / Enero - Febrero, 2008

La solidez de la comunidad dominicana en el exterior.

 

Cuarenta años de emigración de los dominicanos hacia diversas partes del mundo, pero sobre todo hacia Estados Unidos y la ciudad de Nueva York, han dado como resultado una sólida comunidad exterior que todos reconocen al margen de las creencias, ideologías y fundamentos científicos que los muevan.

 

Ya nadie habla de dominicanos ausentes o de dominicans york; se trata de hombres y mujeres al menos con la misma distinción de todos aquellos que se han asentado en sus tierras antes o después que ellos.

 

No es solo la música o el deporte lo que los destaca, es también que han demostrado ser una comunidad trabajadora, estudiosa y que mantiene con orgullo el hecho de ser dominicana.

 

Esto está expresado de diferentes formas en los tres artículos que constituyen la tripleta de este número, y en ellos se pone énfasis en esa fuerza que hace de lo dominicano algo especial. Claro está, el que se encuentra fuera de la isla no es totalmente igual al que está en ella, y tal cosa se explica en estos artículos.

 

Milagros Ricourt no exagera cuando dice que “los inmigrantes europeos que llegan a Norteamérica se incorporan a esta sociedad adaptando sus valores, normas y prácticas. Sin embargo, en el caso de los dominicanos y otros inmigrantes no europeos, su incorporación a la nueva sociedad no representa la adaptación a una nueva cultura (la americana) y el olvido de la cultura traída del país de origen (dominicana) como la proponen las teorías de asimilación. En lugar de ello, la incorporación de estos inmigrantes modernos se desarrolla en medio de una multiplicidad de lealtades e identidades reconstruidas en las cuales la cultura americana y la dominicana son reformuladas”.

 

Ramona Hernández, al tratar el interesante tema del sentimiento antiinmigratorio norteamericano, expresa –y se refiere también a los dominicanos– que “los inmigrantes, sin embargo, no se han quedado pasivos en el debate. Cientos de miles se han vuelto activos y se han resistido a cualquier propuesta que no tome en cuenta una amnistía para aquellos que están indocumentados. El sentimiento antiinmigratorio ha continuado y aumentado repentinamente en muchas partes del país. Los inmigrantes, por su parte, han respondido con un aumento de su nivel de resistencia, extendiéndose a todos los estados donde existe una gran población de inmigrantes, y con más organización y estrategia para manifestar sus preocupaciones. Los inmigrantes han llevado sus protestas a la calle y han llamado a otros a unirse a su causa. La resistencia ha llevado a la organización de varias marchas y huelgas desde 2006, que han involucrado a cientos de miles de personas”.

 

Y, finalmente, quien suscribe cita a Duany (para colocar la verdad fuera) cuando expresa la solidez de la dominicanidad fuera de la isla: “Duany concluye en que la diáspora dominicana de Nueva York desveló una verdad que tal vez derrumba prejuicios instalados en el imaginario colectivo de quienes residen en la isla: la comunidad dominicana de esa ciudad es un grupo persistentemente ético y no asimilacionista. Más que otros grupos latinos, los dominicanos producen su país imaginado, reproduciendo su vida en la isla en los espacios donde están demográficamente segmentados en la ciudad de Nueva York”.

 

Así se expresa su solidez.

Artículos de esta revista

Global es una publicación de la Fundación Global Democracia y Desarrollo y su Editorial Funglode. Es una revista bimestral de naturaleza multidisciplinaria, que canaliza las reflexiones sociales y culturales, acorde con el pensamiento y la realidad actual, elevando de este modo la calidad del debate.

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